04 Nov Hermanos pequeños que lograron cosas increíbles mientras los mayores miraban
La ciencia da a los primogénitos la superioridad intelectual, pero aquí viene la historia para reivindicar al benjamín
MIGUEL ÁNGEL BARGUEÑO
Si vestir durante la infancia ropa heredada del primogénito no es suficientemente traumático, ahora llega este estudio, recogido por Materia, que afirma que los hermanos pequeños son menos inteligentes que los mayores. En realidad, el informe de la Universidad de Leipzig (Alemania) lo plantea al revés —los hermanos mayores tienden a mostrar mayor inteligencia—, pero pongámonos por una vez en los zapatos (usados) de los benjamines. Es más, según hemos sabido gracias a este revelador artículo, el intelecto se revela menor a medida que se desciende por la línea fraternal. ¿Es usted el pequeño de cinco hermanos? Tranquilo: siga leyendo.
Entonces, ¿todos los lumbreras de la historia han sido hermanos mayores? Por supuesto que no. Hay incontables genios, cuya inteligencia nadie pone en duda, que han sido segundones en su familia, algunos, incluso, benjamines de una larga estirpe. Son las excepciones de la regla de la ciencia. Es ahora cuando usted, sufrido hermano pequeño, tiene todo el derecho de pensar: “Si ellos pudieron, ¿por qué yo no?”. Y, desde luego, nadie se lo podrá discutir. Cuando le restrieguen, vía correo electrónico o Facebook, las conclusiones del estudio de Leipzig, simplemente responda citando a alguno de estos cerebritos.
Johann Sebastian Bach (1685 – 1750). Todas aquellas enrevesadas partituras de clavicordio salieron de la mente del menor de ocho hermanos. El mayor, Johann Christoph, que le sacaba 14 años, se quedó en triste organista de pueblo. Johann Sebastian, en cambio, es quizá el máximo exponente de la denominada inteligencia musical: el maestro del barroco no solo compuso un aluvión de obras (1.128 catalogadas), sino que tocaba el órgano, el clavecín, el violín, la viola y fue maestro cantor. Influyó en prácticamente todos los compositores posteriores, de Mozart a Mahler. Bach, además, vivió en Leipzig, así que los investigadores de su universidad, responsables del estudio, deberían saber de su agudeza.
Thomas Alva Edison (1847 – 1931). El inventor entre los inventores registró 1.093 patentes en Estados Unidos. De su bien amueblada cabeza nacieron artilugios como la lámpara incandescente (la bombilla), el fonógrafo y una de las primeras cámaras de cine. También el transmisor de carbón, que mejoró notablemente la calidad de las transmisiones telefónicas. A los 30 años ya era una celebridad. ¿Qué posición ocupaba este genio en su árbol genealógico? Era el menor de siete hermanos.
Marie Curie (1867 – 1934). ¿Le suenan elementos de la tabla periódica como el polonio y el radio? Los aisló esta científica nacida en Polonia y residente en Francia, que además realizó esenciales descubrimientos en el campo de la radiactividad. Recibió el premio Nobel de Física en 1903 y el Nobel de Química en 1911, la primera persona en obtener dos de estos galardones. Fue también la primera mujer que impartió clases en la Universidad de la Sorbona. Pues bien, hete aquí que Marie Curie era la menor de cinco hermanos. No parece que ello le supusiera un lastre intelectual.
Charles Darwin (1809 – 1882). Resulta significativo que quien postuló la teoría de la evolución de las especies no fue un primogénito sabiondo sino el quinto de seis hermanos. El autor de El origen de las especies (1859) ingresó en la Universidad de Edimburgo con 16 años, lo que prueba que su talento era, además, precoz (aunque abandonó pronto los estudios para ponerse a analizar bichitos, su pasión). Sus teorías han pasado a la historia como darwinismo, inmortalizando su apellido. Se le considera el padre de la biología moderna.
Dalai Lama (1935). Al margen de su posición como líder espiritual del Tíbet, el XIV Dalai Lama (Tenzin Gyatso) es un referente mundial de la paz. En 1989 recibió el premio Nobel por su contribución en ese sentido (honor que culminaría con la canción que Mecano le dedicó dos años después). La sabiduría y el genio de este hombre están fuera de toda duda, a pesar de que procede de una familia de 16 hermanos de los que solo sobrevivieron siete a una infancia dura, entre los cuales hay dos mayores que él.
Leo Messi (1987). Sí, un futbolista. A tenor de los epítetos que le dedican los periodistas deportivos, estamos ante una de las mentes más privilegiadas del planeta. Y es el menor de tres hermanos, todos varones. El año pasado, un análisis publicado en El País por el neuropsicólogo Juan Forns lo describía como alguien con “múltiples capacidades cognitivas combinadas: planificación, coordinación, secuenciación, flexibilidad, e incluso anticipación a los movimientos del rival”. En palabras coloquiales, es más listo que el hambre.
René Descartes (1596 – 1650). Filósofo, científico, matemático… y todo ello a pesar de ser el menor de tres hermanos. Refresquemos la memoria con lo que aprendimos en BUP: considerado por muchos el precursor de la filosofía moderna y la geometría analítica (¿recuerda aquello de las coordenadas cartesianas?), Descartes es aquel que dijo: “Pienso, luego existo”. Su gran contribución fue el método cartesiano, que consistía en cuatro reglas, entre ellas la de no admitir nada como verdadero a menos que sea evidente, o la de resolver un problema analizando cada una de sus partes. Vamos, que no tenía un pelo de tonto.
Madre Teresa (1910 – 1997). De acuerdo, la bondad por sí misma no es sinónimo de riqueza intelectual, pero desde luego hace falta algo más que un gran corazón para conseguir lo que logró esta monja nacida en Macedonia de origen albanés, la menor de una familia de tres hermanos. Empezó enseñando a leer a los niños pobres de la India y terminó fundando una orden religiosa presente en 133 países, recibiendo el Nobel de la Paz (1979), reconocimientos de prácticamente todos los organismos internacionales y, por último, la beatificación por parte de Juan Pablo II.
Michael Jackson (1958 – 2009). El mundo lo recuerda por muchas cosas: el Rey del Pop (como gustaba de llamarse a sí mismo), el inventor del baile moonwalk y, también, como el benjamín de los Jackson 5. ¿Y quién era el alma de este inolvidable grupo? El pequeño Michael, que con 14 años consiguió su primer número uno en solitario (Ben). Además de excepcional cantante, era un increíble bailarín y un avispado hombre de negocios que aprendió desde una temprana edad a manejarse en la voraz industria del espectáculo. En total, MJ tenía nueve hermanos (de los cuales él era el número siete), ninguno con su talento. Ni siquiera La Toya.
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