Conceptos clave para entender la discapacidad intelectual.

Conceptos clave para entender la discapacidad intelectual.

¿Qué diferencias hay entre inclusión e integración? ¿Qué es la accesibilidad cognitiva? ¿Cómo se desarrolla la autogestión?.

Junior Rreport

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Conocer los conceptos que rodean a las personas con discapacidad intelectual puede ayudarnos a entender mejor su realidad, empatizar con ellas y comprender cómo se sienten en su día a día.

En ese sentido, es importante distinguir entre procesos como la inclusión o la integración, que representan realidades distintas. También es fundamental entender por qué las personas con discapacidad tienen más posibilidades de sufrir victimización. O cómo pueden intervenir de forma más efectiva en las decisiones políticas que les afectan directamente.

Te presentamos una serie de conceptos clave para entender la discapacidad intelectual.

Inclusión, integración y accesibilidad cognitiva

En el pasado, las personas con discapacidad eran apartadas del resto porque se las consideraba incapaces de realizar las mismas actividades o de compartir los mismos espacios. Este modelo se conoce como segregación y tiene una consecuencia muy grave: la exclusión social, que impide que una persona pueda disfrutar plenamente de todos sus derechos en sociedad.

Con el tiempo, el modelo segregador evolucionó para que las personas con discapacidad pudieran realizar las mismas actividades que el resto, aunque de forma separada. Este modelo es conocido como integración: se crean espacios y tareas específicamente para las personas con discapacidad, con el objetivo de facilitar su adaptación en la escuela, el trabajo u otros espacios compartidos.

Sin embargo, a pesar de suponer un avance, el hecho de realizar tareas adaptas y separados del resto sigue implicando una separación. Por eso, en la actualidad, la integración no se considera el modelo óptimo para las personas con discapacidad.

Hoy en día, el objetivo principal para estas personas es la inclusión, es decir, que puedan participar en cualquier actividad en igualdad de oportunidades al resto de personas. Este modelo se aplica en todos los ámbitos de la vida: en la educación, el ocio, el trabajo, la participación en sociedad…

La inclusión de las personas con discapacidad se consigue de muchas formas: garantizando su participación en las elecciones, protegiendo su derecho a recibir una educación (del tipo que sea), visibilizando el colectivo en sociedad… Estas acciones les ayudan a tener voz propia, tomar decisiones, ejercer sus derechos y ser más autónomas e independientes.

Uno de los procedimientos más importantes para lograr la inclusión es la accesibilidad cognitiva, un derecho reconocido por las Naciones Unidas. La accesibilidad cognitiva permite eliminar las barreras de comprensión presentes en nuestro entorno (documentos, espacios, servicios) a través de metodologías concretas como la lectura fácil, el uso de pictogramas o el wayfinding (incorporar señales en los espacios públicos para guiar a las personas).

Victimización

Las personas con discapacidad suelen ser víctimas de burlas, prejuicios y discriminación. Estas actitudes discriminatorias están relacionadas con otro concepto clave: la victimización.

Hablamos de victimización cuando una persona con discapacidad se convierte en víctima porque otra persona comete algún acto dañino contra ella. Un estudio de Dincat revela que 9 de cada 10 personas con discapacidad intelectual y del desarrollo han sufrido algún tipo de victimización a lo largo de su vida.

Existen diferentes situaciones en las que una persona puede convertirse en víctima: delitos comunes, violencia entre iguales, victimización por parte de cuidadores, victimización sexual o victimización electrónica (cuando la persona es víctima de ciberdelitos cometidos a través de internet o las redes sociales).

Autorepresentación y autogestión

Desde hace algún tiempo, las personas con discapacidad han empezado a organizarse como colectivo para dar visibilidad a su situación y reivindicar sus derechos. Esta iniciativa se define a través de la autogestión y la autorepresentación, dos conceptos relacionados pero con diferente intención.

La autogestión se centra en el ámbito personal de cada individuo, en cómo gestiona su situación personal y defiende sus derechos. Por otro lado, la autorepresentación hace referencia a la parte pública de la persona: cómo participa en un colectivo y cómo éste le representa.

En ese sentido, ambos conceptos están muy relacionados ya que la forma en que una persona defiende sus derechos (autogestión) acaba repercutiendo en la defensa de esos derechos como colectivo (autorepresentación).

La falta de representación de las personas con discapacidad intelectual en los órganos de decisión política ha provocado que, a menudo, se tomen decisiones que les afectan sin tener en cuenta su opinión.

Para combatir esta situación se han creado organizaciones y grupos de participación para intervenir en la vida social y política. Ya no se trata de elegir a representantes que tengan en cuenta sus necesidades o que puedan transmitir sus demandas, sino de que sean las propias personas con discapacidad quienes participen en la toma de decisiones.

El objetivo final es que las personas con discapacidad intelectual puedan defender sus derechos y hacer que se cumplan, de acuerdo con la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de 2016. Este proceso se conoce como empoderamiento e implica que las personas sean más fuertes e independientes en su día a día.



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