Familia con hijos con Síndrome de Down tienen menos estrés que las que tienen hijos con otra discapacidad

Familia con hijos con Síndrome de Down tienen menos estrés que las que tienen hijos con otra discapacidad

Según ‘La adaptación de las familias de niños con síndrome de Down desde el modelo Doble ABCX’, tesis de la doctora por la Universidad de Salamanca, Eva Rubio, quien ha presentado sus resultados en ell IV Congreso Iberoamericano sobre el Síndrome de Down

EUROPA PRESS – MADRID

El Congreso, que se ha celebrado la pasada semana en Salamanca, cuenta con la colaboración de Fundación ONCE, de Divina Pastora Seguros y de la Secretaría General Iberoamericana.

Tal y como asegura Rubio, «la familia es una de las fuentes más importantes de apoyo y adaptabilidad» y, además, aquellas «que no tienen a sus hijos escolarizados son más felices». «El contacto con personas con discapacidad nos favorece a la hora de aceptarlo y las familias que más se adaptan son las que tienen bajo estrés parental», destaca.

Durante el Congreso también se han presentado otros dos estudios. El primero, piloto y de la Universidad de Barcelona, trata sobre las necesidades de apoyo de familias de personas con síndrome de Down en Brasil, mientras que el segundo, de la Universidad Pontificia de Comillas, trata sobre adopción y acogimiento de niños y niñas con discapacidad intelectual.

ENVEJECIMIENTO ACTIVO

Por otra parte, expertos han ensalzado el papel de la familia de las personas con síndrome de Down en la mesa redonda ‘Familia y Discapacidad: cambiar la familia para cambiar la vida de la persona con síndrome de Down’. En el encuentro todos han hecho hincapié en «una vida adulta lo más autónoma e independiente posible».

De igual modo, el representante de la Escuela de Familias y Discapacidad de Fundación Mapfre, Gonzalo Berzosa, ha apostado por el envejecimiento activo, al que califica de «fenómeno nuevo pero invisibilizado», como garantía de bienestar personal y de inclusión social. Tal y como ha subrayado, «la garantía de vivir con autonomía va a depender de la capacidad de aceptar los cambios que conlleva la nueva situación personal, familiar y social del envejecimiento» porque, en su opinión, la adaptación al cambio es factor protector del funcionamiento físico, cognitivo y emocional que demanda la autonomía personal y la inclusión social.

«Envejecer es un proceso individual, pero envejecer bien es un proceso social», ha indicado Berzosa, que pide «una sociedad más cohesiva que integre las diferencias» y «que no vea la diversidad como una amenaza», así como «que supere la segregación y la integración» y que «promueva la inclusión», ya que ésta favorece las posibilidades, oportunidades y recursos.

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