06 Jul Cómo vencer la apatía en las personas mayores
La apatía es un déficit persistente de la motivación, caracterizado por la pérdida de interés por los demás, por uno mismo y por el entorno.
AINARA CASTAÑO
La apatía, relativamente frecuente en personas de edad avanzada, es un déficit persistente de la motivación, caracterizado por la pérdida de interés por los demás, por uno mismo y por el entorno. La persona con apatía no siente el impulso de realizar actividades que antes le producían satisfacción, carece de iniciativa, no es capaz de plantearse metas, tiene problemas de rendimiento cognitivo y manifiesta una escasa respuesta afectiva.
Esta indiferencia muy significativa ante estímulos agradables o desagradables se conoce como ‘aplanamiento emocional‘. La persona apática ha perdido, o no tiene, interés en llevar a cabo actividades, le falta la motivación para empezar cosas nuevas, presenta dificultad para involucrarse en una conversación o para hacer tareas, y se muestra indiferente de manera habitual.
Apatía y depresión
Es importante diferenciar la depresión y la apatía. En la apatía hay una pérdida de la respuesta emocional: nada atrae su atención. En la depresión, la persona puede parecer apática porque no muestra interés ni iniciativa, pero existe tristeza, tendencia al llanto, angustia, sensación de impotencia y sentimientos de culpa. La tristeza, la indefensión, el sentimiento de soledad, etc. están presentes en la depresión, pero ausentes en la apatía.
La apatía puede ser un síntoma de la depresión, pero no todos los depresivos son apáticos ni todos los apáticos padecen depresión. El ánimo triste, síntomas como sentimientos de culpabilidad, pesimismo, autocrítica, desesperanza, y síntomas como incapacidad de experimentar placer, pueden estar presentes en la depresión y ausentes en la apatía.
Desencadenantes
La apatía surge como consecuencia de alteraciones neuroquímicas o estructurales en nuestro cerebro y puede manifestarse con criterios clínicos propios o como un síntoma dentro de otros síndromes (demencia, depresión, trastornos psiquiátricos, Parkinson…).
Es poco frecuente que la apatía se manifieste de forma aislada. Algunos casos pueden precisar tratamiento farmacológico, por lo que el diagnóstico diferencial con la depresión y conocer el tipo de enfermedad neurodegenerativa que la provoca es esencial.
Apatía y demencia
En el contexto de las demencias, la apatía es un síntoma frecuente. En la enfermedad de Alzheimer, según avanza el deterioro, tiene una alta prevalencia y es muy común también en demencias frontotemporales. Es importante abordarla, ya que puede hacer que la enfermedad evolucione de forma más rápida, siendo un marcador de mayor gravedad, peor manejo clínico y peor pronóstico.
Recomendaciones contra la apatía en los mayores
* Estimular la participación en actividades placenteras. Si se conoce alguna actividad que le resultara agradable anteriormente y sea fácil de realizar, ayudarle a iniciarla y dejar que continúe. No olvidar que nunca sale de él hacer nada, por lo que se deben proponer cosas e incluso guiarle al comienzo de la actividad (pero sin forzar).
* Fomentar sus relaciones sociales y la conexión con el entorno.
* Evita hacer comentarios continuos sobre su falta de actividad y criticarle por su pérdida de interés e iniciativa.
* Si empieza una tarea y no la termina, no criticarle.
* Felicitarle por lo que ha hecho e incluso simplemente por intentarlo.
* Pedir su colaboración en algunas tareas pero sin llegar a ponerle nervioso. El nivel de exigencia debe empezar siendo muy bajo e ir aumentando poco a poco hasta llegar al nivel de actividad que tolere mejor.
* No juzgar por su falta de afecto, por su despreocupación ante los problemas, etc. La persona no tiene la culpa, es la enfermedad la que le impide ser como antes.