El pequeño gesto que puede mejorar el rendimiento físico y mental de los niños.

El pequeño gesto que puede mejorar el rendimiento físico y mental de los niños.

Viviana Loria, profesora del Departamento de Nutrición y Ciencia de los Alimentos de la UCM, explica todo lo que un alimento como el huevo puede hacer para mejorar el rendimiento escolar.

L. Peraita

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El otoño ya está aquí y para muchos padres vuelve a ser una prioridad fortalecer el sistema inmune de los más pequeños con el objetivo de protegerles y evitar a toda costa las gripes y los catarros que vuelven a ser protagonistas con la bajada de temperaturas propia de esta época del año.

No hay duda, además, de que los cambios estacionales, y, sobre todo la famosa «astenia otoñal»en esta vuelta a la rutina, pueden causar falta de concentración, cansancio o inapetencia… En definitiva, un desgaste físico y mental que puede afectar a sus defensas.

Pero, ¿de qué manera se puede mejorar el estado físico y mental de los niños para que tengan un mejor rendimiento escolar? Viviana Loria, profesora del Departamento de Nutrición y Ciencia de los Alimentos de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid y miembro del Consejo Asesor del Instituto de Estudios del Huevo, tiene una respuesta muy clara: «una dieta equilibrada y variada es la clave para una adecuada función cognitiva que incluye los procesos relacionados con la memoria, el razonamiento, el desarrollo del lenguaje y la resolución de problemas, aspectos todos relacionados con un mejor rendimiento escolar».

Asegura que se debe promover en todas las edades, «pero aún más en los niños y adolescentes el consumo de alimentos que, por su calidad nutricional, aporten nutrientes esenciales y en cantidades adecuadas, evitando que estos sean desplazados por otros menos nutritivos. Además, es necesario que la alimentación de los niños se ajuste a cada época del año y a la actividad que desarrollan, ya que el exceso de alimentos muy calóricos y de baja densidad nutricional pueden favorecer el sobrepeso y el desarrollo de otras patologías. De esta manera, un adecuado estado nutricional va a ser una pieza clave para alcanzar el mejor rendimiento escolar».

Mayor densidad nutricional

Entre los alimentos con mayor densidad nutricional y que se pueden incorporar fácilmente a la alimentación de los escolares, Viviana Loria destaca los huevos por ser fuente de proteínas de alto valor biológico e incorporar numerosos compuestos con interés nutricional y funcional. Y son, por lo general, muy bien aceptados por los niños.

Alerta, no obstante, que, según estudios recientes, un porcentaje elevado de niños españoles consume cantidades insuficientes de vitaminas A, D, E y folatos, así como de algunas vitaminas del complejo B. También se observa una baja ingesta de colina, fósforo, magnesio, hierro, zinc y selenio.

«El huevo —matiza— es un alimento con una elevada densidad nutricional, al que solo le faltan la vitamina C y los hidratos de carbono. Las proteínas del huevo son de alta calidad biológica, lo que significa que aportan todos los aminoácidos esenciales para la formación y mantenimiento de los tejidos en el organismo. Un huevo cubre aproximadamente el 18% de la cantidad diaria recomendada de proteínas para para un niño».

«Se ha constatado que hasta un 51% de los escolares tienen deficiencia de vitamina D y el huevo es una de las principales fuentes alimentarias de esta vitamina tras los pescados grasos»

Añade que este alimento aporta también minerales como el fósforo, el zinc, el selenio y el hierro que son de gran importancia para el crecimiento y desarrollo de los más pequeños. «En concreto, el hierro tiene un papel esencial en el desarrollo cognitivo normal y su deficiencia se relaciona con la disminución de la concentración, del razonamiento, de la velocidad de aciertos, del rendimiento, de la memoria y del cálculo. Proporciona, además, vitaminas A, D, E, riboflavina, niacina, folatos y B12 que son necesarias para desempeñar múltiples funciones metabólicas».

Esta profesora de Nutrición matiza que la vitamina D es de especial importancia durante esta etapa de la vida, pues contribuye al desarrollo y mantenimiento de los huesos, dientes, músculos y ayuda al funcionamiento normal del sistema inmune. «Se ha constatado que hasta un 51% de los escolares tienen deficiencia de vitamina D y el huevo es una de las principales fuentes alimentarias de esta vitamina tras los pescados grasos. Además, el huevo es una fuente natural de colina, un nutriente fundamental en numerosos procesos biológicos relacionados con el crecimiento, el desarrollo del cerebro y del sistema nervioso».

Por otra parte, asegura que el huevo contiene otros compuestos, como la luteína y zeaxantina, que son carotenoides con actividad antioxidante y cuyo consumo se asocia a una mejor salud visual y desarrollo cognitivo. «Consumir siete huevos por semana, permitiría aumentos significativos en la ingesta habitual de estos carotenoides. Su composición ayuda cubrir las ingestas necesarias de nutrientes en la edad infantil. Es muy fácil de preparar y su versatilidad en la cocina favorece la aceptación de los platos con huevo por los niños. Además, es asequible, y está presente en los hogares de todos los países. Por ello, en muchos países considerados de riesgo desde el punto de vista de la desnutrición infantil, las autoridades sanitarias proponen su consumo como suplemento nutricional para los niños».



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