Del teletrabajo al ‘smart working’: los pros de trabajar en casa y en la oficina.

Del teletrabajo al ‘smart working’: los pros de trabajar en casa y en la oficina.

Detectadas las dificultades de trabajar en remoto tras un año de pandemia, surgen propuestas mejoradas en aras de un futuro del trabajo más ágil.

Rocío Navarro Macías

Antes de que estallara la pandemia, el teletrabajo se percibía como una opción prometedora para conciliar la vida laboral con la familiar y evitar pérdidas de tiempo innecesarias, por ejemplo, en los desplazamientos. El número de personas que desempeñan su jornada en remoto ha pasado de un 4,8% al 14,7% en cuestión de un año. Una transformación que en muchas empresas ocurrió de forma vertiginosa y para la que la mayoría de los empleados no estaban preparados. De hecho, desde que se declaró el estado de alarma, las ganas de teletrabajar de los españoles se han reducido en 18 %, según indica un estudio realizado por jobatus.es.

“Trabajar en remoto durante la pandemia no es conciliar, aunque hayamos compartido todas las parcelas de la vida en el mismo espacio. Han sido meses de adaptación, miedo, incertidumbre y mucho estrés, no solo por el trabajo, sino también, por supuesto, por el devenir de la crisis sanitaria, la económica y el encadenar meses de restricciones, que nos han obligado a estar en casa más tiempo del que quisiéramos y a adaptar un activo clave para las personas: la socialización”, explica Raúl Suárez, responsable de negocio corporativo en LinkedIn España.

La sensación de soledad ante la ausencia de contacto con compañeros, la autopresión que se imponen los propios trabajadores para responder emails o llamadas más rápido de lo que lo harían en la oficina, y alargar voluntariamente la jornada laboral destacan como los aspectos que más afectan emocionalmente al trabajo en remoto en nuestro país, según indica un estudio realizado por LinkedIn.

Además, la conciliación aparece como el mayor obstáculo del trabajador en casa durante la jornada laboral, según el Informe de Confianza del Trabajador realizado por la misma compañía.

“A este factor de estrés debemos de añadir el sentimiento de que no todos los días son productivos. Algunos pueden ser más difíciles que otros, pero no podemos obviar que es una situación nueva y no podemos centrarnos en una búsqueda incesante de productividad, sino adaptar nuestra rutina para que con el tiempo todo sea un hábito”, enfatiza Suárez.

En resumen, trabajar más horas que en la oficina, no saber poner límites entre el trabajo y el hogar, la procrastinación y cómo afecta esta situación al bienestar personal son otros aspectos que han aumentado los niveles de burnout por el teletrabajo. Y desde esta perspectiva están apareciendo propuestas mejoradas que perfilan un futuro del trabajo más ágil desde casa, la oficina o donde el empleado prefiera.

Del teletrabajo al ‘Smart Working’

Detectadas las dificultades que supone trabajar en remoto, el smart working surge como una solución para terminar con los obstáculos del trabajo (bien sea desde la empresa o en remoto) y que afectan también al plano privado del empleado. “No se trata sólo de trabajar fuera de la oficina, sino que se requiere de un cambio de mentalidad, de cultura, de procesos y de tecnología. El entorno ya nos está dando algunas pistas, como los principios de la industria 4.0, la agenda 2030 o la tendencia hacia la salud y el bienestar”, revela Ruth Elías, socia consultora de Human Resources Spain.

Desde el enfoque del smart working, también denominado trabajo ágil, el empleado dispone de total flexibilidad y autonomía en la organización de la jornada laboral, en la elección de la ubicación y el horario de trabajo. Como indica la consultoría Robert Walters en su informe A Smart Workplace for the Workforce of the Future, este paradigma necesita de un entorno de trabajo digital, flexibilidad laboral y unas condiciones que aseguren la información, comunicación y colaboración del empleado.

Se requiere de un cambio de mentalidad, de cultura, de procesos y de tecnología

“Es importante organizar estas funciones desde la perspectiva del usuario. Poner al empleado, no a la tecnología, en el centro de la toma de decisiones. ¿Cómo quiere estar informado su empleado? ¿Cuáles son las formas más populares y efectivas de comunicarse? ¿Cómo quieren sus colegas trabajar juntos con éxito? ¿Y qué herramientas necesitan para ello?”, reflexiona Cheryl Van Heyningen, arquitecto de soluciones de Sogeti en un artículo. Bajo este paradigma, se podría mejorar la satisfacción del empleado, así como su motivación.

¿Mejor en remoto?

Pese a los obstáculos que la rápida adaptación del trabajo en remoto ha conllevado, resulta útil hacer un análisis y poner la situación en una balanza. “Compara, teniendo en cuenta lo bueno y lo malo de ambas situaciones y pon el foco en las ventajas del teletrabajo, porque eso va a tener un impacto favorable en la actitud hacia la tarea, las interacciones con los compañeros y el estado de ánimo”, asegura San Román.

Reflexionar sobre el ahorro de tiempo y energía que supone trasladarse al trabajo y en qué puede invertirse ese excedente es una de las ventajas de quedarse en casa durante la jornada. “Además de recordar este tipo ventajas logísticas, profundiza en ello, léelo en términos de salud física y psicológica, en el descenso de estrés, que te permite estar más disponible para otras ocupaciones en lugar de desgastarte en asuntos que no son propiamente laborales”, añade.

No obstante, la soledad del teletrabajo puede ser una losa para algunos trabajadores, que llegan a padecer una sensación de aislamiento. “Se ven desconectados de sus compañeros y esto hace que la cohesión de los equipos, que en muchas ocasiones coincide con su vida social, pueda deteriorarse”, asegura San Román.

Sin embargo, los equipos no se han disuelto, simplemente se han modificado las condiciones, por lo que mantener una comunicación de calidad con los compañeros puede ayudar a combatir la situación. El experto recomienda poner afecto en las interacciones, así como implicarse en las relaciones, o ser amable en los chats, emails o videoconferencias.

Por otra parte, el teletrabajo no es una opción para la que todo el mundo esté preparado. “No todos sabemos teletrabajar, y no estamos muy acostumbrados a gestionar nuestro tiempo y actividades sin imposiciones externas”, subraya Elías. La experta apunta a la disciplina extra que requiere el teletrabajo para igualar el rendimiento al de la oficina si no se dan las condiciones adecuadas.

“Requiere levantarse temprano, ducharse, vestirse con ropa adecuada, trabajar, planificar horarios, tareas, reuniones, comidas, descansos, ocio, ejercicio, salir a la calle, y eso, sin dejar de lado otras obligaciones cotidianas o familiares”, añade. Aunque muchos de estos hábitos se dan por hecho, el conjunto de todos puede resultar abrumador en la práctica. Por ello, no todo el peso del trabajo en remoto debe recaer sobre el empleado, ya que necesita formación más allá de sus competencias directas para que el desempeño sea óptimo.

 “Es necesario capacitar a las personas y acompañarlas en la distancia para aprender a autogestionarse, priorizar, responsabilizarse de sus resultados, tomar decisiones, conseguir sus objetivos y generar resiliencia. En este sentido, la psicología del trabajo, la prevención de riesgos laborales, el coaching ejecutivo y laboral, y el entrenamiento en soft skills (habilidades blandas) nos sirven para marcar las pautas hacia estos objetivos”, continúa.

Un modelo híbrido

Por el momento, muchas empresas han optado por introducir un modelo que combine el trabajo presencial con el remoto. “La tendencia, debido sobre todo a las limitaciones de espacio, son los modelos híbridos de teletrabajo y oficina, aunque diferenciando qué actividades funcionan mejor en las instalaciones de la empresa y cuáles en la distancia”, explica Elías.

Las reuniones de seguimiento o para organizar el día suelen dar buen resultado de forma digital. De hecho, son más eficaces que su fórmula analógica, pues favorecen el turno de palabra y la participación del equipo.

Sin embargo, las actividades relacionadas con las emociones, como los encuentros para generar ideas o potenciar la creatividad, suelen mejorar en persona. “Percibimos y transmitimos mejor las emociones de forma tridimensional que por una pantalla, y en las relaciones interpersonales este factor es esencial”, continúa la consultora.

Por su parte, Elías sugiere que ir a la oficina, aunque sea de forma esporádica, no es un simple acto de contacto social. “Contribuye a percibir de nuevo un ambiente laboral que les sirve para volver a focalizarse, recuperar esa “activación perdida”, romper con la rutina, generar resiliencia, y apreciar los beneficios de trabajar en la oficina y fuera de ella”, concluye la consultora.

https://www.lavanguardia.com/vivo/lifestyle/20210420/6629161/smart-work-promete-solucionar-aspectos-deseables-teletrabajo.html