En busca del cuerpo perdido

En busca del cuerpo perdido

Recomendaciones para sobrellevar los atracones navideños de manera saludable y con responsabilidad.

PILAR LARRONDO

A estas alturas de la Navidad muchos ya han variado el agujero en el que se abrochan el cinturón. Comidas de empresa, con amigos, Nochebuena y esos polvorones de más tienen a media humanidad cogiendo peso y sobrecargando de esfuerzo a estómagos e hígados. El consuelo para muchos es que a estas fechas de elevada ingesta de comida y alcohol le quedan dos telediarios. Pero ¿cómo lograr que los cuerpos vuelvan a ser lo que eran? Varios expertos arrojan luz a este aspecto.

Farmacéutico y nutricionista, Álvaro Román lo primero que recomienda es cautela. «No existen las dietas milagro y es peligroso recurrir a ellas. Hay que tener en cuenta que los kilos de más se han ganado a lo largo de dos o tres semanas, no se puede pretender perderlos en dos días», sostiene el experto. La paciencia es primordial a la hora de bajar peso, ya que algunos alimentos de los que se ingieren durante Navidad contienen muchas grasas y son muy difíciles de eliminar. Por eso, la vuelta a la rutina culinaria debe contener, según Álvaro Román, un elevado número de frutas y verduras, las grandes aliadas. «Es imprescindible mantener una dieta equilibrada y variada en la que se ingieran legumbres unas tres veces por semana, carne, dos y pescado, otras dos», sostiene el farmacéutico y nutricionista. En lo que a variedad se refiere, el especialista aconseja ampliar el abanico de cereales y legumbres para que no se reduzcan exclusivamente a garbanzos, lentejas y arroz. «A nuestra dieta habitual podemos añadir quinoa, mijo o trigo sarraceno para hacerla más rica y variada», señala.

Además de las grandes ingestas de comida, el tipo de gastronomía de estas fechas ha colocado en lugar privilegiado a determinados alimentos que se han consumido de manera desproporcionada. Es el caso de los embutidos, producto estrella en la mayoría de las mesas durante estos días. «Aunque no se desaconseja su consumo, es recomendable disminuir su ingesta a una vez por semana, más después de los excesos navideños», apunta. Frente al consumo moderado de embutidos, Álvaro Román recomienda evitar las harinas refinadas y cambiarlas por las integrales. «Los productos integrales son muy ricos en minerales, vitaminas y fibra; por eso se recomiendan estos en lugar de otros».

Para lograr una completa depuración hay que evitar el consumo de alcohol y beber mucha agua. «Se recomienda tomar entre dos y tres litros diarios, que se pueden conseguir a través de las frutas y verduras que se comen a lo largo del día y tres o cuatro vasos de agua», concluye Álvaro Román. El experto da un último consejo: «Ante cualquier duda y para evitar riesgos, no duden en consultar a un especialista».

A estas alturas parece complicado prevenir antes de ponerse a comer. Pero todavía queda por delante Nochevieja, Año Nuevo y el día de Reyes, y algo se puede hacer por los resentidos estómagos. Desde Farmacia Soler aseguran que el aumento de raciones y la ingesta de alimentos poco saludables pueden tener consecuencias como digestiones lentas y pesadas, con posibles cambios en el tránsito intestinal o subidas de nivel de colesterol y glucosa. Por lo tanto, la prevención es clave para limitar los excesos y reducir toxinas. «Para poder llegar a los postres sin desabrocharse el botón de pantalón hay que controlar las cantidades mediante la ingesta intuitiva, detectando los momentos de hambre y saciedad», señala Mireia Segarra, farmacéutica experta en dietética naturista y nutrición ortomolecular y colaboradora de Farmacia Soler.

Acostumbrados a reservarnos para las grandes ocasiones culinarias, muchas veces se saltan comidas para llegar preparados a la gran comilona. Algo que Mireia Segarra desaconseja por completo. «Nuestro mecanismo de defensa es reaccionar compensando comidas; es decir, si sabemos que mañana nos espera una comida contundente, muchos de nosotros nos saltamos una comida o comemos muy poco. Lo único que conseguimos con esto es tener tanta hambre cuando nos sentamos a la mesa que nos resulta imposible controlarnos y comer de forma intuitiva», declara Segarra. Por eso, recomienda hacer las comidas de forma habitual y si existe la sensación de pesadez, hacer una comida más ligera, siempre siguiendo las señales de hambre y saciedad.

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