16 Dic Estos alimentos incrementan el riesgo de sufrir un segundo infarto o un ictus mortal.
«La probabilidad de morir por cualquier causa también es un 40% mayor».
Laura Moro
Los alimentos ultraprocesados no son beneficiosos para la salud, y aumentan el riesgo de que las personas que padecen enfermedades cardiovasculares sufran un segundo infarto o un ictus mortal, independientemente de que sigan una dieta mediterránea, según un estudio publicado en la revista la Sociedad Europea de Cardiología.
El Departamento de Epidemiología y Prevención del I.R.C.C.S. Neuromed en Pozzilli (Italia) asegura que los análisis de sangre que se han estudiado señalan que aunque las personas sigan una dieta mediterránea, si consumen demasiados ultraprocesados, el riesgo es muy elevado: «Vimos que las personas con un mayor consumo de alimentos ultraprocesados tienen un riesgo dos tercios mayor de sufrir un segundo infarto o accidente cerebrovascular, esta vez letal, en comparación con los participantes que consumen estos alimentos con menos frecuencia. La probabilidad de morir por cualquier causa también es un 40% mayor», asegura Marialaura Bonaccio, la primera autora del estudio, que trabaja en el Departamento de Epidemiología y Prevención.
En este estudio epidemiológico Moli-sani participaron 1.171 personas con enfermedad cardiovascular, a las que se le ha seguido la pista durante más de diez años. Los investigadores se centraron en aquellos ultraprocesados elaborados con sustancias que normalmente no se utilizan a la hora de cocinar, como las proteínas hidrolizadas, maltodextrinas o grasas hidrogenadas, que suelen contener colorantes, conservantes, antioxidantes, agentes antiaglutinantes, potenciadores del sabor y edulcorantes. Las bebidas azucaradas, las comidas precocinadas, las cremas para untar, y otros alimentos que alimentos que a priori pueden parecer inofensivos como los cereales, las galletas saladas y los yogures de frutas, también se consideraron como ultraprocesados.
No se tuvo en cuenta el valor nutricional
Los científicos clasificaron todos los alimentos según el sistema NOVA, que los ordena según el grado de procesamiento, sin tener en cuenta su valor nutricional: «Es importante subrayar que la definición de alimento ultraprocesado no está relacionada con el contenido nutricional, sino más bien con el proceso utilizado para su preparación y almacenamiento. En otras palabras, incluso si un alimento es nutricionalmente equilibrado, podría considerarse ultraprocesado. Claramente, no se trata de un único alimento que se consume ocasionalmente lo que marca la diferencia, sino una dieta que, en su conjunto, contiene demasiados productos procedentes de las estanterías de los supermercados. Se debe preferir siempre una dieta basada en el consumo de productos frescos y mínimamente procesados, como la tradición mediterránea nos ha enseñado durante siglos», explica Bonaccio.
Por otro lado, para Licia Lacoviello, directora del Departamento de Epidemiología y Prevención de Neuromed, este estudio «transmite un mensaje importante: es hora de superar la distinción entre alimentos saludables y no saludables únicamente sobre la base del valor nutricional. Es decir, una persona podría seguir una dieta mediterránea, quizás rica en legumbres o verduras, una dieta saludable diríamos. Pero la simple definición de «mediterráneo» no nos dice «cómo» se prepararon esos alimentos. Las verduras frescas no son lo mismo que las verduras precocinadas y condimentadas, y lo mismo ocurre con muchos otros alimentos. Es un factor a tener en cuenta cada vez más a la hora de asesorar a los ciudadanos sobre una nutrición adecuada. Nuestra propuesta es que el nivel de procesamiento industrial de los alimentos se agregue a las etiquetas frontales de los productos, que hasta ahora solo brindan información nutricional».