«El acoso escolar cada vez se está dando más en edades tempranas».

«El acoso escolar cada vez se está dando más en edades tempranas».

Hablamos con Raquel Pastor, psicóloga responsable del programa KiVa frente al acoso escolar en Macmillan Education.

Ana I Martínez

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Los datos son escalofriantes: 1 de cada 3 estudiantes fueron víctimas de acoso escolar en 2019, según datos que se desprenden del último informe publicado por la UNESCO. En España, según el último estudio elaborado por Macmillan Education, 1 de cada 10 reconoció haber sido víctima del « bullying» durante el año 2020 en más de dos ocasiones al mes. «Y cada vez se está dando más en edades tempranas», cuenta Raquel Pastor, psicóloga responsable del programa KiVa frente al acoso escolar en Macmillan Education.

Este exitoso método finlandés con el que el país ha conseguido reducir los casos de acoso en las aulas, también tiene hueco propio en España: más de 100 centros escolares han decidido implementarlo con el objetivo de prevenir e intervenir el acoso escolar en las aulas.

Los resultados de este sistema, evaluado en un ensayo realizado a 30.000 alumnos, reflejan que el 98% de las víctimas participantes sintieron que su situación había mejorado, reduciendo así drásticamente los casos de acoso detectados.

El proyecto KiVa forma también parte, desde este curso, de la Fundación Balia, entidad que tiene como misión favorecer la inclusión de los menores en riesgo social, con el objetivo de crear un entorno positivo en las aulas y luchar, mediante el respeto y el autoconocimiento, contra el acoso escolar.

«Es un lujo trabajar con este grupo de niños», cuenta Pastor. Los menores, de entre 9 y 11 años, provienen de diferentes colegios y reciben su formación en la sede de la Fundación. «Trabajamos una vez al mes con ellos todo lo que tiene que ver con los valores, la inteligencia emocional, la asertividad, la buena comunicación… para que sean capaces de identificar el acoso escolar y tengan, además, herramientas para luchar contra él». Y es que si poner fin al «bullying» es ya de por sí todo un reto, con menores en riesgo de exclusión social lo es aún más.

Características del «bullying»

«El acoso escolar es un tipo de violencia, a veces, muy difícil de detectar a pesar de que es un concepto que está en boca de todos», apunta Pastor. Por ello, conviene saber cuáles son las tres características claves del «bullying» y «distinguirlo así de otro tipo de conflictos que pueden darse en el aula».

El acoso escolar, según la experta, se caracteriza por un daño deliberado de uno contra otro, es algo reiterativo (no puntual) y cuenta con un gran desequilibrio de poder entre el acosado y acosador.

«Es muy importante que, desde bien pequeños, a los niños se les eduque haciéndoles saber que todos queremos crecer y desarrollarnos en un entorno sano, de tal manera que si alguien sufre porque otro le hace daño, entiendan que no es tolerable», explica Pastor. «Los datos arrojan que es en 2º y 3º de Primaria cuando más casos se dan. Antes, el acoso escolar era más propio de los estudiantes de Secundaria pero las nuevas tecnologías y el ciberacoso han invertido esta tendencia», explica.

«Si se interviene desde el origen, el 80% de los casos de acoso se paran», asegura la experta. Por ello, «ante el acoso escolar, no se puede mirar para otro lado -continua-. Hay que prevenir para no llegar a situaciones que no se pueden solucionar. Educar en prevención es vital».

Detección temprana

La empatía, la inteligencia emocional, la comunicación o el conocimiento de los valores son claves para la creación de una conciencia grupal capaz de detectar que si un compañero sufre es porque algo pasa. «Hasta ahora se ha banalizado mucho la violencia», subraya Pastor. «Es importante concienciar de que no hay que reírse de una persona que está sufriendo. El mensaje que hay que dar a los menores es que si un compañero sufre porque otro le hace daño deliberadamente, no es tolerable en un entorno sano».

El proyecto KiVa educa al grupo no solo a detectar un posible caso, sino a pararlo y a pedir ayuda a un adulto para salir de la situación. «Además, no existe la figura del clásico ‘chivato’. Enseñamos a los menores a que un compañero que ayuda a otro porque está sufriendo y tiene miedo no es un chivato. Tradicionalmente, los niños y niñas acosadores suelen ser líderes, con cierto estatus de grupo. Con KiVa esto se rompe y se impone un liderazgo positivo: el niño que se pone del lado de la víctima, que le ayuda… Ya, después, es cuando los adultos cogen las riendas de la situación. Pero los niños son la clave», reseña Pastor.

Familias y toda la comunidad educativa, junto a los menores, resultan también imprescindibles en la lucha contra el «bullying». «Es fundamental potenciar la colaboración. No podemos esconder la cabeza frente al acoso escolar», insiste la experta. Solo así se evitarán que los menores acaben con estrés postraumático o tengan que salir del colegio.

«Si no se hace nada desde que se detecta, la solución será mucho más complicada -insiste- . Incluso, puede que llegue un momento en el que ya no se pueda solucionar». Este fue el caso de Kira (15 años) u Óscar (21), dos jóvenes que se suicidaron por acoso escolar en 2021 y 2019.

En España, según el último informe del Observatorio del Suicidio, en el año 2020 se alcanzó por primera vez en nuestro país 14 suicidios de menores de 15 años (7 niños y 7 niñas), duplicando los casos de 2019.



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