Edadismo y falta de visión de instituciones y empresas ningunean la revolución sénior.

Edadismo y falta de visión de instituciones y empresas ningunean la revolución sénior.

Expertos analizan sus razones, este 1 de octubre, Día Internacional de las Personas Mayores.

Marta Jurado 01/10/2023

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La revolución sénior ya está en marcha y cada día es más irrefutable. Los avances en la longevidad han colocado en el epicentro de una gran transformación a las personas mayores de 65 años– que hoy celebran su Día Internacional–. Varias generaciones que están siendo protagonistas de un cambio sin precedentes, ya que nunca antes habían sido un grupo tan numeroso – más del 20% de la población en España– con tan buena calidad de vida y con tanto poder económico, político y social, que supera incluso al de otras generaciones más jóvenes, tal como lleva demostrando este diario día a día. Además este poder está llamado a crecer exponencialmente a medida que los babyboomers, que ya superan los 55 años (nacidos entre 1949 y 1968) se acerquen a la edad de jubilación, por lo que muchos la señalan como «la revolución del siglo XXI».

Y es que tal como recordaba Fernando Ónega, el presidente de 65YMÁS en el cuarto aniversario de este periódico, «de todos los acontecimientos que van a condicionar el futuro y ya condicionan el presente de la Humanidad, el menos discutido, junto con el cambio climático, es el envejecimiento de la población, que aboca a las nuevas generaciones a un destino con más viejos que jóvenes. Esto se puede ver como un problema o como una oportunidad, nosotros abogamos por lo segundo», señalaba el veterano periodista resaltando además el papel que tiene España como uno de los países con más población mayor del mundo, solo a la altura de Japón.

¿Por qué apenas se habla de ella?

Sin embargo, aunque ha habido avances en los últimos años y la necesidad de visibilizar y poner en valor las aportaciones de este segmento de la población va calando poco a poco, «los mayores siguen percibiendo que instituciones, empresas y la propia sociedad les trata injustamentede manera discriminatoria y que no se les tiene suficientemente en cuenta, fundamentalmente por una cuestión de edad», señala el CEO de 65YMÁS, Francisco Valle en base a los resultados del estudio realizado por el diario junto a la consultora Comscore, Los sénior, un colectivo injustamente olvidado por las marcas. Por eso en el Día de los Mayores nos preguntamos, ¿por qué la revolución sénior no ocupa grandes titulares? ¿Qué es lo que tiene que cambiar para que se valore todo su potencial?¿Por qué las empresas e instituciones no acaban de apostar por los mayores?

Para la mayoría de los expertos consultados la revolución sénior permanece oculta fundamentalmente por una cuestión de edadismo, aunque también destacan el factor tiempo y la falta de la visión a largo plazo de instituciones y empresas. En opinión de Vânia de la Fuente-Núñez, responsable de la Campaña Mundial contra el Edadismo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) el principal problema es que se continúa excluyendo a quienes envejecen. «Es importante proyectarse como persona mayor para luego sacar provecho a la vejez y no rechazarla, construir un proyecto vital, e interiorizar que cuando eres mayor también tienes derechos y hay que reivindicarlos», señala. «Tenemos una idea obsoleta de la vida que se limita a educación, trabajo y jubilación, cuando luego te quedan muchos años por delante”, lo que hace que muchos, ni siquiera sean conscientes de esta revolución.

Los cambios «dan miedo» y llevan tiempo

Otros apuntan que es una cuestión de tiempo y posiblemente de «miedo a lo nuevo». «Se trata de un cambio cultural tan grande que va avanzando muy lentamente. No hay modelos, no hay referentes, hay que empezar todo de 0 y eso cuesta mucho trabajo y tiempo», opina Laura Rosillo (@laurarosillo), una de las mayores expertas del Age Managment o Gestión de la Edad en España. «Asimilar que la nueva mayoría social es adulta, es algo nuevo que no había pasado nunca. Es una gran revolución demográfica, política y económica. No solo decidimos elecciones sino que también somos en muchos casos el sostén económico del país, incluso a veces más que los trabajadores en activo, de muchas familias, del consumo en viajes, coches, casas, los que más hacemos voluntariado, o nos movilizamos», recuerda.

«Aún así, parece que la Silver Economy solo se centra por el momento en temas que tienen que ver con la dependencia, las pensiones, etc. Más relacionadas con los estereotipos negativos asociados a la edad y a la debilidad, que con la oportunidad que representan los sénior. Parece que es más fácil hablar de lo primero que de lo segundo. Nadie habla de la revolución sénior, pese a que ya está aquí. Es necesario que se visibilice una nueva generación de sénior capaces, con ganas y con poder adquisitivo. Se ha empezado con pequeñas revoluciones como la de Carlos San Juan por la inclusión financiera, o los pensionistas vascos, pero es necesario mucho más, como una legislación propia, igual que se ha hecho con temas de igualdad», opina. También señala que el problema es que cualquier cambio cultural da miedo, «genera una reacción de pánico ante lo que puedes perder por el camino», opina.

Carlos San Juan: «Los políticos nos ignoran»

Preguntado sobre este asunto, el propio médico jubilado Carlos San Juan, promotor de la campaña Soy Mayor, no idiota, también considera que hay un caldo de cultivo para que esta revolució estalle, pero hace falta un catalizador que la haga arrasar. «Las canas son muy dignas y eso hay que defenderlo, pero los mayores nos quejamos mucho y hacemos poco. Lo primero que hay que hacer es reivindicarnos a nosotros mismos. Yo creo que la falta de unidad para defender los temas que nos indignan es uno de los frenos a la revolución de los mayores, y por otro, que los políticos “sin excepción” viven en el culto a la juventud y nos ignoran».

«Nos tratan de manera paternalista y edadista en un hemiciclo cada vez más joven. Se trata de una gran miopía política, de gobernar a corto plazo y no pensando en el futuro. Vamos a ser el país con más población envejecida, por delante de Japón, y sin embargo, nos vamos a quedar atrás respecto a otros países como Reino Unido, Nueva Zelanda o la propia UE, que ya están creando estrategias de envejecimiento», opina. Defiende además que parte de la solución es «pedir un Ministerio de los Mayores de manera urgente, tanto en el Gobierno central como a nivel autonómico» y «crear estructuras de representación piramidales e independientes, que no reciban ayudas de administraciones o empresas, para defender nuestros intereses». Al mismo tiempo, comparte su malestar por que la Ley del Cliente Financiero se haya quedado «a las puertas de ver la luz», tras frenarse su aprobación en el Senado por el adelanto electoral del 23J. «Esto da mucha frustración, estuvimos a punto».

Se olvida que los mayores aportan más de lo que gastan

Precisamente el presidente de la Plataforma de Mayores y Pensionistas (@PlataformaPMP), Lázaro Gonzalez, que representa al movimiento asociativo más importante de personas mayores y pensionistas de España, señala la necesidad de sentirse orgulloso de ser mayor y cambiar la mentalidad edadista predominante. Según defiende, ésta asocia vejez únicamente con dependencia o con la «antesala de la muerte», así como de un gasto al sistema por las pensiones. «Es necesario virar hacia una «sociedad para todas las edades». Es un error tratarnos a todos por igual. Aparte de ser injusto, es que no es real. Somos un grupo muy heterogéneo, pero la a mayor parte de nosotros estamos bien de salud y aún tenemos mucho que aportar social, económica y políticamente», insiste.

En concreto, los datos hablan por sí solos y demuestran que los mayores no solo no son una carga para el Estado, sino todo lo contrario, ya que aportan tanto económicamente, como en temas tan relevantes para mantener el tejido social, como los cuidados:

 Los mayores de 65 años representan el mayor poder adquisitivo del país, un 12% superior al resto, según el Libro Blanco de la Silver Economy en España, El 40%, además, tiene unos ingresos anuales superiores a los 25.000 euros.

– Lo generación de mayores de 50 años representa el 26% del PIB español y será en 5 años el 35% del PIB europeo, según la Comisión Europea, por lo que cada vez tendrá mayor relevancia como parte de la economía.

– El 63% de los mayores de 55 años españoles ayudan económicamente a algún miembro de la familia o de su círculo cercano, según el III Barómetro de Consumidor Sénior del Centro de Investigación Ageingnomics de la Fundación Mapfre (@fmapfre).

–  Solo el 30% de los mayores son dependientes: Según datos del Instituto Nacional de Estadística (@es_INE), la tasa de dependencia de la población mayor de 64 años en 2022 se situaba en el 30,96 %, por lo que solo tres de cada 10 mayores de 65 años son dependientes.

«Pero administraciones y empresas tienen una falta de visión y no son conscientes de que este tema tiene que cambiar. Combatir el edadismo es cosa de todos: 1º de los mayores, 2º de las instituciones públicas: 3º por parte de las empresas«, concluye Lázaro González.

Valorar el talento sénior, la gran asignatura pendiente

Algo más optimista se muestra el economista Iñaki Ortega (@InakiOrtega), coautor del libro La revolución de las canas (Ediciones Gestión, 2018), quien considera que en los últimos años, –aunque lentos–, se han producido muchos avances. «Antes, hablar de talento sénior era un oxímoron imposible. Y aunque todavía quedan asuntos pendientes, se han conseguido muchas cosas en cuanto a la visibilidad del poder de los sénior. Por su puesto, todavía muchas empresas tienen que ver que los mayores de 50 años no son solo un cliente potencial, sino que los tienes que tener en tu compañía. La asignatura pendiente es que las compañías contraten o retengan el talento sénior .Todavía no pasa, y por eso muchos mayores recurren al trabajo autónomo – en mayor medida que los jóvenes–».

En una línea similar opina Laura Rosillo, quien defiende que «hay que valorar todo lo que puedan aportar a las empresa los trabajadores más veteranos. «Parece que solo se vincula edad con prejubilaciones y estereotipos negativos, como que carecen de formación digital. Y eso es falso en muchos casos», recuerda. Por último, los expertos coinciden en la complejidad que supone «hablar de mayores» como grupo, ya que engloba a varias generaciones y diferentes tipos de personas, con diversas historias de vida, estrato social o intereses. «Somos difíciles de segmentar económicamente porque somos muy diferentes pese a compartir edad y eso a veces cuesta trasladarlo. Por eso hay que empezar por el principio y crear modelos que permitan una legislación propia contra temas como el edadismo, igual que se ha hecho con la igualdad de género. No habrá repercusión si no hay legislación», insiste.