11 Mar Depresión postparto: ¿Cómo la afronto?.
Se trata de un problema de salud mental importante, que afecta a entre el 10 y el 20% de las mujeres que dan a luz y que puede ser tratado con terapia psicológica y farmacológica.
Carmen Cardoso
La depresión postparto es un problema de salud mental de primer orden que afecta a entre el 10 y el 20% de las mujeres que han dado a luz. Su comienzo se sitúa en cualquier momento posterior al parto y puede aparecer incluso hasta un año después, aunque la mayor incidencia se concentra en las cinco primeras semanas después del nacimiento del bebé.
Es dos veces más común en mujeres que en hombres durante el años fértiles y existen una serie de factores de riesgo, como son la aparición de depresión o ansiedad durante el embarazo, los sucesos estresantes que se hayan podido producir durante el embarazo o una historia clínica de de presión recurrente.
Es importante diferenciar esta patología de la tristeza postparto
Es importante diferenciar esta patología de la tristeza postparto, común en muchos mujeres, y que tiene más que ver con los cambios hormonales que se producen después del alumbramiento. En este caso, se caracteriza por la presentación de un ánimo muy deprimido, tristeza continua, irritabilidad con angustia significativa, desmotivación y alteración del funcionamiento personal.
Uno de los grandes problemas que presenta es que está infradetectada, lo que dificulta su tratamiento. Por eso, en primer lugar, lo que hay que hacer es recurrir a la ayuda de un especialista. En ocasiones, la mujer está demasiado abrumada por la situación y no es capaz de tomar ninguna decisión, por lo que es aconsejable que las personas que están a su alrededor consulten con un experto.
El tratamiento se aborda generalmente desde dos vías, la terapia psicológica (individual o grupal) y la vía farmacología. La combinación de ambos parece ser la alternativa más eficaz, tal y como han demostrado numerosos estudios científicos. El tratamiento farmacológico suele consistir en la administración de antidepresivos tricíclicos como la amitriptilina, nortriptilina e imipramina y los inhibidores de la recaptación de serotonina (ISRS) como la fluoxetina, sertralina, flavosamina y paroxetina. En ocasiones, también es requerido el uso de de benzodiacepinas para tratar la ansiedad y el insomnio.
La terapia psicológica suele estar enfocada a la detección de los pensamientos negativos, la gestión de la angustia y la ansiedad, el autoconocimiento y la puesta en práctica de hábitos que puedan ayudar a mejorar el estado de ánimo.
La OMS sugiere una atención al parto respetuosa, que proteja a la madre de todo daño innecesario.
En cuanto a la prevención, la OMS sugiere una atención al parto respetuosa, que proteja a la madre de todo daño innecesario, que le permita tomar decisiones informadas y que le ofrezca apoyo emocional durante todo el proceso.
En cuanto a cómo afecta a a la relación madre e hijo, un estudio llevada a cabo por expertos de Cambridge concluye que no es significativa. Los expertos observaron la calidad de las relaciones entre madre-hijo ocho semanas y 12 meses después del nacimiento en un grupo de 131 mujeres: 51 madres sanas sin depresión actual o pasada, 52 madres con depresión y 28 madres con antecedentes de depresión pero sin diagnóstico.
Tanto a las ocho semanas como a los 12 meses, las madres y los bebés de los grupos de depresión y de solo antecedentes mostraron una calidad de interacción con los hijos reducida. Específicamente, a las ocho semanas, el 62% en el grupo de madres con depresión durante el embarazo y el 56% en el grupo de madres con antecedentes solo de depresión puntuaron en la categoría más baja de calidad de relación, donde se recomiendan intervenciones terapéuticas, en comparación con 37 % en el grupo sano.
Todos los grupos de madres y bebés mejoraron en la calidad de su relación entre las 8 semanas y los 12 meses, lo que, según los investigadores, indica que con el tiempo todas las madres y sus bebés pueden estar más en sintonía entre sí.