La ayuda a domicilio que se convierte en una más de la familia

La ayuda a domicilio que se convierte en una más de la familia

A veces, la voluntad de los cuidadores es insuficiente y requieren alguna mano más para mejorar su calidad de vida y la de sus familiares dependientes.

ALICIA AMATE – ALMERÍA

Una persona dependiente lo es durante las 24 horas del día. Tareas tan esenciales como la higiene diaria, la alimentación o el mantenimiento del hogar requieren para este colectivo de un punto de apoyo que, habitualmente, tiene forma de familiares (parejas, hijos, nietos…) que, de algún modo, acaban entregando gran parte de su tiempo de manera altruista en aras de lograr esa ansiada ‘normalidad’ en el día a día que todos merecen. Sin embargo, hay ocasiones en que toda ayuda es poca.

Rosa María Martínez es una de esas hijas y cuidadoras. Su padre, Antonio, tiene 78 años y desde antes de los 60 sufre las consecuencias de un ictus que le afectó a la movilidad y el habla, aunque no al sentido del humor ni el gusto por los churros y el buen jamón. «El primer día casi no me hablaba», narra María del Carmen (Mara para los amigos), la mujer que hace tres años entró en esta familia para ser una más y hacer que las vidas de todos fueran lo más ‘normales’ posible. «Vengo varias veces en semana, ayudo a levantarlo de la cama, con el aseo, la medicación y lo que haya que hacer. Luego, nos vamos a la calle, que Antonio es muy callejero», cuenta sonriente (siempre) esta mujer para quien ayudar a los demás es más que un trabajo. «Lo disfruto y me gusta», asegura.

Pero va a casa de Antonio solamente para ayudarle a él sino que esas horas que dedica a atenderle sirven a sus dos hijas -ambas madres y trabajadoras- para dedicar su tiempo a otros asuntos. No en vano, este es uno de los objetivos del Plan de Emergencia de Asistencia Domiciliaria de Verdiblanca, entidad para la que trabaja María del Carmen y de la que Antonio forma parte desde hace años. «Es un programa de carácter asistencial, preventivo y también formativo, ya que atiende a personas antes de que extremen su situación en riesgo de exclusión social y procura una mejora de la calidad de vida de sus cuidadores», explican desde la asociación de personas con discapacidad Verdiblanca al respecto.

Actualmente, nueve personas reciben este servicio en Almería por parte de la organización que se ha marcado como objetivo con este plan fomentar la autonomía personal pero también favorecer que la familia y las redes de apoyo se complementen. De hecho, recuerdan desde la asociación que sin este programa, estas familias no dispondrían de este apoyo «personal, doméstico, psicosocial, educativo y técnico» que, a veces, es necesario para las tareas más cotidianas. «Viene a casa para ayudarme con lo que yo no puedo desde que me operaron de la mano hace once años», narra Francisca Felices, vecina de Almería de 79 años que comparte vivienda con su marido, José Manuel Plaza, también con una discapacidad física, y su hijo, que sufrió una lesión cerebral al nacer. De hecho, su contacto con Verdiblanca comenzó por este hijo nacido hace 43 años, cuando aún «no se sabía trabajar con él».

Este programa asistencial de continuidad de Verdiblanca se inició hace ya cinco años y pretende mantenerse en el tiempo. De hecho, durante el pasado 2018 contó con la financiación de la Consejería de Igualdad y Políticas Sociales de la Junta de Andalucía a través de la línea de subvenciones institucionales.

www.ideal.es/almeria/almeria/ayuda-domicilio-convierte-20190128233901-ntvo.html



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