Coronavirus: la «suerte» de la España vacía.

Coronavirus: la «suerte» de la España vacía.

José Luis, María y Daniel son los tres únicos habitantes de Cubillo de Ojeda (Palencia), donde viven un aislamiento «diferente» al resto de la población al estar solos en el pueblo.

ABC

José Luis, María y Daniel son los tres únicos habitantes de Cubillo de Ojeda (Palencia) y viven estos días, cuando todo el mundo está confinado en pocos metros cuadrados, un aislamiento «diferente» desde las ventanas de una casa que se abre a un pueblo entero y al paisaje de la España vacía. Ellos conocen muy bien el sentido de la palabra «aislamiento» porque, de alguna manera, siempre han vivido aislados en este pequeño pueblo situado a 12 kilómetros de Cervera de Pisuerga y a cien de la capital palentina. «Pero nunca nos hemos sentido solos», asegura a Efe José Luis Fraile, el cabeza de familia y alcalde de esta pedanía que solo suma otros dos habitantes: su mujer, María Dolores, y su hijo, Daniel, de 7 años. Ellos son los tres vecinos de Cubillo de Ojeda, «que no es lo mismo que Cubillo de Castrejón» puntualiza Daniel durante la videollamada. Un pueblo atravesado por la carretera comarcal que une Cervera y Herrera y que deja, a un lado y a otro del arcén, casas deshabitadas, vacías, iconos ruinosos de esa España que solo hace un año invadía las ciudades para gritar su aislamiento.

«Es todo un poco extraño», asegura María, que no entiende muy bien un confinamiento en un pueblo vacío, pero inmediatamente reconoce otras ventajas, como «la de trabajar al lado de casa» y poder desdoblarse para cuidar a Daniel, ocuparse de «la casa» y ayudar a José Luis ahora que están pariendo las ovejas y «hay mucha faena». «Nosotros no hemos dejado de hacer lo que hacíamos siempre porque somos ganaderos de ovino y no podemos parar», apunta José Luis, mientras reconoce que su cuarentena es un poco especial porque tienen el trabajo en el campo, al lado de casa, y una casa grande, con corral y jardín.

Desde este paisaje miran con preocupación hacia fuera. «Incluso aquí aislados te entra la obsesión de la limpieza», señala María. Aunque ellos no tengan que ponerse guantes ni mascarilla cuando van al trabajo. «Solo las dos veces que he ido al súper a Cervera». No ha hecho falta más porque tienen el arcón lleno, no ahora por el confinamiento, de siempre, costumbres de un pueblo en el que llega internet, «a trompicones, pero llega».

Como ya hacían antes (eso no ha cambiado), miran por la ventana y se preguntan por qué se deja morir a los pueblos, con todas las ventajas que ofrecen. Parece que el coronavirus ha venido a darles la razón: «Si los países que viven más dispersos están teniendo menos problemas, habrá que favorecer la vida en los pueblos, digo yo», zanja José Luis.

https://www.abc.es/espana/castilla-leon/abci-coronavirus-suerte-espana-vacia-202004210837_noticia.html

 



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