11 Mar Contratar a personas con discapacidad: un acto tan rentable como social
Homenaje a Lorenzo González Torres por 40 años de lucha por la igualdad en Asprona
M. J. PASCUAL | VALLADOLID
No cabía un alfiler en el Museo de la Ciencia y la asistencia fue tan alta como la implicación del público que no se perdió un detalle del debate sobre la responsabilidad social de las empresasen un momento dificil de ERES y de redimensionamiento en todos los sectores y cuando solo cuatro de cada diez personas con discapacidad tienen un empleo. Moderado por Sonia Andrino, jefa de Castilla y León de El Norte de Castilla, el coloquio estuvo protagonizado por Lorenzo González, hasta ayer mismo, director general de Asprona; el director general de comunicación de Ibermutuamur, Adolfo Jiménez; y el subdirector del periódico, José Ignacio Foces, quienes no eludieron ninguna de las preguntas lanzadas desde las butacas. «Con igual currículo, ¿a quién contratarían ustedes, a una persona con discapacidad o a otra sin?». El directivo de la compañía aseguradora reconoció la dificultad de la elección, pero el periodista Foces se mojó y provocó el asentimiento de buena parte de la grada: «Seguramente, la empresa decidirá en función de con quién de los dos recibiría más ayudas si le contrata». Para todos los intervinientes, lo importante es que en tiempos de crisis, cuando los desfavorecidos lo son más, se mantenga dicha responsabilidad social, que muchas veces, indicó Jiménez, «no es solo económica, sino también de voluntariado y puede llevarse a efecto a través de otras fórmulas». Seguramente, reconoció, «se contratará al que menos coste laboral tenga, pero hay muchas cosas que se pueden hacer sin dinero, pero con imaginación y compromiso».
La segunda pregunta que arrancó el aplauso del público la realizó padre de una joven con discapacidad y que expresó el miedo de todas las familias: que se produzca un retroceso después de más de medio siglo de reivindicación constante ante la sociedad y las administraciones públicas. Y la solución pasa por seguir haciendo visible al colectivo y concienciando, y tal vez, como apuntó Lorenzo González, «subir un poco» el tono reivindicativo ante las instituciones «porque la base social es fundamental», aunque descartó que se vaya a desandar lo andado, que se regrese a aquellos tiempos oscuros en los que los familiares de las personas con algún tipo de disfunción tenían que apechugar ellos solos con su cuidado y atención, e incluso esconder su realidad ante la incomprensión social y los tabús.
Visibilidad
Porque, apuntó Foces, para afrontar los retos pendientes de mayor integración que demanda el colectivo, es importante que «ustedes, los protagonistas, cuenten su experiencia, dejen a un lado sus recelos y muestren como resuelven su vida cotidiana» porque es la manera de implicar al resto de la sociedad.
Es cuestión de convertir la responsabilidad en oportunidad. Dos palabras unidas sobre las que González casi, casi, tiene los derechos de autor y que sin duda fueron las más utilizadas durante el debate. El camino lo ha marcado Asprona y en Castilla y León, recordó Foces, «con permiso de la oposición, –Jorge Félix Alonso, procurador del PSOE, y Manuel Saravia, concejal de IU en el Ayuntamiento de Valladolid, estaban entre el público– podemos sacar pecho en servicios sociales».
Donde más hay que avanzar, especialmente, es en el terreno laboral, porque, tal y como manifestó la consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades, Milagros Marcos, que asistió al coloquio y fue la encargada de entregar el Sol de Oro de Asprona a Lorenzo González, «las empresas tienen que saber que contratar a personas con discapacidad no es un acto social, sino un acto rentable». Porque las empresas tienen aún muchas cuentas pendientes en el terreno de la igualdad y conseguir que vayan «más allá de sus obligaciones legales», como apuntó Jiménez, más allá del 10% de empleo reservado para personas con discapacidad, que eso es al fin y al cabo, la responsabilidad social. Ese es el reto. Una buena fórmula, indicó el experto de Ibermutuamur, es dotar de «valores inclusivos» a los productos y servicios que ofrecen las empresas dirigidos a un mercado «que cada vez es más sensible en temas de solidaridad social».
El cuarto Sol, para la cara de Asprona
A Lorenzo González, que no es amigo de las sorpresas porque le gusta «tener todo controlado, o casi», como reconoció, le aguardaba una mayúscula al término del debate: el cuarto Sol de Oro por su contribución a hacer visibles los problemas de las personas con discapacidad al resto de la sociedad para reclamar el espacio que les corresponde, siempre desde el respeto y las buenas formas .
Fue la consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades, Milagros Marcos, quien le entregó la máxima distinción en medio de una gran ovación emocionada de familias, personas con discapacidad y trabajadores sociales que literalmente abarrotaban el salón de actos del Museo de la Ciencia. La responsable de la Junta de Castilla y León en materia de servicios sociales resumió en una sola frase la categoría humana de Lorenzo González, uno de los pioneros más persistentes en la lucha por la mejora asistencial y la integración de este colectivo: «Es un maestro de la razón y del corazón; he discutido mucho con él, pero hemos llegado a consolidad grandes proyectos», manifestó la consejera en alusión a una de las grandes consecuciones de Asprona: la Fundación Personas.
El hasta ahora director general de la asociación, en un pequeño discurso de agradecimiento improvisado por la distinción (Asprona, hasta ahora, solo ha otorgado tres ‘soles’ en sus 52 años de existencia, como recordó Sonia Andrino: a Lorenzo Martínez, a Emeterio FernándezMarcos y a El Norte de Castilla), apeló al significado que tiene el símbolo para las personas con discapacidad: «El sol es una guía que les alumbra en el camino hacia su reconocimiento como personas en igualdad de oportunidades».
Para el homenajeado, que tuvo que contener las lágrimas durante el el recordatorio fotográfico que le dispensaron sus compañeros (con algunas instantáneas que provocaron las risas de la concurrencia), la mayor emoción de la noche estaba todavía por llegar: su familia, que se acababa de sumar a la fiesta.
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