06 Mar Finlandia pagó 560 euros al mes durante dos años a parados. Esto es lo que sucedió
Termina el mayor experimento de renta básica universal. Y los resultados permiten entender muchas cosas.
LAURA PADDISON – HUFFPOST US
La vida de Tuomas Muraja dio un giro inesperado a finales de 2016. En la carta que le había llegado ponía que iba a recibir 560 euros mensuales del gobierno finés, sin ninguna condición, durante dos años.
«En realidad fue como ganar la lotería», comenta Muraja, que fue una de las 2000 personas seleccionadas al azar de una bolsa de 175.000 fineses desempleados de entre 25 y 58 años, para formar parte de uno de los ensayos más destacados del mundo sobre la implantación de la renta básica universal.
Desde que perdió su trabajo de periodista en 2013, no ha sido tarea fácil para Muraja encontrar un empleo estable. Cada mes sufría para reunir los aproximadamente 2000 euros que necesitaba para pagar el alquiler mediante pequeños encargos de escritura, que llegaban de forma esporádica y solían abonarse con retraso. La renta básica del Gobierno le daba libertad. Podía quedarse el dinero, aunque encontrara trabajo, y no estaba obligado a vérselas con la constrictiva burocracia del complejo sistema de bienestar finés.
«Cuando te sientes libre eres creativo, y cuando eres creativo, eres productivo, y eso ayuda a toda la sociedad», explica Muraja, que ha escrito un libro sobre su experiencia en este experimento.
El ensayo que hizo Finlandia para la implantación de la renta básica universal, que costó unos 20 millones de euros, fue diseñado y administrado por la agencia de seguridad social del país, Kela. El proyecto fue diseñado para ayudar al país a evaluar la cambiante naturaleza del empleo (teniendo en cuenta el 8% de paro por entonces) y facilitar la reintegración al mercado laboral.
El ensayo terminó en diciembre de 2018. Aunque las conclusiones no estarán disponibles hasta 2020, los resultados preliminares fueron desvelados el pasado viernes 8 de febrero.
En lo referente al empleo, los ingresos del país no mostraron una variación significativa en 2017, el primer año del ensayo.
Los verdaderos beneficios hasta ahora se han producido en términos de salud y bienestar. Los 2000 participantes fueron encuestados junto con un grupo de control de otras 5000 personas. En comparación con el grupo de control, las personas que recibieron la renta básica universal mostraron «claramente menos problemas de salud, estrés, humor y concentración», asegura Minna Ylikännö, jefa de investigación de Kela. Asimismo, los beneficiarios de esta renta mostraron más confianza en su futuro y en su capacidad de moldearlo.
«El estrés y los problemas financieros constantes durante largos periodos resultan insoportables. Cuando les damos dinero a estas personas una vez al mes, saben que lo van a recibir», comenta Ylikännö. «Solo son 560 euros al mes, pero te dan confianza, y tener confianza en el futuro es un aspecto fundamental a la hora de sentirte bien».
Consciente de que este experimento está en el punto de mira internacional, Olli Kangas, director científico del proyecto y profesor en la Universidad de Turku (Finlandia), espera que no desestimen este ensayo por su influencia preliminar en los datos de empleo. «La verdad completa es mucho más compleja, hacen falta muchos más estudios e investigaciones para descubrirla», defiende Kangas.
La renta básica universal es una idea que lleva siglos planteándose por el mundo. Aunque ha acabado tomando significados muy distintos, en su acepción más esencial, una renta básica universal es aquella que se da a todo el mundo, independientemente de su patrimonio, sus ingresos o su situación laboral, sin ninguna condición.
Esta idea tiene defensores a ambos lados del espectro político. Desde la izquierda se afirma que ayudaría a terminar con la pobreza, a redistribuir la riqueza y a reducir el temor a que un puesto de trabajo sea automatizado. Desde la derecha, la renta básica universal se ve como un modo atractivo de simplificar los complejos sistemas de las prestaciones sociales y recortar el tamaño del Gobierno.
Algunos multimillonarios de la industria tecnológica, como Mark Zuckerberg y Elon Musk, han apoyado la idea, irritados por su propia riqueza extrema. También ha captado la atención de la congresista demócrata estadounidense Alexandria Ocasio-Cortez, que ha sacado el tema de la renta básica universal como parte del Green New Deal, un conjunto de propuestas políticas para abordar el cambio climático y reducir las desigualdades.
Sin embargo, también se trata de un plan controvertido. Para empezar, su coste. La periodista Annie Lowrey, autora de un libro sobre la renta básica universal, estima que una renta básica de 1000 dólares costaría a Estados Unidos unos 3900 millones de dólares al año. Otros detractores consideran que la renta básica universal sería un carísimo dinero que se daría a cambio de nada y que desalentaría el empleo y fomentaría la holgazanería.
Estos tópicos tan extendidos sobre la holgazanería no tienen ningún sustento, según Tanja Kauhanen (31 años), otra de las beneficiarias del ensayo finés. Aunque hasta ahora los resultados no han mostrado una mejoría en el desempleo, esta joven piensa que es útil para las personas con problemas. «Piénsalo. Es un aliciente encontrar trabajo enseguida, aunque el sueldo sea bajo».
Kauhanen utilizó el dinero (y el tiempo libre de no tener que solicitar ayudas en las diversas agencias de la seguridad social) para empezar en un empleo de telemarketing. El sueldo era bajo, pero sumado a la renta básica universal, mejoró drásticamente su calidad de vida. Le ayudó a resolver sus problemas económicos tras años de buscar el pan, el queso y la leche más baratos de las tiendas. «Pude permitirme cenar normal en un restaurante sin pensar: vale, ahora voy a tener que comer fideos durante el resto del mes», recuerda.
El final del ensayo fue un palo para todos los beneficiarios: «Tenemos un buen problema ahora, sinceramente, porque ¿cómo estarías tú si tus ingresos se redujeran 600 euros?».
Kauhanen sigue teniendo el trabajo de telemarketing, pero ya está empezando a contraer deudas y está buscando desesperadamente un empleo mejor pagado.
El final de este ensayo también fue un duro golpe para quienes pensaban y deseaban que el proyecto se prolongara y se extendiera a más gente. Los políticos «perdieron la oportunidad de su vida para realizar la clase de ensayo que los expertos fineses en políticas sociales llevan décadas estudiando», lamenta Antti Jauhiainen, uno de los directores del laboratorio de ideas Parecon Finland.
Jauhiainen señala que el Gobierno no apoyó el experimento en ningún momento, ya que «al mismo tiempo, estaba presionando para terminar con las ayudas existentes y para añadir más vigilancia y control sobre los desempleados». El Gobierno finés ha introducido recientemente un «modelo de activación» que requiere que los desempleados realicen un mínimo de cursos de formación o de labores para optar a las ayudas completas.
El anuncio de que Finlandia no tiene planes de prolongar los ensayos de la renta mínima universal llegó poco después de la cancelación de otro ensayo en Ontario (Canadá). En ese experimento, iniciado en abril de 2017, formaban parte 4000 ciudadanos de rentas bajas que recibían hasta 13.000 dólares anuales si vivían solos o 18.000 dólares anuales si vivían en pareja, aunque cada dólar ganado les descontaba 50 centavos de las ayudas.
El programa fue suprimido en 2018 tras la elección del derechista Doug Ford, actual primer ministro de Ontario. El Gobierno aludió al «extraordinario coste para los contribuyentes de Ontario». En marzo, todos estos pagos se interrumpirán.
No obstante, todavía existen experimentos en marcha. Por ejemplo, hay un programa en Kenia dirigido por la organización benéfica GiveDirectly que lleva desde 2016 concediendo rentas sin condiciones a más de 21.000 personas de poblados de todo el país mediante un proyecto que está pensado para durar 12 años. Los resultados iniciales muestran una mejoría del bienestar de los participantes.
Hay más ensayos en el horizonte. En Estados Unidos, está a punto de comenzar uno en Stockton (California), que concederá 500 dólares mensuales a 100 familias de rentas bajas. En Oakland (California), el centro tecnológico Y Combinator planea iniciar otro ensayo a través del cual 1000 personas recibirán 1000 dólares al mes sin condiciones durante tres años. En India, el principal partido de la oposición promete introducir la renta básica universal para los más desfavorecidos del país.
Como idea política, la renta básica universal no está muerta todavía. «Que la renta básica universal se considere factible dependerá, por supuesto, de los resultados de esta clase de experimentos y de la situación política», comenta Matt Bruenig, del People’s Policy Project. «Es importante recordar que en Estados Unidos ya hay un programa de rentas en marcha desde hace 40 años, el Alaska Permanent Fund Dividend, de modo que no es algo tan hipotético como piensan algunas personas». Alaska concede a todos sus habitantes un bonus anual sin condiciones de entre 1000 y 3000 dólares.
Finlandia se está preparando para las elecciones que tendrán lugar dentro de dos meses y algunas personas esperan que la renta básica universal vuelva a ponerse sobre la mesa. Kauhanen es una de esas personas: «Me encantó la experiencia y desearía que fuera para todos los habitantes de Finlandia. Sé que es caro, pero en una escala más pequeña, creo que sería justo lo que necesitamos, porque ahora mismo en Finlandia los pobres se están quedando aislados».
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