01 Feb El sexo desde mi silla de ruedas
RETO | Sexualidad y discapacidad
Expertos y pacientes cuentan cómo afrontar la sexualidad tras una lesión medular
Beatriz G. Portalatín | Madrid
Este último fin de semana, las salas de cine de media España colgaban en sus paredes el cartel de ‘Las Sesiones’ una película basada en la historia real de Mark O’Brien, que narra las aventuras amorosas y sexuales de un tetrapléjico. Algo así, como un ‘intocable’ sexy tal como contaba hace unos días ELMUNDO.es. Y es que, a pesar de las dificultades, se puede seguir disfrutando de las relaciones sexuales tras una lesión medular.
Begoña tiene 42 años y quedó en una silla de ruedas por culpa de dos operaciones de cervicales. Al principio, relata, todo fueron dudas y preguntas, pero poco a poco fue descubriendo que el sexo o las relaciones sexuales son algo más que el «aquí te pillo, aquí te mato», como ella dice. En una sociedad donde el materialismo impera se pueden asumir otras formas de vivir el sexo, tanto en su situación como en la de gente que no tiene ningún tipo de problema, «porque nunca sabes si te puede pasar a ti».
Mitos y errores
Uno de los grandes errores que se cometen cuando se aborda el tema de la sexualidad de personas con tetraplejia o paraplejia, y también con otro tipo de discapacidad, es confundir sexualidad con relaciones sexuales, asegura Carlos de la Cruz, vicepresidente de la asociación ‘Sexualidad y discapacidad’ y director del Máster Oficial de Sexología UCJC. «Es verdad que algunas personas con lesión medular pueden tener dificultades para tener relaciones sexuales, tan verdad como que son y tienen sexualidad. Eso es innegociable», dice convencido.
También afirma que normalmente a estas personas se les trata como «seres asexuados», lo que considera un «grave error». Un ejemplo de cómo con frecuencia no se tiene en cuenta su sexualidad es cuando a veces al tener que prestarles apoyo en el aseo o al vestirles y desnudarles, se consiente que esté más gente delante de la que realmente hace falta, casi siempre con el argumento de que no les importa o que están acostumbrados.
«La persona con lesión medular tiene que aprender que su cuerpo le pertenece, que es protagonista de su propia vida», mantiene el experto. La sociedad, insiste, debe aprender a verles como personas sexuadas y a sentir que su erótica es tan legítima como cualquier otra y que sus placeres pueden ser tan satisfactorios como los de los demás.
Otro de los errores que menciona es confundir relaciones sexuales con relaciones coitales. Tener dificultades para tener «relaciones coitales», por ejemplo, por la mala funcionabilidad del pene no significa tener problemas para las «relaciones sexuales». «Una dificultad añadida es para quien considere que estas relaciones están jerarquizadas y el coito es ‘lo más'».
Así es el caso de Horacio Novello quien confiesa estar descubriendo otras formas y otros «lugares de sensibilidad» que no conocía y que «me dan la posibilidad de sentirme de forma muy placentera». Horacio tiene lesión medular desde hace año y medio, no puede caminar y tiene insensibilidad total de la cintura (alta) para abajo. Pero aun así, dice que se no se resignó a la pérdida. La aceptó y eso le llevó automáticamente a revelar su «nueva sexualidad». Reconoce, además, que todo el conjunto de caricias, arrumacos, mimos, no tiene un punto culminante ni es tan devastador, dramático y explosivo como un orgasmo pero, «debo reconocer que cada día estoy disfrutando más».
Porque, tal y como explica de la Cruz, el deseo es la puerta del placer en las personas con paraplejia, y en el resto. No hay un deseo exclusivo para las personas con lesión medular. Hay cientos, miles, tantos como personas -según sus valores, sus creencias, su idea de placer, su idea de pareja, sus manías o sus miedos-. A pesar de que, «como es lógico», se dejan influir por los modelos que la sociedad transmite de las relaciones «ideales», el experto asegura que hay que aprender a cultivar el jardín de los deseos y las fantasías, porque «la sexualidad es cuerpo, relaciones eróticas y placeres, no sólo genitales, coitos y orgasmos».
El ajuste sexual tras la lesión
El ajuste sexual tras la lesión, asegura M.ª Ángeles Pozuelo, psicóloga del Hospital Nacional de Parapléjicos en Toledo va a depender principalmente de la capacidad de afrontar las secuelas derivadas de la misma. Hay una expresión que suelen utilizar para saber cuándo una persona ha asumido la lesión y se ha identificado con su nueva situación-condición: «Cuando se quita la silla de ruedas de la cabeza y la coloca en el culo», que es el lugar que le corresponde.
El afrontamiento de la lesión medular -y las secuelas derivadas de la misma-, va a depender a su vez de dos aspectos fundamentales: la personalidad previa del paciente, el estilo de enfrentarse a los problemas en su vida y los apoyos sociofamiliares. Una vez asumida esta lesión, explica la experta, y conseguido un mínimo control de la vejiga y el intestino, tras la reeducación y el paso del tiempo, el paciente empieza a plantearse su sexualidad. «Hay estudios que revelan que en los primeros meses de la lesión no se piensa en ello, pero luego llega a ser casi el primer conflicto o preocupación», añade el doctor Antonio Sánchez Ramos, responsable de la Unidad de Sexualidad y Reproducción Asistida del Hospital Nacional de Parapléjicos en Toledo.
Por otro lado, explica Pozuelo, la edad, el estar activo cuando se contrae la lesión y el tener pareja son «factores pronósticos de adaptación y ajuste sexual». La edad es la que mayor peso tiene. «Los jóvenes reflejan mejor pronóstico porque son los que presentan mayor capacidad de adaptación y plasticidad al ser capaces de buscar nuevas estrategias y nuevos registros sexuales: uso de la imaginación y fantasía e incorporación de juegos y/o juguetes sexuales». También, son los hombres los que perciben más la pérdida tras los cambios impuestos por la lesión pues les cuesta más adaptarse a las carencias genitales. Sin embargo, se muestran más activos que las mujeres, que parece que se «retraen un poco».
Otro de los factores es la actividad sexual previa que tenía el paciente. Las personas muy activas antes de la lesión y que consideraban la sexualidad como un pilar fundamental en sus vidas van a permanecer igualmente activos tras la lesión.
Cuando la paraplejia o tetraplejia es sobrevenida, añade de la Cruz, lo más común es que la persona pretenda que las cosas vuelvan a ser como antes. Si alguien vivía una sexualidad muy genitalizada y ahora los genitales han perdido la sensibilidad, habrá la sensación de «haberlo perdido todo». Sin embargo, si alguien «antes» vivía una sexualidad centrada en el cuerpo en general, ahora la pérdida no es de «todo» sino sólo de «una parte». «En este caso será más fácil la rehabilitación», asegura. Se trata entonces, como dice el doctor Sánchez Ramos, de «cambiar el chip».
El género también es relevante. Por ejemplo, ser mujer y sufrir una lesión medular es un doble hándicap. «El mantenimiento de la pareja es más difícil cuando es la mujer quien contrae la lesión, sobre todo si es joven. «El hombre es más materialista en general», defiende la psicóloga.
Haciendo alusión a la estabilidad de la pareja, Pozuelo asegura que si la relación previa a la lesión es consistente y madura, la pareja continuará pero si no funcionaba muy bien la lesión precipitará o favorecerá la ruptura. «La pareja que se adapta y lo supera es mucho más consistente y será capaz de afrontar otros problemas que le surjan en la vida».
Es el caso de María -nombre ficticio porque prefiere conservar su anonimato- quien quedó tetrapléjica «en menos de 24 horas». Cuenta como al principio apartaba a su pareja de su vida, pero poco a poco le fue haciendo partícipe. «Tardé en aceptarlo pero fue con la llegada al mundo real, en casa y de vacaciones planeadas para los dos cuando por fin, volvimos a ser uno, a pesar de mis dificultades en la movilidad. Ahora estamos aprendiendo a querernos tal como somos y enseñándonos a vivir y mirar hacia delante».
Además, señalan los expertos, que incluso la vida sexual tras la lesión puede ser más satisfactoria y enriquecedora para muchas personas.
Erección y fertilidad
Cuando se produce una lesión, explica el doctor, se genera una alteración en la respuesta sexual. Puede haber casos donde la erección, la penetración e incluso el orgasmo sean posibles, «depende del tipo de lesión que se tenga», matiza Sánchez Ramos. «Hablamos de disfunción en la erección, de disfunción eyaculatoria o de alteración en las características del semen», señala.
Pero sin duda uno de los problemas que más preocupa a los varones es la temida impotencia. Para la disfunción eréctil (DE) hay tratamientos como ‘Viagra’, ‘Cialis’ o ‘Levitra’ y también métodos terapéuticos como la inyección intracavernosa de prostaglandina E1 o incluso una prótesis de pene. Prácticamente, asegura el doctor, en el 100% de los casos se recupera la erección. Hay incluso varones que tienen erecciones propias, es decir, erecciones reflejas que no responden a un estímulo. «Sólo un 20% no tiene erecciones, debido al tipo de lesión», matiza.
En relación con la fertilidad, el 95% no consigue eyacular por medios naturales, pero para eso existen técnicas como la «vibro estimulación del pene», aunque esa eyaculación, dice, no la perciben como una sensación orgásmica. Pero, tienen cierto grado de satisfacción pues se sienten «plenos y relajados».
Las mujeres, en cambio, utilizan más los estímulos sexuales en las zonas donde son capaces de sentir. «No genitalizan tanto las relaciones» afirma. Incluso son capaces de sentir «sensaciones orgásmicas». En cuanto al embarazo, aunque hay riesgos durante la gestación, como más infecciones y abortos, no es lo habitual, señala el doctor. «Cada vez hay más partos», dice, pero eso sí, «la mayoría con cesárea, porque los ginecólogos se niegan a realizarlos por vía vaginal, aunque sí se pueda».
El primer niño que nació de un varón parapléjico en España, recuerda el especialista, fue en 1989, cuatro años después de la inauguración de la Unidad de Sexualidad y Reproducción Asistida en el hospital de parapléjicos de Toledo. «Era gente joven, con muchas ganas de vivir». Ahora, reconoce, que se han roto muchos tabúes respecto a la sexualidad. «Afortunadamente hay otra forma de mirar».
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