Inteligencia Artificial, una ¿amenaza? en la enseñanza tradicional que progresa adecuadamente.

Inteligencia Artificial, una ¿amenaza? en la enseñanza tradicional que progresa adecuadamente.

La irrupción de los modelos de aprendizaje automático como ChatGPT obliga a replantear la manera de abordar los trabajos en clase.

2024. ABC

J. Vallés

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La llegada de la Lomce (Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa), modificó, en 2014, algunos aspectos de la Ley Orgánica de Educación en España. Ya venía ocurriendo pero, desde entonces, los trabajos en clase se han convertido en una de las actividades de aprendizaje recurrentes en las que muchos docentes se apoyan para mejorar las competencias de sus alumnos. Este modelo de enseñanza ha favorecido en muchos aspectos la autonomía de los jóvenes. Pero, ahora, con la irrupción de las herramientas de Inteligencia Artificial (IA) generativas, los centros educativos se enfrentan a grandes retos; entre ellos, al dilema de si evitar que el ‘copia y pega’ sea una práctica habitual.

Momento dulce

Esta situación, de hecho, ha ido a mayores en el último año. La tecnología de vanguardia vive su momento dulce desde que la liberación del servicio conversacional ChatGPT, desarrollado por OpenAI, en noviembre de 2023, cautivara a la sociedad por sus capacidades e increíbles resultados. La IA ha avanzado rápidamente y, como era de esperar, ya está haciéndose un hueco en las aulas. Por la versatilidad ofrecida en un área tan exigente como la educación, los chatbots presumen de llevar en su mochila un sinfín de ventajas. Algunas son evidentes, como personalizar el aprendizaje de cada alumno, aunque otras características, sin embargo, aterran a los docentes, como es el uso descontrolado de los ‘chatbots’ para la elaboración de respuestas rápidas de los deberes.

«La IA está impactando en los centros porque está impactando a toda la sociedad. La educación se ve afectada porque es una tendencia que nos sacude a todos. Y encontramos que es una herramienta que nos plantea muchas posibilidades, pero también retos, tales como el uso ético de las herramientas, y no sólo de las generativas. Nos propone el desafío de la transparencia algorítmica y el no fomentar los sesgos. Y nos pone de manifiesto el proceso de aprendizaje sobre el alumno», señala Emiliano Blasco, vicerrector de Planificación Estratégica y Cultura Digital de la Universidad CEU San Pablo.

Los expertos consultados creen que los docentes pueden, sin duda, beneficiarse del uso de este tipo de servicios porque, entre otros aspectos, podrán dedicarle más tiempo al alumnado al eliminar parte de la burocracia propia de las clases. «Nos puede llevar a fomentar una acción tutorial de seguimiento académico de cada estudiante más personalizada», sostiene Blasco.

Ya existen proyectos educativos en los que se utilizan estas herramientas para obtener una estimación acerca del progreso del alumno a lo largo del curso o analizar patrones de conducta a la hora de reforzar determinados aspectos de su aprendizaje. Los docentes recalcan que, gracias a la IA, pueden ser capaces de adaptarse al ritmo de cada escolar. Entre otras de las posibilidades que ofrece, está el hecho de identificar de manera temprana las dificultades de algunos alumnos a la hora de aprender.

La optimización de diversos recursos multimedia es otra de las muchas facultades de la IA generativa. Gracias a otros servicios, como en los casos de BeautifulAI, SlidesAI o Chatmind, se pueden hacer presentaciones modernas y visualmente atractivas que resulten útiles a la hora de desarrollar los conceptos claves explicados durante las clases.

También es técnicamente posible la creación de vídeos divulgativos mediante el empleo de un lenguaje natural en los que aparezcan avatares (reales o inventados) que impartan clases de refuerzo. Servicios como Fliki, Synthesia, HeyGen o D-ID cuentan con funciones que lo hacen accesible para todos. Además del material didáctico, los docentes también pueden emplear herramientas del tipo ChatGPT o Microsoft Copilot como asistentes personales a la hora de preparar una materia o diseñar las preguntas de los exámenes.

Los profesores, en línea con estos nuevos tiempos han introducido dinámicas de ‘gamificación’ en sus clases. El objetivo es mejorar la atención del alumnado y potenciar el esfuerzo a través de recompensas. Ante esa manera de enseñar, la IA también puede ponerse manos a la obra con algunas herramientas ya disponibles como Thinkster, que permite programar ejercicios de matemáticas. El camino que persiguen los centros es encontrar un sistema de evaluación más eficiente y mejorar el desempeño individual de cada estudiante. Y con estas herramientas, recalcan los expertos, pueden trabajar la retroalimentación sobre los ejercicios.

No obstante, la llegada de la IA puede derivar en una excesiva delegación de funciones del profesorado o una preocupante simplificación de los conocimientos. A pesar del asombro que ha despertado entre los usuarios en los últimos años, Fernando Checa, experto en marketing digital de la universidad Unir y consultor de estrategias digitales en Schoolmarket, se muestra crítico con esta tecnología. A su juicio, los centros educativos se van a enfrentar a partir de ahora que estas herramientas generativas sean utilizadas para elaborar las tareas de clase. «El alumno tiene que conocer y estructurar un discurso. La contrapartida es que se pueda comprobar que una respuesta de un trabajo ha sido realizada por una máquina, pero hoy por hoy no tenemos esas herramientas en los colegios», asegura.

Replanteamiento total

Este experto va incluso más allá y cree que la IA va a provocar que se haga un replanteamiento total del sistema de enseñanza actual: «O prohibimos el uso de ChatGPT o lo hacemos con los trabajos». Por el momento, son pocos los colegios que han incorporado servicios generativos en su sistema de enseñanza: una encuesta de la Unesco a 450 centros ha revelado que menos del 10% han elaborado directrices sobre la utilización de estos desarrollos tecnológicos.

Desde los centros educativos ya tienen bien aprendida la lección porque, a lo largo de los últimos años, han venido analizando otras revoluciones tecnológicas emergentes como el auge de las redes sociales. A pesar de ello, apuran el tiempo a la hora de definir un protocolo de implementación de esta tecnología. El objetivo, explican los expertos, es concienciar a las nuevas generaciones que mediante la IA generativa se puede obtener una respuesta rápida, pero no siempre es verdadera. «Tenemos que hacer un ejercicio de expansión de la cultura digital en el que el usuario de cualquier nivel sea consciente de la realidad a la que se enfrenta», añade Blasco, al tiempo que defiende «un uso transparente» de la tecnología y la necesidad de integrarla en la enseñanza «poco a poco, para que el alumno esté preparado». Ambos expertos coinciden en que la labor de los centros escolares es adaptarse a los nuevos cambios pero, a su vez, asegurarse que los alumnos dominan las competencias básicas para el futuro.

Espíritu crítico

A pesar de sus ventajas, el miedo a limitar el espíritu crítico de los jóvenes es otro de los posibles riesgos del uso de la Inteligencia Artificial en los centros educativos. En un mundo en el que TikTok o Twitch han instaurado un nuevo modelo de entretenimiento audiovisual (y de qué manera), la presencia de algoritmos sintéticos en el aula puede generar una enorme dependencia de la tecnología, algo que puede reducir su capacidad de razonamiento. Eso se suma a otro de los temores habituales en el sector: la hipótesis futura de la eliminación de la figura del profesor.

En cualquier caso, que la IA no se va a frenar, ya que es una industria que está creciendo y se va a quedar como un nuevo estándar. «El problema -puntualiza Fernando Checa- es que quizás no podamos adelantarnos a una serie de problemas como los que ya nos han ocurrido con las redes sociales. Ahora es el momento de ponernos en la parte de qué situaciones negativas podemos tener. Si al problema que tenemos ahora con los alumnos no le ponemos filtros y barreras, imagínate lo que puede ocurrir dentro de quince años». Su mensaje es claro: «El estudiante tiene que aprender cosas, y aprender cosas no es utilizar una máquina. Porque podemos acabar con la educación».

En todo caso, la actualidad se encarga de aportar buenas noticias relacionadas con la IA y la educación, como se demostró, el 1 de febrero, en el 4º Encuentro de Innovación en Orientación Educativa (‘Oportunidades y desafíos de la IA en la orientación académica y profesional’), en el que la Universidad Pontificia Comillas analizó el papel de la IA en la orientación académico-profesional y presentó la plataforma ‘Orión Mi espacio vocacional’, que facilita a colegios, alumnos y familias orientar de forma personalizada a los jóvenes estudiantes.