«El alzheimer presenta también otros síntomas que no tienen nada que ver con la memoria»

«El alzheimer presenta también otros síntomas que no tienen nada que ver con la memoria»

Azuquahe Pérez, neurólogo y escritor, explica el desarrollo de esta enfermedad.

MÓNICA SETIÉN

Según la OMS en el mundo hay 47,5 millones de personas que padecen demencia. España es el tercer país del mundo con mayor prevalencia: el 6 % de los mayores de 60 años sufre algún grado de demencia y llega al 27 % en los mayores de 85 años.

Para entender mejor esta enfermedad y a los que la padecen, el doctor Azuquahe Pérez, médico especialista en neurología, ha escrito un libro, «Los Relojes tienen un horario que cumplir» (Next Door Publishers, 2017) que trata del tiempo y de cómo se expresa el paso del mismo en las personas que comienzan a presentar un deterioro de cualquiera de sus funciones cognitivas. Una obra que explica las demencias y déficits cognitivos a partir de dos elementos principales: la historia de la primera paciente con alzheimer y los diferentes test del reloj elaborados por los pacientes del Hospital General de La Palma.

Pérez aclara que «la demencia es un concepto que describe un deterioro de la capacidad mental lo suficientemente grave como para intervenir en la vida diaria de una persona. La más frecuente es la Enfermedad de Alzheimer, de ahí que los términos se confundan a menudo; sin embargo existen otras, como la demencia vascular, etc…».

«El alzheimer es una enfermedad que se puede manifestar a cualquier edad, —explica este neurólogo— siendo más común a partir de los 65 años, aunque se pueden dar casos tempranos, incluso a los 40 porque son patologías hereditarias, pero son muy raros».

Este doctor se lamenta de que se tarda más de lo que se debería en diagnosticar esta dolencia «muchas veces, los olvidos y faltas de memoria se asocian con la edad, y los pacientes dejan pasar el tiempo sin consultar a un médico, pero en realidad, con los medios que tenemos, se puede dictaminar incluso antes de que se manifieste». Pérez explica que estos pequeños fallos son lo que se denomina «el deterioro cognitivo ligero, que es el anticipo de lo que será la enfermedad. Este puede manifestarse con olvidos, con alteraciones del lenguaje… que hacen que podamos valorar en estadios tempranos. Actualmente incluso hay una técnicas de imagen que pueden detectarlo mucho antes de que se tenga ningún síntoma». El experto apostilla que «lo ideal sería diagnosticar lo más pronto posible, no cuando el paciente ya ha perdido independencia».

A día de hoy el alzheimer no tiene cura, señala Pérez, «no hay medicinas que remedien este mal, pero sí contamos con tratamientos farmacológicos que pueden frenar los síntomas y prolongar el albedrío del enfermo, que sea funcional por más tiempo, que necesite menos apoyo de cuidadores. Consiguen retardar las alteraciones conductuales que son muy frecuentes. Por otro lado, también hay terapias no farmacológicas que nos ayudan en retrasar el deterioro. Tratamiento no hay, pero sí conseguimos mejorar la autonomía y controlar los síntomas».

No solo hay pérdida de memoria

La detección del primer alzheimer, diagnosticado por el doctor alemán de este nombre, fue el de una mujer llamada Auguste Deter. El experto utiliza este caso para explicar que esta enfermedad no solo afecta a la memoria: «Esta señora de 51 años, no solo mostraba olvidos, también tenía alteraciones conductuales y delirios. El doctor la empezó a tratar cuando la dolencia ya estaba moderadamente avanzada. Ella creía que su marido la engañaba y que alguien la perseguía para hacerle daño, y poco a poco fue desarrollando otras alteraciones de lenguaje o de reconocimiento de gente». Azuquahe recalca que es necesario identificar más síntomas que la pérdida de memoria, ya que «es muy complicado explicarle a una familia otros indicios, que no tienen que ver nada con el recordar y que, efectivamente, son propios de la enfermedad».

También las familias sufren

El facultativo no se olvida de las familias, que también sufren con el alzheimer: «Los cuidadores, —que suelen ser mujeres en su inmensa mayoría—, ven muy perjudicada su calidad de vida, no solo desde le punto emocional, también se resiente su salud y su vida social: se ha calculado que una persona con demencia necesita 70 horas semanales de atención, lo que impide hacer otras tareas o simplemente distraerse. Todo eso sin contar el gasto económico que suponen los cuidados de estos enfermos…».

Relojes para ayudar al diagnóstico

El doctor Pérez explica que los dibujos de relojes a los que hace mención en el título de su libro, son una pista para detectar que tiene una alteración. «Cuando llega alguien a la consulta y nos dice que se le olvidan las cosas le pedimos que dibuje un reloj. Con esta tarea tiene que demostrar que todo lo que tiene que estar bien en su cerebro para hacerla está correcto. Es decir, le doy unas pautas y lo primero que tiene que estar bien es su atención, debe atenderme para poder ejecutar el dibujo. También tiene que entender lo que le pido, saber planificar lo que va a dibujar, conocer dónde lo va a pintar… Según como sea la representación del reloj podemos saber si puede haber alteraciones, aunque no podamos saber en que grado».

www.abc.es/familia/mayores/abci-alzheimer-cursa-tambien-otros-sintomas-no-tienen-nada-memoria-201709