2024. La Vanguardia
La esclerosis lateral amiotrófica (ELA) es una enfermedad neurodegenerativa que afecta a las neuronas motoras, de la que cada año se diagnostican entre 1,5 y dos nuevos casos por cada 100.000 habitantes en todo el mundo. Considerada una enfermedad rara, es aún una gran desconocida. No se sabe qué es causa y qué es consecuencia. Un equipo liderado por Estela Area Gómez, bióloga molecular del Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CIB-CSIC), intenta descifrar el papel de las alteraciones del metabolismo celular en la aparición de la ELA. En definitiva, entender cuál es el detonante de la enfermedad.
El proyecto, que cuenta también con el apoyo de la Fundación Luzón, se realiza en consorcio con el Institut de Recerca Biomèdica de Lleida, el Instituto de Biomedicina de Sevilla, y el Centro Singular de Investigación en Medicina Molecular y Enfermedades Crónicas (CIMUS) de la Universidad de Santiago de Compostela.
Diversos estudios previos han relacionado la aparición de la ELA con ciertos fallos metabólicos, como la desregulación del nivel de lípidos en sangre y la resistencia a la insulina. El grupo estudia el porqué de la inflexibilidad metabólica. Esto es, la pérdida de comunicación de la neurona motora con el medio ambiente, lo que le impide cambiar su expresión genética y, por tanto, adaptarse a las nuevas condiciones. “Estamos tratando de detectar esos fallos entre la neurona motora y el medio ambiente viendo cambios lipídicos en la sangre del paciente, porque esa inflexibilidad se puede detectar en sangre”, agrega la investigadora, para añadir que el objetivo es entender cuáles son los biomarcadores antes de que el paciente sea sintomático. La terapia, argumenta, tiene que ser de prevención, no de rescate. “Si somos capaces de detectar el comienzo de la enfermedad mucho antes de que la neurona motora muera, seremos capaces de prevenir su muerte. Y esa es la esperanza para todas las enfermedades degenerativas”, concluye.