02 Ago El entorno cercano y las redes sociales empujan a los adolescentes hacia la delgadez y un cuerpo ‘fit’.
Según un estudio de la UNIR, la mayoría de los menores asocian el éxito con un físico tonificado y musculado.
2024. ABC
Ana I Martínez
Llega el verano, la playa y la piscina. Es hora de descubrir los cuerpos pero también los complejos. Porque el biquini que promocionó la ‘influencer’ con cuerpo normativo resulta que luego desilusiona a la joven que la sigue e idolatra. La realidad es que las adolescentes están más influenciadas por las opiniones externas de creadores de contenido y por su propio entorno cercano, según un estudio de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), en el que han participado más de 1.000 jóvenes de entre 12 y 17 años de España. Los chicos también sufren dicha presión, aunque algo menos, y los jóvenes en su conjunto confunden lo que es saludable con la delgadez, una característica que prima para todos ellos.
«Llevamos tiempo investigando la relación de los menores y pantallas y nos dimos cuenta hace dos años que uno de los temas que más inquietud les genera a los jóvenes es el cuerpo. Teníamos que investigarlo», explica a ABC Beatriz Feijoo Fernández, vicedecana de Investigación de la Facultad de Empresa y Comunicación de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y autora principal de este estudio.
Para investigadora, una de las principales conclusiones que desvela el estudio ‘Entre lo saludable y el culto al físico. Incidencia del contenido publicado por fitinfluencers en el cuidado del cuerpo de los adolescentes (TEEN_ONFIT)‘, es la confusión que los jóvenes tienen entre lo que es saludable y lo que es estético. «Hay una cierta disonancia», explica, «porque cuando les preguntamos sobre qué es tener un cuerpo saludable, nos refirieron a deportistas de élite. Por tanto, tienen una distorsión de la realidad porque aspiran a cuerpos idealizados cuando una persona normal no va a conseguir ese físico aunque lleve una dieta saludable y haga ejercicio».
Lidia Folgar, dietista nutricionista, explica que estos datos son el reflejo «de algo aprendido de los adultos». «La causa que genera insatisfacción corporal en la edad adulta es la misma que la de los adolescentes, con el agravante de que éstos últimos están construyendo su identidad». No hay que olvidar, recuerda, que las personas que «son hoy adultas vivieron en su momento la misma presión por parte de revistas, publicidad y televisión. La diferencia -reseña- es que los adolescentes de hoy se pasan las horas en las redes sociales, con el uso de filtros, y donde el algoritmo muestra sólo los contenidos del mismo tipo. Tienen más presión y sus ideas se refuerzan viendo, además, ciertas conductas de las personas adultas».
Cuerpo estético o saludable
Así, no es de extrañar que un 50,9% de los adolescentes considere que un cuerpo tonificado es un cuerpo saludable, porcentaje que se incrementa hasta el 58,8% en el caso de los chicos, según el estudio. Las chicas tienden a preferir cuerpos que no son extremadamente tonificados, ni delgados, ni con grasa corporal, indicando una preferencia por siluetas intermedias, tanto a nivel estético (33,2%) como saludable (37,6%).
«Para ellos, un cuerpo saludable es un cuerpo estético y, además, lo asocian al éxito, tanto online como offline», afirma la docente de la UNIR, pues un 21,2% de los encuestados confirma que la figura más delgada es la que mejor representa un cuerpo estético. Además, las chicas declaran sentir más presión desde las redes sociales para parecer que están más en forma (30,9% frente al 23,5% de los chicos) y delgadas (37,5% frente a 23,7%). Sin embargo, ellos confiesan sentirse más presionados para aumentar el tamaño o la definición de los músculos (23,2% frente al 18% de las mujeres). Estas presiones se tornan más significativas a partir de los 14 años.
«Históricamente, la exigencia de tener un cuerpo perfecto siempre ha impactado más en ellas que en ellos», recuerda Abel Domínguez, psicólogo sanitario y director de Domínguez Psicólogos. «Pero es verdad que a día de hoy está muy equiparada esta imposición porque lo que hay detrás de lograr ese supuesto ‘cuerpo perfecto’ es el consumismo: todos los ‘influencers’ venden productos de estética, nutrición, estilo de vida…. Y eso impacta en los jóvenes, que se encuentran en una etapa vital de desarrollo».
Lo que los menores desconocen es que la idea del cuerpo normativo va cambiando con el paso de los años. «En los 90, se llevaban mujeres con un físico poco musculado y poca grasa corporal. Ahora, sin embargo, estamos más en la era ‘fit’: más músculo y menor porcentaje de grasa. Antes, el canon de belleza era Marilyn Monroe, que usaba una talla 42. El cuerpo físico normativo cambia en función de las normas por parte de la industria, no tiene nada que ver con salud», recuerda Folgar.
Por ello, es fundamental explicarles a los menores qué es saludable y qué es estético. «El primer concepto es cuando nos referimos a hábitos que pueden mejorar la salud, con independencia del cuerpo. Lo estético es cuando nos referimos a un cuerpo que queremos conseguir con independencia de los hábitos que se tengan que adquirir para lograr a él», diferencia la nutricionista.
El contenido ‘fit’ que consumen
Aunque la mayoría de los jóvenes percibe que los medios de comunicación y la publicidad priorizan la apariencia física y saben que los cuerpos que se exponen son poco realistas, el 54% considera que tener un cuerpo tonificado y musculado ofrece bastantes o muchas ventajas sociales y profesionales.
Este éxito lo trasladan a la pequeña pantalla con los creadores de contenido. Las chicas, que prefieren TikTok e Instagram, presentan una mayor inclinación al uso de filtros y aplicaciones para modificar su apariencia en redes sociales: un 9,7% afirma que las emplea bastante, siempre o casi siempre, en comparación con el 4,3% de los chicos, que se inclinan más por Youtube.
El estudio también recoge cómo afectan los ‘fit influencers’ (creadores de contenido enfocados a un estilo de vida saludable o del mundo fitness, que comparten recetas, rutinas de ejercicios y productos que consumen) a los adolescentes, tanto en la percepción sobre su propio cuerpo como en la compra de los productos que promocionan, especialmente en los chicos: el 20,2% confirmó tener un ‘fit influencer’, más de la mitad reconoce que se sintió interpelado de algún modo sobre sobre su imagen corporal al consumir los mensajes de estos creadores y entre un 7% y un 14% de los adolescentes -sobre todo las chicas- compara a menudo o muy a menudo su apariencia con la de sus ídolos.
Además, Domínguez reseña que «no hay que olvidar que consumen un mismo tipo de contenido en base a lo que el algoritmo decida, recibiendo así muchos impactos sin parar, publicidad, etc. que no cesan en generar necesidades de consumo. Como el algoritmo vea que te interesan cuestiones estéticas, de belleza… se ceba con ese tipo de mensajes. Y ese canon de belleza vende mucho e impacta en las nuevas generaciones, enseñándoles la belleza con unos ejemplos extraordinarios y unos cuerpos muy poco normativos, que chocan con la realidad de las personas normales».
Amigos y familia
La investigación desvela que los padres ejercen también un impacto inicial muy significativo en el moldeado de las percepciones adolescentes sobre la imagen corporal saludable y estética en edades tempranas, pero van perdiendo peso a medida que los menores crecen, haciendo que los ‘influencers’ incrementen su capacidad de influencia.
«Hay una parte en el adolescente muy vulnerable y la opinión de sus iguales tiene más peso que la de sus padres», recuerda el psicólogo, para quien es fundamental trabajar desde la infancia la relación con los hijos, «sentando las bases de una buena comunicación, desarrollando su capacidad crítica, preparándoles para que sean capaces de cuestionar los mensajes de sus iguales e, incluso, de sus propios padres, aunque moleste. Que piensen por ellos mismos es vital», recuerda. «Enseñarles habilidades sociales desde pequeños es también importantísimo -prosigue- para que sepan afrontar la presión de grupo, que sepan defenderse y sean conscientes de que les pueden llegar mensajes incorrectos desde su grupo de iguales».
Y es que en plena adolescencia, el influjo de las amistades y figuras como los ‘influencers’ se mantiene de forma continuada y en aumento, sobre todo en lo que tiene que ver con la estética, especialmente durante la adolescencia tardía. Los ‘influencers’ (24,1%), los progenitores (33,5%), otros adultos (33,8%) y las amistades (34,6%) juegan roles significativos en la percepción de los adolescentes sobre un cuerpo saludable.
Así, la investigación desvela que los amigos son la influencia corporal estética más significativa para ellos: desde un 32,6% a los 12-13 años hasta el 43,4% a los 16 años.
«De los más de 100 factores determinantes que influyen en la salud -especifica Folgar-, poco más del 30% tiene que ver nuestra selección personal. Por eso, no podemos relacionar peso con salud. Por ejemplo, una persona puede tener un trastorno de la conducta alimentaria (TCA) y un físico normativo. U otro que engorda por haber dejado de fumar, ¡pero está ganando en salud! Y es que la salud no se determina en kilos», recuerda.
Educar desde la infancia
Estar del lado de los adolescentes es hoy más importante que nunca. «Son más influenciables por el momento vital de desarrollo en el que se encuentran», recuerda la investigadora de la UNIR. Por ello, cree que «hay que hacer un especial ejercicio de que lo que consumen y aportarles contexto. Explicarles que lo que ven no es real, que los profesionales del fitness a los que idolatran viven de su cuerpo y que no todo en la vida se consigue».
«El cuerpo de un determinado ‘influencer’ es una foto elegida, con una pose concreta y con el uso de sus filtros correspondientes», recuerda Folgar. «Ni siquiera ese cuerpo que vemos a través del smarphone es así. ¡Son irreales! Porque son poses forzadas, con filtros e, incluso, operaciones estéticas. Pero aunque esa imagen no sea retocada, cualquier persona que coma y haga el mismo tipo de actividad física, no va a tener el mismo físico», subraya.
Para Feijoo es vital, en este aspecto, trabajar la frustración. «Hemos de enseñarles a ser realistas con sus metas y que no significa que sean unos fracasados porque no puedan hacer 100 burpees seguidos. No podemos dejarles solos ante este tipo de discursos».
Todo esto requiere de un trabajo «desde la infancia», añade Folgar. «Los estudios nos dicen que las niñas empiezan ya a encontrar aspectos negativos en su cuerpo desde los 5 años -continua-. Esto tiene determinantes culturales y sociales. Hay cosas que están en nuestra mano y otras no. Lo que sí se puede trabajar en casa es nuestra relación con el cuerpo y la comida, es decir, las personas referentes para ese niño o niña, ¿qué relación tienen con la alimentación? ¿Y con su cuerpo? ¿Ven la báscula y cómo la usa mamá o papá? ¿Hacen los adultos comentarios del tipo ‘vaya michelín tengo’, ‘¡qué culo se me está poniendo!’ o hablan delante de los menores de otros cuerpos o hacen comentarios negativos? Los adultos de referencia son los que han de trabajar esto para ser el mejor referente posible de los menores y sepan resolver las dudas que los hijos planteen. Y, por supuesto, si vemos síntomas de alarma (empiezan a rechazar su cuerpo, no quieren ir a playa o a la piscina, empiezan a vestir con ropa holgada para tapar su cuero, etc.), no esperemos: hay que pedir ayuda psicológica para evitar problemas mayores».
En esta misma línea, se posiciona Domínguez: «Educar es muy complejo pero si en casa se les enseña a vivir de manera saludable, con hábitos correctos e incentivando su capacidad crítica, aunque las redes o los ‘influencers’ les manden mensajes incorrectos y cometan errores, serán capaces de redirigir su conducta hacia esa base sólida que tienen ya previamente construida».