10 May El consejo de un psiquiatra de Harvard para que seas feliz en la vida.
«El motor de una buena vida no es el yo, sino nuestra conexión con los demás», asegura Robert Waldinger, uno de los investigadores del mayor estudio sobre felicidad.
S.F
Las personas que se consideran más felices son las que «cuidan y mantienen sus relaciones personales» en todos los ámbitos de su vida, según concluye el estudio más amplio realizado en el mundo sobre la felicidad, que comenzó en Boston (EEUU) en 1938 y que aún sigue en marcha con los hijos de los primeros participantes.
Las conclusiones de esta investigación se plasman en el libro ‘Una buena vida’, presentado este martes, y escrito por los doctores Robert Waldinger y Marc Schulz. Recoge los resultados del Estudio de Harvard sobre el Desarrollo en Adultos, el más largo realizado en la historia sobre la felicidad humana, según afirman los autores.
La conclusión principal es que «el motor de una buena vida no es el yo, sino nuestra conexión con los demás». Otro resultado destacable es que «después de estudiar miles de vidas, no existe ninguna perfecta» y, además, que «nunca es tarde para nadie» en cuestiones de mejora personal y relaciones sociales, según explicó a Servimedia el psiquiatra de la Universidad de Hardvard, Robert Waldinger.
Los autores combinan la divulgación científica con decenas de historias personales de los participantes en el estudio y ofrecen consejos prácticos a los lectores. Hace 84 años, la Universidad de Harvard eligió a una población de cientos de personas y durante años estuvieron entrevistándolas, haciéndoles análisis y siguiendo su desarrollo profesional y personal desde su juventud hasta su fallecimiento. Han indagado sobre sus motivaciones, su carrera profesional y sus relaciones personales.
Según el doctor Waldinger, «las personas más conectadas con la familia, los amigos y la comunidad son más felices y están físicamente más sanas que las personas que están peor conectadas». Además, «la salud de las personas que están más aisladas de lo que desean se deteriora antes que la de quienes se sienten conectados con los demás; las vidas de quienes se sienten solos también son más cortas».
Qué nos hace felices
Este especialista recoge el testigo de otros dos directores del Estudio de Harvard sobre el Desarrollo en Adultos. «Me decidí a ser el nuevo director después de leer la vida de dos pacientes y sus descendientes. Lo más bonito es conocer la historia de la gente, porque es increíble ver todo lo que les ha pasado y lo que les hace felices». Aseguró que le han impresionado espacialmente las vidas de las mujeres y su «capacidad especial para cuidar de las relaciones personales y familiares, mucho mayor que la de los hombres».
El paciente que más le impresionó fue un hombre de buena familia que había estudiado en Harvard. Todo el mundo esperaba que triunfaría en su vida profesional. «Era profesor de instituto y tenía unas relaciones muy buenas con todo su entorno; hacía de mentor con muchos de sus alumnos, les ayudaba a mejorar. Además, era admirado por su familia y amigos de todos sus ámbitos vitales. Al final eligió ese modo de vida para poder cuidar de su madre y creo que su vida fue muy rica y feliz. Muchas veces las vidas más normales son las más felices«.
Los investigadores sostienen que el dinero no da la felicidad, a tenor del estudio, pero sí es necesario tener cubiertas de forma razonable todas las necesidades. «En Estados Unidos son 75.000 dólares al año, en España, no sé. Pero lo realmente importante es cultivar nuestra red de relaciones personales en todos los ámbitos de la vida», destacó el experto de Harvard, que realiza meditación zen todos los días.
También se ha estudiado el efecto en la felicidad de recibir un premio de la lotería o tener una enfermedad incapacitante. «Después de un año, los niveles de felicidad vuelven a ser muy parecidos a los que tenía la persona, porque el ser humano está hecho para mantenerse con sus propios niveles de felicidad, cada cual los suyos, como si corriera en una cinta continua», destacó.
Por otra parte, el psiquiatra estadounidense relató cómo en Estados Unidos hay una «pandemia de soledad» desde los años 50 del siglo pasado, y cómo las personas han ido dejando de participar en la comunidad, en la parroquia o haciendo sus relaciones personales más débiles.
«Puede ser que en España sus ciudadanos se encuentren menos solos que los estadounidenses, pero siempre hay que dar un toque de atención: hay que cultivar las relaciones familiares y de amigos, llamando a las personas, escribiéndolas o saliendo a pasear cada semana. No podemos dejar morir nuestras amistades».
La idea de felicidad también cambia según las épocas, pero básicamente se mantiene que lo que nos mantiene felices es «encontrar un propósito acorde con las expectativas del tiempo que nos toca vivir». «Es muy relevante ver cómo las amas de casa que participaron en el estudio durante la Segunda Guerra Mundial eran muy felices cuidando de sus hijos y de sus maridos. Ahora también vemos cómo son felices las mujeres que desarrollan sus carreras profesionales», concluyó el director de la investigación.