08 May El coste laboral de la maternidad: casi 9 de cada 10 mujeres han renunciado a salario, empleo u oportunidades.
La mitad de madres españolas han reducido en algún momento su jornada, el 24% ha pedido una excedencia y el 21% ha renunciado a puestos de responsabilidad.
2024. El Periódico
Patricia Martín
España es uno de los países más avanzados en leyes que promueven la igualdad o contra las violencias machistas, pero sigue habiendo una gran asignatura pendiente: la conciliación familiar y laboral, un problema que afecta a hombres y mujeres pero sobre todo a las madres, porque siguen siendo las principales cuidadoras. La Asociación Yo No Renuncio, del Club de Malasmadres, ha difundido una nueva encuesta que indica que el 87% de las mujeres ha tenido que renunciar a algún aspecto de su vida laboral, ya sea perdiendo salario, rechazando oportunidades o cambiando de empleo, para cuidar de sus hijos.
En concreto, el 52% ha reducido su jornada, lo que implica una pérdida de salario, el 24% ha pedido una excedencia, el 21% ha renunciado a puestos de responsabilidad, un 20% ha cambiado de puesto de trabajo para poder conciliar y un 16% ha dejado su empleo.
Esta situación demuestra que la sociedad «ha normalizado la renuncia de las madres». «Estamos en una sociedad donde se niega el futuro a las madres, donde se pierde la identidad de las mujeres cuando llega el tsunami maternal y te dicen ‘ya no vales’, ‘cómo lo vas a hacer’, o quizás ‘mejor tómate tu tiempo'», ha reflexionado Laura Baena, presidenta de la Asociación Yo No Renuncio en la presentación de la encuesta que lleva por título ‘Sin madres no hay futuro’.
El coste
El estudio ha sido realizado con una encuesta online, que han respondido 18.000 mujeres del 19 al 27 de febrero, y muestra que uno de los motivos que provoca que las madres se vean perjudicadas en su trayectoria profesional es que seis de cada 10 trabajan en empresas que no ofrecen medidas de conciliación. Y un 19% solo ofrece flexibilidad horaria. Ante ello, más de la mitad de las encuestadas indican que han tenido que «renunciar» porque estaban sobrecargadas de trabajo, sentían que «no pueden llegar a todo» y necesitan cuidar también de su salud mental. Pedir una reducción de jornada o una excedencia, a veces se interpreta como la única posibilidad de aunar el trabajo y los cuidados del hogar y los niños.
La situación se ve agravada por la escasez de permisos laborales y de recursos públicos que ayuden a las familias. Por ejemplo, dos de cada cinco mujeres indican que no pueden asumir el coste que tienen servicios como las guarderías o los cuidadores profesionales, de ahí que acaben sacrificando buena parte de su futuro laboral. En este contexto, los abuelos siguen siendo la tabla de salvación. Siete de cada diez mujeres recurren a ellos cuando ella o su pareja no puede atender a los niños.
Pero su ayuda no es suficiente. En conclusión, el 85% de las encuestadas dice sentirse sola a la hora de conciliar debido a la falta de apoyos familiares, empresariales y sociales. «Estamos agotadas, solas y sin tiempo», ha sentenciado Laura Baena para exigir a las administraciones y a la sociedad que se impliquen en la solución. Y, en referencia al lema feminista ‘Se acabó’, que surgió tras el beso no consentido de Luis Rubiales a Jenni Hermoso, la fundadora del movimiento social MalasMadres ha pedido que también haya un ‘Se acabó’ ante el problema de la conciliación.
Las propuestas
A este respecto, la Asociación Yo No Renuncio, que nació para reivindicar la conciliación laboral y familiar, ha impulsado la campaña ‘No queremos flores, queremos leyes’ para exigir la puesta en marcha de 13 propuestas concretas que apoyen la maternidad. Entre ellas destaca la petición de que se amplíen los permisos de nacimiento hasta las 24 semanas, que ha sido firmada por 8.000 personas.
En la presentación de la encuesta ha participado la secretaria de Estado de Igualdad, Aina Calvo, que ha admitido que los datos del estudio «interpelan» a las administraciones porque «hay muchas cosas por cambiar». Pero también ha subrayado que «una ley no lo va a cambiar todo» y que para facilitar la conciliación se requiere de «una alianza público-privada«.