02 Oct «España es un país muy envejecido pero no es un problema: vivimos más y mejor, lo que supone una gran oportunidad».
La Federación Empresarial de la Dependencia (FED) ha presentado el informe «Radiografía del sector de las residencias para la tercera edad en España» en el que analiza el presente y futuro del sector.
Ana I Martínez
Urge cuidar de los mayores, a pesar de que en la realidad, y tal y como se ha demostrado con el COVID–19, han sido los grandes olvidados. A pesar de ello, administraciones, profesionales, responsables políticos, sanitarios y toda la sociedad en general tienen que «ponerse las pilas» porque las cifras que se nos van a venir encima son demoledoras. Sin embargo, si se actúa a tiempo y de manera correcta, la atención a los mayores podría convertirse en un auténtico éxito.
Así lo demuestra el informe «Radiografía del sector de las residencias para la tercera edad en España», elaborado por la consultora PWC, presentado este jueves por la Federación Empresarial de la Dependencia (FED). El objetivo de este Libro Blanco del sector es describir los factores principales que afectan a la demanda de plazas residenciales para la tercera edad, las características actuales de su oferta y las condiciones de acceso y sostenibilidad del sector, así como la contribución económica y laboral de una industria que genera una actividad económica de más de 4.500 millones de euros al año y que emplea de forma directa a casi un 1% de la población activa en España.
«En general, existe un gran desconocimiento por parte de los sanitarios, políticos y de todo el mundo sobre qué hacemos», ha asegurado el presidente de la FED, Ignacio Fernández-Cid. Sin embargo, a raíz de la pandemia «hemos adquirido una notoriedad que no hemos buscado», ha subrayado.
«Las residencias han sido injustamente tratadas, incluso se las ha criminalizado -ha continuado-. Hemos sido víctimas de un problema sanitario pero como había que buscar un culpable, nosotros fuimos el eslabón más fácil. A las residencias, desde marzo, por parte ya Sanidad, se nos consideró espacios sanitarios y de ahí vino el problema. Pero también se sacó otra disposición: si teníamos un caso positivo, todos los residentes tenían que ser confinados. Y nos faltaron medios, test, o directrices para saber con qué criterio teníamos que hacer el aislamiento».
El responsable ha recordado, durante la presentación del informe, que «las personas mayores que vienen a las residencias son dependientes» por lo que el sector no está preparado para atender casos tan graves como la pandemia recientemente vivida. «Para eso están los hospitales y la sanidad», ha recordado Fernández-Cid. «¿Cómo se puede mantener la distancia mínima de seguridad con personas a las que damos de comer o aseamos? ¿Cómo se atiende a un mayor con deterioro cognitivo si no es capaz de entender que tiene que usar la mascarilla y mantener dicha distancia?», ha preguntado, al mismo tiempo que ha recordado la falta de medios y de profesionales.
Soluciones
Que no se repita todo lo vivido y empezar a construir una buena infraestructura de atención a los mayores es el objetivo de este nuevo documento y más teniendo en cuenta que en España se observa un claro déficit de plazas que irá en aumento si no se aportan las soluciones necesarias.
«Tenemos un país muy envejecido pero no es un problema: vivimos más y mejor. Es una gran oportunidad», ha subrayado en este sentido Fernández-Cid. La esperanza de vida en España se ha incrementado notablemente al mismo tiempo que se ha reducido la natalidad, produciendo un envejecimiento de la población: actualmente, el 19% de la población tiene más de 64 años. A partir de esa edad, la esperanza de vida media es de 22 años, pero solo un 53% de ese tiempo es en condiciones saludables, es decir, vivimos más, pero el aumento de la longevidad tiene asociado un deterioro que requiere de unos cuidados específicos.
De acuerdo a las estimaciones del INE, de continuar esta tendencia, en 2050 pasaremos de 9 a 16 millones de personas mayores de 64 años en España, aproximadamente un tercio de la población, lo que nos situaría como el 4º país más envejecido de la Unión Europea.
«Este reto demográfico constituye un elemento fundamental para garantizar la sostenibilidad social y económica a largo plazo. Y es aquí donde las residencias juegan un papel muy relevante, garantizando un servicio socio-asistencial en la atención a los mayores, ya que más del 80% de los residentes necesitan ayuda en tareas tan cotidianas como vestirse, tomar la medicación, asearse o alimentarse», ha dicho el presidente de la FED.
Toca, por tanto, moverse rápidamente. «El sector está preparado pero necesitamos un entorno favorable. Es lo que demandamos porque la necesidad existe. Como no nos movamos rápidamente, los dependientes pueden fallecer sin recibir la ayuda que necesitan», ha asegurado Fernández-Cid.
Pero las residencias no son la única solución. «En España, en el centro y norte Europa existe un servicio de complejos de apartamentos porque la gente no quiere ir a una residencia porque, no hay que olvidar, que esta decisión la toma el familiar, no el residente», ha recordado. Sin embargo, existen otros mayores que no son dependientes pero sí sufren otra «enfermerdad», la soledad no deseada, ha recordado el presidente de la FED. «Esta es una fórmula que en el extranjero se está desarrollando muy bien y aquí no porque las administraciones no quieren. Así, se deja de dar servicio a mucha gente que lo necesita».
Déficit de plazas
Otro problema al que hacer frente es a la escasez de plazas. La Organización Mundial de la Salud recomienda contar con 5 por cada 100 personas mayores de 64 años para cubrir la demanda de residencias para la tercera edad, tasa que ya cumplen países como Holanda, Suecia, Bélgica, Finlandia, Alemania y Francia; y que España, con una ratio de 4,4 plazas, presenta un déficit de alrededor de 66.000 plazas.
Si ya existe en España un déficit de, aproximadamente, 550 residencias para la tercera edad (de 120 plazas de media), el paulatino envejecimiento de la población y el aumento del índice de dependencia agravará esta situación de tal forma que, basándonos en las estimaciones demográficas del INE y las recomendaciones de la OMS, se necesitarán alrededor de 785.000 plazas residenciales en 2050, el doble de las existentes en 2018.
Según PWC, en 2050, será necesario cubrir aproximadamente 400.000 plazas adicionales, lo que supone la construcción de más de 100 residencias nuevas cada año. «Duplicar la actual cifra de residencias supondría, aproximadamente, una inversión de 35.000 millones de euros y la generación de 150.000 puestos de trabajo adicionales, lo que consideramos un reto factible y razonable pero que requiere de las condiciones necesarias para favorecer la inversión y de ese espíritu de colaboración con la Administración que, históricamente, ha funcionado en nuestro país», ha señalado Fernández-Cid.
Las claves de las residencias de mayores en España
• El sector, con cerca de 5.600 residencias y 381.000 plazas, genera una actividad económica de 4.500 millones de euros al año.
• Cada euro invertido en el sector genera 0,7 euros adicionales en el resto de la economía.
• Alrededor de un 51% de las plazas disponibles son públicas o concertadas, aunque la gestión se delegue finalmente en el sector privado o el Tercer Sector.
• España, con 4,4 plazas por cada 100 mayores, está por debajo de las 5 recomendadas por la OMS, lo que supone un déficit de alrededor de 66.000 plazas.
• En 2050, España necesitará alrededor de 785.000 plazas residenciales, el doble de las existentes en 2018.
• Duplicar la actual cifra de residencias supondría, aproximadamente, una inversión de 35.000 millones de euros y la generación de 150.000 puestos de trabajo adicionales.
• Las residencias para la tercera edad en España, un sector muy atomizado, destinan a gastos de personal 2,2 veces más que la media del sector servicios en proporción a sus ingresos.
• El 91% de los trabajadores que tienen un empleo a tiempo parcial por cuidar a un dependiente son mujeres.