07 May En 2030 habrá el cuádruple de personas mayores de 100 años
La consecuencia es habrá una mayor tasa de dependencia, entendida como el cociente entre la población en edad de no trabajar y la población en edad de hacerlo (de 16 a 64 años)
OLGA R. SANMARTÍN – MADRID
En un futuro no muy lejano, la cifra de mayores de 100 años experimentará un crecimiento espectacular en España. Los centenarios, que ahora son poco más de 13.000 personas, prácticamente se multiplicarán por cuatro en los próximos tres lustros. Si en 1998 apenas sumaban 3.500 individuos, para 2030 superarán los 50.000 y, dentro de sólo medio siglo, serán ya más de 370.000.
Esta proyección de población, realizada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), lleva a echar cuentas. Cada vez vivimos más, pero cada vez tenemos menos hijos. Y este descenso de la natalidad (provocado porque hay menos mujeres en edad fértil y porque cada vez se tienen los hijos más tarde) no llega a verse compensado con un saldo migratorio positivo. Todo esto se traduce en que la pirámide de población va a sufrir una modificación profunda en las próximas décadas: se adelgazará por la base (la de los niños) y engordará en mayor proporción por la parte superior (la de los mayores).
La consecuencia es que España se situará entre los países europeos con mayor tasa de dependencia, entendida como el cociente, en tanto por ciento, entre la población en edad de no trabajar (menor de 16 años y mayor de 64 años) y la población en edad de hacerlo (de 16 a 64 años).
Ahora esta tasa se sitúa en un 52%, lo que significa que por cada persona en activo hay media inactiva. En 2064, si se mantienen las tendencias demográficas actuales, la tasa subirá hasta el 95%: por cada persona que trabaje habrá otra que no lo hará. En otras palabras, la primera tendrá que mantenerse a sí misma y a la segunda con un solo sueldo.
El problema del envejecimiento acelerado de la población es común en los países desarrollados, pero, como recuerda Amelia Fresneda, subdirectora general adjunta de Estadística Sociodemográfica del INE, no todos son, como España, uno de los estados de la UE con mayor esperanza de vida al nacimiento, con menor número de hijos por mujer y con una edad media a la maternidad más tardía. La combinación de todo esto dará lugar, en su opinión, a «un inmenso desequilibrio económico».
Las pensiones
La mayoría de los expertos cree que el sistema de pensiones no será sostenible si se mantienen las mismas tasas de actividad, empleo y edades de jubilación actuales.
«Pero estas condiciones cambiarán con seguridad», añade Francisco J. Goerlich, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia. «La edad de jubilación aumentará. Nos guste o no, tiene toda la lógica. Si vivimos más, ¿por qué no vamos a dedicar algo más de tiempo a todas las actividades que realizamos a lo largo de la vida: ocio, estudios, trabajo…? Es posible que no sea razonable aumentar la edad de jubilación en todas las actividades; por ejemplo, en empleos de tipo físico que desgasten mucho, ni tampoco que prolongar esa vida laboral implique una jornada de ocho horas. Habrá que idear esquemas flexibles que permitan compatibilizar trabajos a tiempo parcial con ingresos de varias fuentes», reflexiona este investigador del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie).
La gerontóloga Mayte Sancho, presidenta de la Fundación Amigos de los Mayores, apunta que «la vejez no sólo genera gasto» y pide que se interprete, en cambio, «como una oportunidad social». «Las personas de 80 años van a ser más numerosas que las que tienen 15 años. Tendremos que adaptarnos para cambiar una sociedad diseñada en clave juvenil, que vive el envejecimiento como una carga, a incorporarlo de manera transversal a lo largo de la vida». ¿Y esto que significa? «Que, ya desde que tienes 50 años, puedas decidir cómo vas a envejecer y tomar medias para prevenir la dependencia, para saber disfrutar de la soledad… No es sólo un cambio del sistema de protección, sino también de educación y de claves sociales».
Sancho habla, por ejemplo, de la silver economy, el nombre bajo el que se conocen las nuevas posibilidades de negocio basadas en las futuras necesidades de los mayores. «En Francia va a ser la fuente de empleo más importante», recalca, mientras habla de gimnasios, ofertas vacacionales, asistencia a domicilio… «El diseño urbano y los servicios van a tener que adaptarse», sentencia.
¿Estarán las políticas públicas preparadas para asumir este cambio? Begoña Pérez, profesora de Política Social en la Universidad Pública de Navarra, dice que «nuestros sistemas de protección actuales, diseñados en los años 80, en un contexto en que la población mayor era mucho más reducida, se han visto sobrepasados por la demanda». Opina, eso sí, que esos sistemas son «altamente eficaces» y que ahora «es cuestión de reforzarlos, no de reducirlos».
«Que haya más pensionistas o más usuarios del sistema sanitario no significa que estos sistemas no funcionen bien. Al contrario, es precisamente su eficacia la que favorece el envejecimiento. Yo creo que la solución no es la privatización ni la desaparición progresiva de los sistemas públicos, sino su ampliación».
En cualquier caso, añade que la situación también mejoraría si se fomentara la natalidad, ofreciendo más empleo a los jóvenes y haciéndoles más accesible la vivienda, que, en su opinión, son las principales causas, junto a los horarios laborales, por las que no se tienen hijos.
MENOS TREINTAÑEROS
Dentro de 15 años residirán en España 11,3 millones de mayores de 64 años, un 34% más que ahora. En medio siglo la cifra subiría hasta los 15,8 millones (un 87% más). El grupo más numeroso en la pirámide de población es ahora el de los que tienen entre 35 y 39 años. En 2030 sería el de 50 a 54 años y, en 2064, el de 85 a 80 años. La pérdida de población se concentraría en el tramo de entre 30 y 39 años, que se reduciría en 1,1 millones en los próximos 15 años (un 28% menos) y en 6,8 millones en los próximos 50 años (un 45% menos).
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