05 May El ejercicio físico retrasa la aparición de la fragilidad en la vejez, según un estudio
Un estudio realizado por el Grupo de Investigación en Envejecimiento y Ejercicio Físico del Instituto de Investigación Sanitaria INCLIVA y la Universitat de Valencia apunta a que el ejercicio físico retrasa de forma muy significativa la aparición de la fr
EUROPA PRESS – VALENCIA
Un estudio realizado por el Grupo de Investigación en Envejecimiento y Ejercicio Físico del Instituto de Investigación Sanitaria INCLIVA y la Universitat de Valencia apunta a que el ejercicio físico retrasa de forma muy significativa la aparición de la fragilidad asociada a la vejez.
Según ha informado el instituto sanitario en un comunicado, la fragilidad es un síndrome geriátrico de gran relevancia que afecta aproximadamente al 15% de los mayores de 65 años. Se caracteriza por la vulnerabilidad que hace que aumente el riesgo de eventos adversos, como la discapacidad la mala calidad de vida, la institucionalización o la mortalidad cuando se encuentra expuesto a situaciones de estrés.
Los investigadores han comparado en ratones el estilo de vida sedentario frente a un estilo de vida activa y el estudio, publicado en la revista ‘Journal of Gerontology’, tiene como objetivo desarrollar intervenciones en animales con potencial transferencia a la práctica clínica.
La doctora y miembro del grupo de investigación María del Carmen Gómez-Cabrera, que también es profesora titular del Departamento de Fisiología de la Universitat de Valencia, ha explicado que han desarrollado un test de fragilidad en animales, Valencia Score, basado a su vez en el método más utilizado en la práctica clínica para conocer el grado de esta afección, el Criterio de Fried.
Éste establece la fragilidad como la presencia de varios criterios en pacientes: debilidad, fatiga crónica, inactividad, pérdida de peso y disminución de la velocidad de marcha.
«Nuestro método mide la pérdida de peso, la fatiga, la lentitud de la marcha, la debilidad muscular y la inactividad física. Realizamos estas mediciones, en términos de fragilidad, en ratones a lo largo de toda su vida comparando dos grupos: uno con un estilo de vida sedentario frente a otro con un estilo de vida activa (ejercicio físico voluntario). Los resultados en el modelo animal muestran que el ejercicio físico retrasa de forma muy significativa la aparición de la fragilidad», ha destacado.
Según el catedrático de Fisiología de la Universitat de Valencia y director del grupo, José Viña, ha afirmado que «la fragilidad es un síndrome no solo prevenible, sino también reversible» y ha agregado que en un reciente ensayo clínico desarrollado en colaboración con Francisco José Tarazona, del Hospital de la Ribera, han demostrado que un programa de ejercicio físico es capaz de revertir la fragilidad en humanos.
En este estudio, con 100 pacientes frágiles, la mitad de ellos realizó un programa de ejercicio físico multicomponente, 5 días a la semana durante 6 meses. El programa no solo revirtió la fragilidad, sino que mejoró parámetros cognitivos, emocionales y sociales. Del mismo modo, redujo de forma significativa el número de visitas al centro de atención primaria de los pacientes.
«El ejercicio físico programado individualizado y controlado por personas expertas es una herramienta con un enorme potencial en el manejo de la fragilidad», ha concluido José Viña.
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