20 Dic El 80% de los casos de violencia machista acaban en condena.
Las estadísticas del Poder Judicial ratifican que las agresiones siguen creciendo.
D. Marchena
Uno de los caballos de batalla de los negacionistas de la violencia de género es que las denuncias están sobredimensionadas y que los tribunales dan crédito a acusaciones sin base. Un año más, las estadísticas oficiales contradicen esta versión y confirman que la mayoría de las denuncias que llegan a juicio acaban en condenas.
El segundo trimestre de este año, tras el levantamiento de gran parte de las restricciones por la pandemia, registró un aumento de la violencia machista. Malas noticias, aunque previsibles: la tendencia siguió al alza durante el tercer trimestre, de julio a septiembre. Así se desprende de los datos hechos públicos ayer por el Observatorio contra la Violencia de Género.
Este faro contra la violencia de género, una institución del órgano de gobierno de la magistratura, ha constatado que el número de víctimas y de denuncias en el tercer trimestre del año subieron un 5,22 y un 5,58%, respectivamente, en comparación con el mismo periodo del pasado año. Sin embargo, las órdenes de protección solicitadas ante los juzgados de violencia sobre la mujer disminuyeron un 3,89%.
Otra de las cuestiones llamativas del periodo analizado, “además de la contención en la tendencia al alza”, en palabras de la presidenta del observatorio, Ángeles Carmona, es que se ha vuelto a superar el máximo histórico de condenas, el 79,22% de todos los casos que llegan a juicio. De julio a septiembre, las víctimas fueron 43.830 (un 5,58 % más que en estos mismos meses de 2020 y una cifra similar a los de 2019).
De esas denunciantes, un total de 29.098 (66,39 %) eran españolas y las restantes 14.732 de otras nacionalidades. Entre las víctimas había menores tuteladas; en concreto 140 (127, españolas). Esta lacra afecta a más de 18,2 mujeres por cada 10.000, justo un punto por encima que hace un año. Siete comunidades superan esa media: Baleares, Murcia, Comunidad Valenciana, Canarias, Andalucía, Madrid y Aragón.
Las Baleares tienen el triste honor de encabezar esta clasificación, con 32,3 víctimas por cada 10.000 habitantes. Y hay que tener en cuenta, como dicen siempre las organizaciones que luchan contra el maltrato, que las denuncias que emergen son la punta del iceberg, aunque según Ángeles Carmona las víctimas tienen cada vez más “confianza en la acción de las administraciones”.
La presidenta del Observatorio contra la Violencia Doméstica, que antes de acceder a este cargo era secretaria judicial en Sevilla de un juzgado de violencia sobre la mujer, esa mayor confianza queda avalada por el hecho de que desde el 2009 alrededor de siete de cada diez víctimas hayan presentado ellas mismas la denuncia. Pero la botella se puede ver medio llena o medio vacía, según quien la mire.
Incluso la propia presidenta pareció matizar sus propias palabras cuando insistió en un llamamiento sobre la necesidad de apoyo que las víctimas necesitan de su entorno más cercano. Si ese apoyo se traduce en denuncias, la conclusión es demoledora. Un trimestre más, el informe revela que sigue siendo mínimo el porcentaje de denuncias presentadas por los familiares o el entorno de la víctima (1,63%).
En el otro lado de la balanza están las comunidades donde la proporción de agresiones está por debajo (estar por debajo de la media no quiere decir que sean cifras tolerables). La tasa más baja la registra Cantabria, con un 16,8), seguida por Castilla-La Mancha (16,6), Catalunya (15,2), La Rioja (13,8), Extremadura (13,2), Asturias (11,9), Castilla y León (11,8), País Vasco (11,6), Galicia (11,4) y Navarra (10,7).
Los juzgados de violencia sobre la mujer registraron 45.091 denuncias, un 5,22% más. El 73,22 fueron presentadas por la propia víctima, la práctica totalidad en la comisaría (72,21 %). El porcentaje de condenas ha pasado del 75,12% al 79,22%, un «nuevo máximo histórico». En total se dictaron 11.850 sentencias, de las cuales 9.387 condenaron al agresor y 2.463 lo absolvieron.