Edadismo: necesitamos cambiar la mirada.

Edadismo: necesitamos cambiar la mirada.

La palabra edadismo está de moda, aunque posiblemente lo que no está claro ni tan de moda, es ser conscientes de las situaciones, lenguaje y actitudes que discriminan a las personas por su edad.

2024. 65Ymás

Salomé Martín

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En muchos o en la mayoría de los casos no son rasgos conscientes y es algo aprendido desde la infancia que forma parte del sentir colectivo y del tejido de creencias generales.

Las personas mayores son sobre todo y por encima de su edad, apariencia, situación mental o funcional: PERSONAS y eso hace que no podamos generalizar, estereotipar ni uniformar de ninguna manera.

Las personas mayores son activas, amables, sabias, pacientes… o las personas mayores son pesadas, dependientes, cascarrabias, pasivas… ambas cosas son edadismo, porque no contemplan la diversidad de las personas independientemente de su edad. Caemos en los extremos y seguimos siendo edadistas.

La sociedad trata de cambiar la imagen de las personas mayores, difundiendo casos de personas que están físicamente estupendas, que corren maratones, que son influencers de moda, que van a la universidad, pero lo ciento es que no deja de ser otra forma de edadismo, porque ni todas las personas mayores van a la universidad, ni corren maratones, también hay personas que están tristes, que tienen dolores crónicos, que necesitan apoyo (como por cierto todos los seres humanos), el colectivo de personas mayores es diverso y seguimos tratando de encorsetarlos de alguna manera.

El otro día asistí a una actividad formativa de la UNED en la que el público eran personas jóvenes, estudiantes de módulo de FP orientado hacia el cuidado y consistía en mesas redondas en las que un profesional y una persona mayor hablaban de diferentes temas y puntos de vista.

Profundamente interesantes las preguntas del público que sentían a esas personas mayores como seres extraños, diferentes completamente a ellos, como si las cosas fundamentales de la vida como es el sentir o las emociones fuesen desiguales según la edad.

Muy esclarecedora en este sentido alguna pregunta, como en la que una persona del público cuestionaba por cómo se prepara alguien ante la soledad que le espera cuando envejezca. ¿Evidencia social, aceptación de lo que consideran inevitable en el futuro? La respuesta desde la mesa fue del representante de las personas mayores y me parece fabulosa: “Todos podemos estar solos en nuestra vida sin importar la edad y para eso hay que quererse mucho a sí mismo y relacionarse. ¿Cómo te preparas tú por si te sientes solo en algún momento?”.

Esa es la cuestión, somos lo primero y fundamentalmente personas y después añadimos el género, la personalidad, la tendencia sexual, la etnia, las creencias religiosas, la edad, las preferencias, las experiencias y muchísimas cosas más que nos configuran como seres únicos.

Los sentimientos, emociones, necesidades existenciales… son las mismas sin importar la edad. La soledad, el sufrimiento, la alegría, el amor, la necesidad de contacto emocional y físico, la esperanza o su ausencia, la compasión… son experiencias humanas sin cronología.

Necesitamos cambiar la mirada, que es una frase que está también de moda, y ver a las personas por sí mismas, sin edad. Da igual si su pelo es blanco o teñido, si a los 70 subes el Everest o a los 30 necesitas una silla de ruedas para desplazarte, si usas ChatGPT cada día o tienes dificultades para manejar la banca online, eso no nos define. Si lo hacen nuestros valores, actitudes, emociones, realidades vitales y esas cosas son absolutamente independientes de la edad.

Es labor de todos ser conscientes de ese edadismo en el que estamos inmersos, dejando de dar protagonismo a la edad y dando valor real a la PERSONA que somos cada uno de nosotros.