27 Nov CON MENOS MANOS, SE HACE MÁS
Autor: Ana Isabel Esteban.
Presidenta de Solidaridad Intergeneracional
El mundo que nos ha tocado vivir está en constante cambio. Y estos cambios se producen cada vez más rápido, si los comparamos con otras épocas de la historia. Los cambios nos abruman, nos asustan, tenemos ciertas resistencias, pero el ser humano es capaz como ningún otro ser, de adaptarse a las circunstancias, de reinventarse, de crear nuevas oportunidades para sobrevivir, y en definitiva para ser feliz.
Las personas mayores actuales, han conocido la guerra, la posguerra, el hambre, la pobreza, el trabajo de sol a sol, la emigración, la injusticia, la desigualdad, la represión y han visto como lentamente se ha pasado de una sociedad eminentemente agraria a una sociedad industrial, más concentrada y competitiva, necesitada de mano de obra que fue aportando el medio rural.
También han visto los vaivenes de la sociedad de servicios. Hubo un tiempo en que en los pueblos vivían los maestros, el médico, el veterinario, hasta había un cura por pueblo. La despoblación sufrida a largo de décadas ha hecho sus estragos y junto a las infraestructuras de transporte creadas que permiten mayor y más rápida movilidad y ahorro de costes, junto a políticas desincentivadoras de “lo rural”, han hecho el resto. En estos momentos el gobierno está dispuesto a disolver los municipios, a concentrarlos para mantener los pocos servicios que ofrecen a una población escasa y muy envejecida.
En la actualidad son pocas las personas que se dedican a producir alimentos en cada pueblo, pero logran producir más cantidad y seguramente con más calidad y seguridad alimentarias que se hacía antaño. Se ha logra do porque la tecnología, la biotecnología, la química, la innovación… junto al capital humano formado y mejor informado que nunca, han sido capaces de adaptarse a las demandas sociales, técnicas y de mercado. Hoy con menos manos se hace mucho más. Y esto ocurre en todos los sectores productivos y no productivos. La tecnología forma parte de nuestro ADN. La mayor parte de la población mundial, y también la española reside en ciudades, y está concentración, según los expertos, seguirá avanzando y tras ella irá el desarrollo económico, tecnológico, del conocimiento, y el mayor número oportunidades.
Estos avances tecnológicos, cada vez más accesibles para toda la población, sea esta urbana o rural, nos ofrecen oportunidades antes inimaginables. Se democratiza la información, la formación, el acceso a la cultura y el ocio, se facilita la intercomunicación, se gestionan recursos y todo ello está en constante cambio, evolucionando a tal velocidad, que nos vemos incapaces de aprender y usar la tecnología disponible en la red digital. Hemos pasado en pocos años de contar con un solo teléfono para un pueblo a tener un teléfono móvil cada uno, que se ha convertido en un pequeño dispositivo inteligente, muy potente que nos ofrece una biblioteca mundial de conocimiento, la información en tiempo real, es un video, una cámara de fotos, teléfono, correo, y además podemos programar el riego, o hacer una transferencia bancaria. Se tardó más de un siglo en distribuir la electricidad por el mundo. Se han tardado unos pocos años en que la tecnología de la información y la comunicación llegue a nuestras casas, a nuestros bolsillos.
Las mentes más brillantes animan a seguir destinando recursos económicos a la Investigación+ Desarrollo+- innovación (I+D+i) porque están convencidos que los avances sociales y el desarrollo económico futuros vendrán de la mano de la sociedad del conocimiento que seamos capaces de imaginar, de soñar y de crear.
El liderazgo económico y social se logrará con nuevos desarrollos, nuevos inventos, nuevos avances que hagan que vivamos más tiempo, siendo más jóvenes, en mejores condiciones y con mayor calidad de vida. Parece ciencia ficción y en cambio si les preguntáramos a nuestros mayores más longevos como se habían imaginado el mundo que les tocaría vivir y lo compararán con lo vivido, ¿sería ciencia ficción lo vivido? O ¿sería solo ciencia?
Ya existen personas modificadas genéticamente en Europa eliminando genes que provocaban enfermedades graves. Se apuesta porque la tecnología que hoy conocemos se alojará en otros soportes que nos permitan mayor movilidad, como pueden ser un reloj, unas gafas, incluso en la propia ropa.
Será inalámbrica, y funcionará con gestos, nos comprenderá cuando hablemos y nos facilitará nuestras peticiones.
Todo esto y mucho más será posible porque alguien será capaz de imaginarlo y de crearlo. En esta época de cambios, de crisis, es cuando las sociedades han de demostrar su cintura, su capacidad de adaptación. Hemos de reinventarnos, y para ello es imprescindible una educación y cultura que favorezcan la creatividad, el talento, la innovación, donde el fracaso forme parte del camino del éxito.
El medio rural tiene la oportunidad de reinventarse, y aquello que en otras épocas era un lastre hoy puede ser una oportunidad de desarrollo. La sociedad del conocimiento llega a todos los rincones de la sociedad y se gestó en un sótano y para generar nuevos recursos, nuevos productos, no es imprescindible ser un titulado universitario.
La mayor parte de las empresas en nuestro país las crean personas sin estudios. El que inventó la fregona, tampoco los tenía. Tenemos la sociedad mejor formada que ha existido, lo que nos falta es la ilusión, la confianza y las ganas de buscarnos la vida. Se inventa cuando hay necesidad. Hoy con menos manos, se hace más.