19 Oct España suspende en educación menstrual: «Todo lo que se trata como un tabú crea la mezcla perfecta para la vergüenza o el miedo».
Según un estudio de la UPV y el CSIC,1 de cada 4 mujeres sintió vergüenza o preocupación con la primera regla.
Elena Omedes 29/07/2023
No hace ni un mes que cambiaron las reglas del centenario campeonato de Wimbledon para eliminar la obligatoriedad de que las tenistas usen ropa interior de color blanco. Un reclamo que las mujeres venían haciendo durante años por la ansiedad e inseguridad de tener que jugar un partido con la regla y que, aunque sea solo un pequeño cambio, el hecho de que no se haya tenido en cuenta durante décadas evidencia un asunto todavía intrínseco en la sociedad: los tabúes y estigmas que persisten en el ámbito de la menstruación.
«Ha sido una lucha enconada y parece mentira que todavía estemos así. Ello sin entrar en que a nivel deportivo obviamente tiene un impacto en el rendimiento que tampoco se está teniendo en cuenta a día de hoy. Pero ya solo el hecho de que una persona se tenga que sentir así de vulnerable por vestir de blanco, y que no se haya hecho nada hasta ahora, refleja que se trata de un tema de género y que la menstruación es todavía otra fuente de desigualdad y discriminación«, asevera a 20minutos Sara Sánchez, investigadora del Instituto Ingenio, centro mixto del CSIC y la Universidad Politécnica de Valencia (UPV).
Sánchez lideró recientemente uno de los pocos estudios sobre educación menstrual que se han hecho en España. Tras encuestar a más de 4.000 personas de entre 14 y 80 años, la investigación reveló una educación menstrual «deficiente» que contrasta con los avances sociales de los últimos años. La forma en la cual vivieron su menstruación las mujeres nacidas en los años 50 apenas ha cambiado respecto a las que nacieron ya en los 2000. ¿La causa? Una falta de información y de formación en las escuelas sobre un asunto que suele tratarse únicamente desde el prisma biológico; dejando de lado otros asuntos como la gestión del dolor, la identificación de síntomas de endometriosis y trastornos similares, o la existencia de distintos productos de higiene menstrual.
Emociones negativas en la primera regla
Cuatro fueron las emociones principales que las mujeres encuestadas reconocieron haber sentido durante su primera menstruación: casi una de cada cuatro sintió vergüenza (23%); dos de cada diez experimentaron preocupación; un 16% miedo; y un 15% estrés. Además, más de un tercio (35,7%) no sabía muy bien qué era la regla cuando les bajó por primera vez y un 56,1% no sabía lo suficiente sobre cómo proceder.
Detrás de esos datos hay una carencia de conocimiento, pero también una prevalencia de los estigmas que se han mantenido durante décadas. «Seguramente, si toda la población menstruara, esto se trataría de otra forma. No es algo que se haya tratado como una prioridad hasta ahora. Y luego está el tema del tabú, el relegarlo a un ámbito privado con la excusa del pudor. Pero al final esto es un asunto que afecta a toda la población y, como tal, debe ser tratado a nivel social», defiende Sánchez.
Esa vinculación de la menstruación a emociones negativas pone sobre el papel una forma de actuar que, durante años, ha propiciado que, por ejemplo, las mujeres se presten compresas y tampones a escondidas, como si se fuese «un alijo de drogas». Porque, como señala la investigadora, todo aquello que se trata en forma de tabú «crea la mezcla más adecuada para la vergüenza, el miedo o la burla».
Sin educación menstrual en las escuelas
Pero también responde a una falta de información en la educación formal, en las escuelas. En España no existe una parte del currículo educativo dedicada específicamente a la salud menstrual. El 75% de los encuestados dice que recibió educación sobre la menstruación en la escuela, aunque únicamente como parte de su papel biológico en la reproducción. Sin embargo, apenas el 15% asegura que dio información sobre los productos de higiene menstrual; menos del 5% fue instruido sobre cómo utilizarlos; y apenas el 2% abordó las implicaciones de la regla.
«En general, la primera fuente de información es la madre, seguida, aunque ya de lejos, de las hermanas, amigas, etc. Pero no deja de ser una fuente de información informal, que con toda la buena voluntad que tengamos, no estamos asegurando que esa madre o esa persona haya podido contrastar la información. Entonces, claro, eso puede contribuir a la desinformación y a perpetuar los mitos», explica Sánchez.
Desinformación que, una vez más, multiplica la vergüenza, el estrés o la preocupación en torno a la menstruación. Así lo demuestra el estudio, que refleja que, a más información sobre cómo manejar el sangrado en el momento de la primera regla, menos emociones negativas se experimentan. «Es matemático», subraya Sánchez.
«Hablamos de educar, no solo a las niñas, sino a toda la clase. Cuando se trata un tema con total normalidad, obviamente se reduce el nivel de escarnios y las anécdotas compartidas que tenemos cientos de mujeres de haber sido objeto de burlas por manchar la silla o el pantalón. Ese ‘rebajar el drama’ que daría la educación a toda la población tendría, indudablemente, un impacto positivo», sostiene Sara Sánchez. Aunque asegura que también falta investigación en ese sentido para recopilar más información. «Respuestas que ni siquiera tenemos», incide Sánchez, quien denuncia que «no se investiga, no se legisla, no se educa y, por ende, no se trata».