18 Abr ‘Esplendorosas y, sin embargo, viejas’, el libro que derriba estereotipos y mitos sobre la vejez.
Su autora considera que estas falsas creencias «devalúan a las viejas».
María Bonilla
La filósofa y escritora Ana Hardisson Rumeu es la autora de Esplendorosas y, sin embargo, viejas, un libro con el que esta tinerfeña realiza un análisis crítico de los estereotipos, mitos y falsas creencias sobre la vejez, en especial de las mujeres viejas, tal y como las describe, que se han creado a lo largo de los siglos raíz de una sociedad patriarcal y machista.
«Estos estereotipos y mitos devalúan a las viejas y dificultan que las mujeres viejas puedan tener una vida satisfactoria y activa, desarrollando proyectos y experimentando vivencias gratificantes sin disimular su edad», indican desde la página web de la Editorial Círculo Rojo.
Ana Hardisson Rumeu nació en Santa Cruz de Tenerife, es licenciada en Filosofía por la Universidad Complutense (Madrid) y doctora en Filosofía por la Universidad de La Laguna (ULL, Tenerife). También ha sido profesora en la ULL y profesora (catedrática) de Secundaria hasta 2007, cuando se jubiló. Su investigación a lo largo de los años se ha centrado en la Ética y el Feminismo, recibiendo en 2005 el premio de investigación del Instituto Canario de la Mujer. Asimismo, desde hace más de cinco décadas ha sido activista feminista.
Este no es el primer libro que publica, ya que en 2006 publicó como coeditora el libro 20 pensadoras del Siglo XX junto a María José Guerra, en el que reunieron una serie de conferencias que se organizó y coordinó para el Ateneo de La Laguna por su centenario. Además, en 2011 publicó Hacia una crítica de la imaginación patriarcal, que estudio la importancia de la imaginación en la ideología patriarcal en la creación de la imagen de la mujer y su contribución a la sumisión femenina.
A día de hoy, Rumeu está centrada en la situación de las mujeres al envejecer, un tema por el que ha mostrado su gran interés con la publicación de este último libro, que se presentó en el Ateneo de Tegueste, en Santa Cruz de Tenerife, el pasado 10 de marzo.
En él, denuncia la «sobrevaloración de la juventud», según recoge la editorial, lo cual deriva en el mito llamado «la juvenilitis», que «proporciona un enorme negocio a las empresas cosméticas, farmacéuticas y a la cirugía estética, por el deseo inducido por la propaganda y la ideología machista de querer parecer jóvenes».
Este mito, relacionado a su vez con aquel que tiene que ver con la belleza de las mujeres, no provoca otra cosa que la «devaluación de la vejez en las mujeres». «Casi nada es como nos lo habían contado. La vejez estaba rodeada de creencias fatalistas acerca de que se trataba de una etapa triste, sin perspectivas de nada de nuevo. Se consideraba que la vejez era una lacra, una desgracia», explicaba a El Periódico de Canarias.
«El canon de belleza es externo a las mujeres y constituye una tiranía y un enorme sufrimiento, sobre todo en las mujeres viejas», es por ello que Rumeu plantea en este nuevo libro la necesidad de una nueva narrativa sobre la imagen de las mujeres viejas, así como la creación de un nuevo canon de belleza que represente fielmente esta etapa de la vida, algo que considera «fundamental», ya que «no pueden expresarse los mismos valores estéticos para las mujeres jóvenes y para las mujeres viejas».
«Las arrugas, la papada, o las canas no tienen por qué ser feas. La belleza es una convención y por eso se puede construir una nueva forma de considerar la belleza de las mujeres viejas», señalaba.
También hace referencia a la ideología puritana y machista que «reprime los deseos sexuales» de las mujeres que se encuentran en esta etapa de la vida, ofreciendo información sobre los beneficios de la práctica sexual en la vejez. En este sentido, destacaba que «la sexualidad en nuestra sociedad ha sido un tabú a cualquier edad», pero sobre todo en lo que se refiere a las personas mayores.
Por último, invitaba a que las mujeres mayores reconozcan y asuman su situación «sin disfraces ni artilugios», aceptando su imagen y aprendiendo a disfrutar de cómo son sin tratar de parecer más jóvenes.