ENVEJECIMIENTO ACTIVO: MÁS HECHOS Y MENOS PALABRAS

ENVEJECIMIENTO ACTIVO: MÁS HECHOS Y MENOS PALABRAS

España es uno de los países más longevos del planeta y cada cuatro años se incrementa un año más la esperanza de vida.

ANA I. ESTEBAN
Presidenta de Solidaridad Intergeneracional y de la Fundación Padrinos de la Vejez

Si hablamos de cómo vivir, hablamos de recorrer el camino que nos lleva a la vejez, que ahora es flexible, se estira como un chicle y los 65 años tradicionales ya no marcan la entrada en esta etapa de la vida. Ahora se restan 15 años a la esperanza media de vida que se diferencia en todo el mundo entre mujeres y hombres. Para ellas son 85, para ellos 80 años. España es uno de los países más longevos del planeta y cada cuatro años se incrementa un año más la esperanza de vida.

El cómo planifiquemos ese viaje, nuestro proyecto de vida, con quién lo vamos a compartir, con qué actitud superaremos los obstáculos que sin duda vamos a encontrar, que objetivos deseamos conseguir, que flexibilidad adoptaremos ante los imprevistos… la ilusión desbordada con la que iniciemos cada nueva actividad, los buenos hábitos, la curiosidad por la vida, por saber, por comprender, por aprender siempre para seguir creciendo, la genética, tu lugar en el mundo, las personas a las que amas, lo que comes y bebes, todo ello, insisto, además de la actividad física y mental que se desarrolle hará que lleguemos a la meta con entusiasmo y coraje, con valentía, disfrutando de la vida; o bien, con la disculpa de estar jubilado, de creer que ya se sabe todo cuando vivimos en un mundo en cambio permanente, abandonarse a lo cómodo, a la rutina de todos los días, a solo sumar años a la vida en vez de vida a los años. Lo que cada uno decide tiene consecuencias y cualquiera de nosotros puede ser paradigma del envejecimiento activo. Si no quieres ser dependiente, ponte a ello. Más hechos y menos palabras.

Y si de palabras hablamos, podemos observar que afloran palabras en el vocabulario social que diluyen el contenido, para suavizarlo y difuminarlo. Ahora ya no existen los viejos, son Personas Mayores, o Adulto Mayor. El envejecimiento deja de ser una etapa inactiva que se correspondía con el final de la vida para pasar a ser una etapa activa, de aprendizaje constante, de participación y compromiso social y sobre todo una etapa saludable que disfrutar.

Vivimos en la era de la postverdad, de la manipulación de la realidad con palabras llenas de intencionalidad que ocupan los espacios vacios con cantos de sirenas. Pero si nos fijamos en el lenguaje, las palabras elegidas, los gestos persuasivos, la comunicación no verbal podremos intuir lo que esos mensajes dicen de quien los emite, lo que piensan, lo que sienten, lo que quieren que hagamos. Mejor será fiarse de la intuición y no tener que demostrarnos que contamos con suficiente resiliencia para enfrentarnos a situaciones difíciles.

El envejecimiento social actual es revolucionario porque supone un cambio social, económico, incluso moral, pero suena a viejo. En la modernidad del Siglo XXI, este cambio es disruptivo, supone una rotura o interrupción brusca con lo conocido. Tanto es así que hay científicos que confían en matar a la muerte en 25 años, es decir ser inmortales.

¿Quién podrá pagarlo? Esta si será una revolución disruptiva. Si queremos verlo empecemos por el ahora, sin dejar para mañana lo que hoy se pueda hacer.

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