22 Jun En el confinamiento también se recomponen familias rotas.
Así lo han advertido a Efe los profesionales del equipo multidisciplinar de psicólogos y psiquiatras, antropólogos y sacerdotes del Servicio de Acompañamiento y mediación (Samic) de Valencia.
S.F
Familias vulnerables de matrimonios rotos con hijos menores, cuyos problemas de convivencia estaban abocados a agravarse en el confinamiento por la pandemia, han visto en la mediación una oportunidad de reflexión para relativizar aspectos superfluos y valorar otros importantes, como la propia familia.
Así lo han advertido a Efe los profesionales del equipo multidisciplinar de psicólogos y psiquiatras, antropólogos y sacerdotes del Servicio de Acompañamiento y Mediación (Samic) de Valenciaa través de las más de 500 llamadas de acompañamiento y ayuda realizadas a personas en esta situación de conflictividad durante el periodo de confinamiento.
Acompañamiento a 260 familias vulnerables
Se trata de matrimonios en proceso de nulidad matrimonial o personas que habían sido usuarias del Tribunal Eclesiástico durante los últimos años; en concreto, se ha fomentado la mediación en un total de 260 familias rotas.
Las primeras llamadas, un 54 % del total, se hicieron a familias más vulnerables económica y psicológicamente, explica a EFE su director, Jorge García, que asegura que la «sorpresa» ha sido advertir la fortaleza del ser humano «cuando se da la oportunidad a que la familia se fortalezca y sostenga a sus miembros».
Acuerdos en matrimonios rotos con hijos
Según apunta, el 57 % de los usuarios a los que se ha dirigido el servicio corresponde a familias con hijos menores a su cargo y de ellas, el 81 % ha logrado llegar a acuerdos que aliviaran los problemas, frente a un 19 % que mantiene el ambiente de conflictividad.
«En esas familias vulnerables se vislumbra un interés en llegar a una comunicación fluida en pro del bien de los hijos, y la labor del Samic ha propiciado un clima de concordia. Han dado prioridad al bienestar de los hijos y el interés común ha permitido alcanzar acuerdos», sostiene.
La docena de profesionales implicados en esta iniciativa pionera de llamadas proactivas ha «escuchado situaciones problemáticas referidas a la custodia de hijos, al probable aumento de ruptura de matrimonios y a situaciones de extrema violencia intrafamilar», apunta García.
«Pero también hemos sido testigos de matrimonios que han optado por reconstruirse y fortalecer los lazos que conservan como familia», añade, a la par que sostiene: «Hemos vislumbrado la buena voluntad».
El confinamiento favorece la mediación
En apenas tres semanas de trabajo tras decretarse el estado de alarma, los expertos concluyeron ya que el confinamiento favorecía el interés por la mediación en familias con problemas de convivencia pues permitió tener un tiempo de reflexión y madurez interior, que lleva a relativizar los aspectos superfluos y a dar más importancia a lo verdaderamente importante, como la familia o la salud. «El Samic ha escuchado este mensaje y se enfrenta al reto de reconstruir y sembrar esperanza para recuperar a las familias atendidas que se encuentran en situación de grave crisis», asegura.
Las muchas horas de «trabajo altruista y proactivo» de los profesionales del Samic «ha logrado conseguir acuerdos en este sentido que en otro momento pudieron parecer inalcanzables». Y agrega: «Seguiremos acompañando y mediando para que estos avances que se han facilitado y producido en bien de los hijos se consoliden y sean ejemplo para el resto de las familias vulnerables».
LA MEDIACIÓN COMO HERRAMIENTA
«Al fin y al cabo, los matrimonios rotos siguen siendo familia. Lo que sabemos es que cuando apostamos por clarificar y guiar a las personas en busca de sus valores y objetivos vitales profundos, hemos conseguido que las personas más enconadas y reticentes a apostar por volver a cimentar la casa de la familia retomen el contacto y consideren otras posturas», resalta.