08 Jun Instagram, la peor red para la salud mental de los adolescentes
Un estudio británico le da la peor nota por su capacidad para generar ansiedad entre los jóvenes.
JAVIER SALAS
Las redes sociales más populares son fuente de innumerables beneficios y ventajas para sus usuarios, pero también generan efectos secundarios poco saludables. Un nuevo estudio, realizado entre jóvenes británicos, se centra en un problema muy particular: el bienestar y la salud mental de los usuarios de estas aplicaciones. Según este trabajo, Instagram podría terminar siendo la más nociva entre los adolescentes, por su impacto en la salud psicológica de este grupo de edad más vulnerable. Por detrás, aunque con notas también negativas, estarían Snapchat, Facebook y Twitter. La única red analizada con valoración positiva es YouTube, el portal de vídeos del gigante Alphabet.
«Los jóvenes que pasan más de dos horas al día en redes sociales como Facebook, Twitter o Instagram son más propensos a sufrir problemas de salud mental, sobre todo angustia y síntomas de ansiedad y depresión», recogen en el estudio, realizado por la Royal Society of Public Health y la Universidad de Cambridge. Para analizar el posible impacto en la juventud británica, los especialistas estudiaron las actitudes hacia estas redes en 1.500 británicos de entre 14 y 24 años. España es el país con mayor penetración de redes sociales y de telefonía móvil de la Unión Europea.
Se valoraron 14 factores, tanto positivos como negativos, en los que estas aplicaciones impactan en la vida de este grupo de edad en el que su personalidad aún está en formación. Instagram suspendió en siete de estos aspectos: notablemente, los jóvenes reconocían que esta app para compartir fotografías afecta muy negativamente en su autoestima (imagen corporal), en sus horas de sueño (asociado a múltiples problemas que se derivan de dormir poco) y en su miedo a quedarse fuera de eventos sociales (conocido por las siglas en inglés FoMO). Además, consideran que fomenta el ciberacoso, que les genera ansiedad y, en menor medida, síntomas depresivos y sensación de soledad.
«Instagram logra fácilmente que las niñas y mujeres se sientan como si sus cuerpos no fueran lo suficientemente buenos mientras la gente agrega filtros y edita sus imágenes para que parezcan perfectas», asegura uno de los jóvenes estudiados. «El ciberacoso anónimo a través de Twitter sobre temas personales me ha llevado a autolesionarme y a tener miedo de ir a la escuela. El acoso en Instagram me ha llevado a intentar suicidarse y también a lesionarme. Las dos me hicieron experimentar episodios depresivos y ansiedad», confiesa un menor de 16 años que participó en el estudio.
Snapchat obtiene unas notas casi tan negativas como Instagram, aunque es más perjudicial para las horas de sueño y para la ansiedad social que genera perderse eventos sociales. En el ranking negativo le sigue Facebook, que es la red más propicia para el ciberacoso, según el estudio. Twitter mejora levemente las notas de las anteriores y casi compensa sus efectos negativos con sus aportaciones positivas. YouTube, finalmente, logra el aprobado gracias a que sus efectos tóxicos son más escasos, según la encuesta, salvo en el caso de las horas de sueño: este portal para ver vídeos es el que menos deja dormir a los jóvenes.
No todo es malo en estas redes: los aspectos más positivos en los que destacaron estas apps fueron la capacidad de tomar conciencia (sobre todo en YouTube), de expresarse y encontrar una identidad propia (Instagram) y de crear comunidad y de dar con apoyo emocional (Facebook).
«Ser un adolescente es ya suficientemente difícil, pero las presiones a las que se enfrentan online los jóvenes son sin duda únicas para esta generación digital. Es de vital importancia que intervengamos poniendo medidas preventivas», aseguran las autoras del estudio. El informe propone algunas de estas medidas, como que los usuarios reciban una notificación de la propia aplicación avisándoles del exceso de uso, que la red advierta cuando una foto está manipulada o que se realicen campañas de formación sobre estos riesgos en el ámbito escolar.
tecnologia.elpais.com/tecnologia/2017/05/19/actualidad/1495189858_566160.html