Contaminación y salud, relación más vulnerable para las mujeres

Contaminación y salud, relación más vulnerable para las mujeres

La investigación sobre la relación entre contaminación y salud avanza en el descubrimiento de enfermedades emergentes con una incidencia directamente proporcional al aumento de la degradación del medio ambiente.

I. MARTÍNEZ – EFEVERDE

La doctora endocrinóloga, Carme Valls-Llobet, acaba de publicar el libro “Medio Ambiente y Salud”, (Mujeres y hombres en un mundo de nuevos riesgos), Ed. Cátedra, con el fin de dar a conocer la relación existente entre el surgimiento de enfermedades y la contaminación del medio ambiente y, sobre todo, las consecuencias que tienen sobre la vulnerabilidad física de la mujer, debido a su mayor absorción de tóxicos.

Valls-Llobet, miembro de la organización “Mujeres Europeas para un Futuro Común” (WECF) (http://www.wecf.eu/), creada con el fin de luchar contra los problemas derivados del cambio climático y la igualdad y del Centro de Análisis y programas sanitarios (CAPS) (www.caps.cat), explicó a Efeverde que, “tras cinco años de estudio de informes de prestigiosos investigadores, el objetivo que le llevó a escribir este libro fue el de informar a la población de los nuevos riesgos para su salud y de las formas de prevención”.

Pero, advirtió, “no para que se angustie, porque ya hay bastante gente obsesionada alrededor de este tema, sino para hacer ver que estas cuestiones son muy globales, que debemos tomar muchas medidas de prevención pero que el miedo no nos impida vivir con intensidad“.

La principal conclusión sobre la incidencia de la contaminación en la salud, explicó la endocrinóloga, “sería que el medio ambiente, agua, aire y alimentos que necesitamos para sobrevivir están a veces contaminados, y generan nuevos problemas de salud que hasta hace unos 150 años no hubiéramos podido relacionar”.

Las mujeres acumulan más tóxicos debido a mayores niveles de grasa

Carme Valls-Llobet manifestó que la contaminación afecta, sobre todo, a las mujeres de todo el mundo, debido a que “su cuerpo tiene mayores niveles de grasa que el del hombre, porque el cuerpo femenino está preparado para dar vida y por tanto para producir leche, y como consecuencia es más fácil que ellas acumulen los químicos tóxicos en la grasa, por lo que son las que tienen más riesgos de padecer algunas enfermedades relacionadas con la contaminación”.

Según Valls-Llobet, “cuando se han realizado estudios en relación con la salud de los seres humanos, la ciencia médica ha estudiado básicamente al hombre como si la evolución de las enfermedades y los efectos de los tóxicos y de los fármacos fueran igual en los hombres que en las mujeres”.

Por eso, continuó la especialista, “durante muchos años, aspectos de la salud de las mujeres han permanecido invisibles para la medicina y han estado condicionados por los estereotipos de género”.

“Creo que eso pone de manifiesto que nos falta ciencia para entender la salud de las mujeres, no tanto porque sean más débiles sino más vulnerables”.

“Muchos de los tóxicos ambientales son disruptores endocrinos y por lo tanto pueden alterar el periodo menstrual, pero están relacionados con el incremento de cáncer de mama, de páncreas, de próstata o de linfomas. La exposición a campos electromagnéticos produce alteraciones en el sueño y en la secreción de malatonina a ambos sexos y se han relacionado con la disminución el número de espermatozoides”, aseguró Valls-Llobet.

Mujeres y hombres en un mundo de nuevos riesgos

“Mujeres y hombres se encuentran en la actualidad en un mundo de nuevos riesgos. Para la investigadora, “lo mismo se puede decir de algunas de las nuevas enfermedades emergentes, como son el síndrome de sensibilidad química múltiple, la fibromialgia o el síndrome de la fatiga crónica, que tienen aspectos etiológicos (causalidad de la enfermedad) comunes en algunas personas expuestas a tóxicos ambientales”.

En el caso de la mujer hay una bioacumulación química, por lo tanto tendrá unos riesgos concretos si vives mucho tiempo al lado o en contacto con productos tóxicos, pero que también afectan al hombre”.

“La acumulación de tóxicos para la mujer es perjudicial, pero dentro de los campos electromagnéticos somos muy parecidos unas y otros, en cuanto a posibles exposiciones y efectos negativos en el cuerpo también hay que encontrar una variabilidad individual, porque hay hombres que también pueden ser vulnerables”, indicó la endocrinóloga.

En la actualidad, la contaminación penetra por el aire, el agua y los alimentos y también por el ambiente, ya sea del trabajo o el doméstico, es decir, la contaminación que producimos nosotros sin darnos cuenta con la utilización de una gran cantidad de detergentes o productos de limpieza en ambientes cerrados.

Contaminación ambiental, laboral y doméstica

Para la endocrinóloga, hay que diferenciar entre la persistencia de estos productos en estas dos áreas “porque hay una contaminación ambiental que sería la que nos encontramos al salir a la calle, o la que nos encontramos en el ambiente laboral, donde nos pasamos alrededor de ocho horas en contacto, o las casi diez que estamos en nuestra casa, es decir en el ambiente doméstico”.

“Algunas enfermedades del siglo XXI, como la obesidad, la diabetes y las alteraciones de la función tiroidea se han vinculado también a las exposiciones contaminantes ambientales que se desarrollan a partir de la vida fetal”, señaló la endocrinóloga.

Para la investigadora, “lo mismo se puede decir de algunas de las nuevas enfermedades emergentes, como son el síndrome de sensibilidad química múltiple, la fibromialgia o el síndrome de la fatiga crónica, que tienen aspectos etiológicos (causalidad de la enfermedad) comunes en algunas personas expuestas a tóxicos ambientales”.

“Esa situación hace que sea más importante que se haga una política de prevención y que se tengan en cuenta los efectos de los químicos en el sexo femenino y objetivarlo”, concluyó Carme Valls-Llobet.

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