03 Oct El estrés familiar multiplica el riesgo de infarto en mujeres
El estrés está vinculado a la hipertensión, y probablemente al desarrollo de diabetes.
EP – BARCELONA
El estrés familiar multiplica el riesgo de hipertensión, infarto de miocardio e ictus en mujeres, especialmente entre las casadas, las que tienen mayor nivel de estudios y aquellas que desarrollan una carrera vocacional. Así, se le reconoce como un factor de riesgo cardiovascular que va cobrando debido a su alta prevalencia entre la población actual.
El estudio epidemiológico psicosocial MONICA, presentado este domingo en el Congreso Anual de la Sociedad Europea de Cardiología, que se celebra en Barcelona, realizó un cuestionario sobre conciencia y actitud en torno a la salud en una cohorte de población femenina en Rusia, las mujeres con estrés familiar elevado presentan 1,39 veces más riesgo de hipertensión arterial (HTA); 5,59 veces más probabilidad de infarto y 3,53 veces más riesgo de accidente cerebrovascular, en comparación con las que no sufren este trastorno.
En el estudio, que refleja un 21% de prevalencia de estrés familiar, se han analizado 870 mujeres con edades comprendidas entre los 25 y los 64 años – una muestra extraída del programa de la Organización Mundial de la Salud «MONICA-psychosocial» (MOPSY)-, de las que se realizó un seguimiento de 16 años en cuanto a incidencia de hipertensión, infarto de miocardio e ictus.
El profesor José Ramón González-Juanatey, presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela, ha explicado que «el estrés familiar ya se había asociado en otros estudios previos a la enfermedad cardiovascular, y en concreto al infarto de miocardio. Se sabe que el estrés está vinculado a la hipertensión, ya que condiciona un aumento de la catecolamina, y probablemente al desarrollo de la diabetes, puesto que en el proceso intervienen un tipo de hormonas que promueven la resistencia a la insulina».
Asimismo, también se considera destacable la relación entre el estrés agudo y el crónico con la trombogenicidad de la sangre, «ya que se desencadena un incremento de la agregabilidad plaquetaria, que es la capacidad de la sangre para generar trombos en determinadas situaciones, propiciada por el aumento de los niveles de catecolaminas», ha explicad el profesor Juanatey.
También el estado civil es una variable influyente puesto que, como se desprende del trabajo, las mujeres casadas sometidas a estrés en sus hogares registran mayores tasas de HTA, infarto agudo de miocardio e ictus. Un incremento también asociado, en especial en lo que respecta a la hipertensión arterial, a mujeres con estudios universitarios y vocacionales, en comparación con aquellas que han recibido educación básica o las que no sufren estrés en casa.
«Resulta sorprendente, ya que estudios previos han demostrado que las mujeres casadas, gracias a la estabilidad emocional, están expuestas a menor riesgo cardiovascular, y también se ha observado en otras investigaciones que la enfermedad cardiovascular se asocia a niveles socio-económicos más bajos, donde hay una alimentación peor y tienden a fumar más. Ahora bien, también es comprensible que un mayor número de cargas no sólo familiares, sino también laborales, condicionen un aumento del estrés», apunta el presidente de la SEC.
No obstante, dado que se trata de un estudio representativo de un determinado subgrupo de población, el Prof. Juanatey considera que «es interesante el contraste de los datos de este trabajo, que vuelve a reflejar la necesidad de manejar el estrés en la prevención cardiovascular, y resulta útil para comprender mejor los posibles mecanismos que vinculan estrés y enfermedad cardiovascular».
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