¿Engañan las noticias falsas sobre todo a los más mayores?

¿Engañan las noticias falsas sobre todo a los más mayores?

Varios estudios subrayan los problemas de la tercera edad para lidiar con la desinformación en las redes.

JAVIER SALAS

«Ha habido más errores propagados por la prensa en los últimos diez años que en los cien años anteriores», escribió el presidente de EE UU. No el actual, Donald Trump, sino John Adams, en 1798. La propagación de desinformación es un fenómeno tan viejo como la prensa, pero los nuevos medios de difusión en la red parecen estar embaucando especialmente a la gente mayor. Es lo que se deduce de varios estudios que muestran a los mayores de 60 como ciudadanos con mayores problemas para identificar las noticias falsas y, sobre todo, mucho más propensos a difundirlas en redes.

En el último de estos estudios, publicado hoy, se analiza la difusión en Facebook de desinformación durante la campaña presidencial que llevó a Trump a la Casa Blanca en 2016. Un grupo representativo de ciudadanos, seleccionados por la empresa demoscópica YouGov, permitió a los investigadores acceder a sus publicaciones de Facebook durante esa campaña electoral. El resultado: se compartieron pocas noticias falsas en general y los que lo hicieron eran sobre todo votantes de Trump. Pero los mayores de 65 años destacaron, con diferencia, por su propensión a difundir las llamadas fake news (los expertos prefieren hablar de desinformación, para evitar confusiones).

Los miembros del grupo de mayor edad (más de 65 años) compartieron casi siete veces más artículos de dominios de noticias falsas en Facebook que el grupo más joven (de 18 a 29 años). Y más del doble (2,3 veces) que el grupo de edad que les precede, los que tenían entre 45 y 65 años. «Si es más probable que los mayores compartan noticias falsas que los jóvenes, esto tiene implicaciones importantes en la forma en que podríamos diseñar intervenciones para reducir su difusión», advierte Andrew Guess, investigador la Universidad de Princeton y autor del estudio, que publica Science Advances. Los mayores destacan en su propagación de desinformación incluso al controlar los datos por ideología, es decir, que lo hicieron tanto los viejos conservadores proTrump como los viejos progresistas proClinton.

No es la primera vez que se detecta en la tercera edad de EE UU una mayor tendencia a caer en la trampa de las noticias falsas. El español Pablo Barberá, de la London School of Economics, analizó la desinformación difundida en Twitter en las elecciones que auparon a Trump y descubrió que la edad avanzada, junto a la ideología conservadora, eran los factores que mejor predecían la propagación de información errónea. «Específicamente, las personas mayores de 65 años tenían casi cinco veces más probabilidades de compartir historias de noticias falsas en Twitter que aquellos entre 18 y 25 años», concluía Barberá.

El propio Guess, junto a Brendan Nyhan, había dado con resultados parecidos sobre la tercera edad en un estudio publicado hace un año (PDF), en el que se analizó el historial de internet de los estadounidenses para saber si habían estado expuestos a fake news. Los estadounidenses de 60 años o más tenían muchas más probabilidades de haber visitado webs de noticias basura durante esa campaña.

No obstante, los resultados de Guess, por su robustez, dejan «perpleja» a la investigadora Ana Sofía Cardenal, de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC). Cardenal, especialista en este mismo campo, se apresuró a buscar en su propia base de datos ciudadanos españoles con este perfil de edad para ver si sucedía algo parecido, pero reconoce que no se cuenta con suficientes sujetos de estudio tan mayores como para poder analizarlo con garantías. Hasta hace poco han sido pocos los mayores internautas y han podido estar actuando fuera del radar.

Lo que sí observa Cardenal en sus datos de España es que a más años más cerrada es la burbuja en la que viven en la red: «La edad está positivamente asociada a la exposición selectiva, tienen unas redes más homogéneas». Este hecho, que los de más edad tengan un muro de Facebook más propicio a la difusión de bulos partidistas, es para Cardenal una explicación plausible para su mayor inclinación a propagar desinformación.

Guess y sus colegas ofrecen dos posibles explicaciones del fenómeno que no convencen a la investigadora de la UOC. Por un lado, sugieren que pueda ser un problema asociado al deterioro cognitivo, que hayan perdido facultades para hacer frente a los bulos en plena forma. Pero también proponen que pueda deberse a que no están correctamente «alfabetizados» en información digital y por eso no reconocen correctamente las señales que podrían alertarles, como una dirección web con una URL sospechosa.

Por ejemplo, desde Maldita.es, un medio específicamente dedicado a combatir la desinformación, han identificado parte de este problema gracias al contacto que mantienen con los lectores por WhatsApp, una aplicación de mensajería instantánea. Clara Jiménez, fundadora del proyecto, asegura que reciben consultas de personas o muy jóvenes o mayores, con problemas muy específicos de falta de desenvoltura en el mundo digital. «Y nos hemos dado cuenta de que hay una necesidad de que hagamos tutoriales básicos explicativos, además del contenido para nativos digitales, porque tenemos los dos ámbitos», explica.

¿Más crédulos?

«Podría tratarse de un problema general de alfabetización mediática, aunque sospecho que la alfabetización en medios digitales es un subconjunto del problema», asegura Guess a EL PAÍS. Un estudio de Pew Research, publicado en octubre, mostraba que el segmento de edad de mayores de 65 años era el que más problemas mostraba para reconocer una información y diferenciarla de una opinión. Tras mostrarles cinco frases con afirmaciones objetivas, solo el 17% pudo identificarlas todas como tales, frente al 34% de los más jóvenes. Además, tras leer cinco opiniones, solo el 21% se dio cuenta de que todas eran afirmaciones subjetivas y no datos objetivos, frente al 46% de los que tenían entre 18 y 29 años.

Un estudio previo del American Press Institute indicaba que los mayores de 60 se mostraban de lo más confiados sobre la veracidad de las noticias en general, un 67%, frente a los menores de 29 años, grupo en el que solo una minoría, el 47%, confiaba en la exactitud de las noticias. Guess considera que el problema puede agravarse a medida que la generación de los baby boomers envejece: «Potencialmente, sí. Es difícil decir qué aspecto tendrá el futuro de la desinformación online, pero uno puede imaginar que cuando se vuelvan más comunes los vídeos deepfake [vídeos manipulados], estos problemas podrían sobrealimentarse», asegura Guess.

elpais.com/tecnologia/2019/01/09/actualidad/1547029983_955487.html