29 Dic Cómo la alimentación influye en la respiración infantil: el impacto oculto de los ultraprocesados.
El consumo habitual de ultraprocesados en la infancia y la adolescencia se relaciona cada vez más con problemas respiratorios, trastornos del sueño y un mayor riesgo de apnea infantil.
2025. La Razón
D. Vasco
Cuando se habla de ultraprocesados, normalmente pensamos en exceso de azúcar, grasas o calorías. Sin embargo, estos productos —bollería industrial, refrescos, snacks, cereales azucarados o embutidos procesados— también pueden influir de forma directa en la salud respiratoria infantil, un aspecto que a menudo pasa desapercibido para muchas familias.
Para comprender mejor esta relación, conversamos con Sandra Vañes, directora médica de Linde Médica, quien lanza un mensaje contundente: “Cuidar la alimentación de los niños es también cuidar su respiración presente y futura.” Desde su experiencia clínica, la especialista destaca que la dieta juega un papel clave en el desarrollo pulmonar, especialmente en niños con sistemas inmunitarios inmaduros o con patologías respiratorias previas.
Evidencia científica: más ultraprocesados, mayor riesgo respiratorio
La ciencia respalda esta preocupación. Un estudio español con más de 500 menores reveló que los niños con un alto consumo de alimentos ultraprocesados presentaban hasta un 87 % más de riesgo de sufrir enfermedades respiratorias sibilantes, como bronquitis recurrente o episodios repetidos de sibilancias, frente a quienes apenas los consumían (Moreno-Galarraga et al., 2021).
Estos datos refuerzan la idea de que la alimentación infantil no solo afecta al peso o al metabolismo, sino también a la capacidad pulmonar, la calidad del sueño y la recuperación ante infecciones respiratorias.
Por qué los ultraprocesados afectan a la respiración de los niños
Los ultraprocesados no solo aportan pocos nutrientes. También favorecen procesos que preocupan a pediatras y neumólogos: la inflamación crónica de bajo grado y el aumento de peso.
Según Vañes, este tipo de alimentos desplaza a otros esenciales para el crecimiento y el desarrollo saludable. Ese desequilibrio puede provocar:
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Mayor inflamación en el organismo
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Peor función pulmonar
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Incremento del riesgo de obesidad, un factor asociado al asma y la apnea del sueño
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Alteraciones en la microbiota intestinal, clave para la inmunidad
Aunque los efectos no aparecen de forma inmediata, el consumo diario de ultraprocesados en desayunos y meriendas termina dejando huella.
Adolescencia y hábitos alimentarios: un riesgo a largo plazo
a adolescencia es una etapa decisiva en la consolidación de hábitos. “Una dieta basada en snacks, dulces y bebidas azucaradas genera un entorno inflamatorio que puede mantenerse en la edad adulta”, advierte la experta.
Diversas investigaciones señalan que un consumo elevado de ultraprocesados durante la adolescencia se asocia con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades respiratorias crónicas en el futuro. En otras palabras, lo que se come hoy influye directamente en cómo se respirará mañana.
Apnea del sueño infantil: señales de alerta que no deben pasarse por alto
El ronquido intenso y frecuente no es normal en la infancia. Puede ser uno de los primeros signos de apnea del sueño infantil, un trastorno que muchas veces se confunde con “dormir mal”.
Entre los síntomas nocturnos a vigilar se encuentran:
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Pausas respiratorias
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Respiración forzada
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Sudoración excesiva o posturas inusuales al dormir
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Respiración por la boca
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Sueño inquieto o despertares frecuentes
Estos signos son especialmente relevantes en niños con sobrepeso o con amígdalas grandes. Durante el día, la apnea puede manifestarse como cansancio, irritabilidad, hiperactividad, dolor de cabeza matutino o problemas de concentración, síntomas que a menudo se interpretan erróneamente como problemas de conducta.
Qué pueden hacer las familias: cambios sencillos y sostenibles
La buena noticia es que no es necesario eliminar todo de golpe. Los pequeños cambios mantenidos en el tiempo son los que realmente marcan la diferencia:
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Cambiar refrescos por agua
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Ofrecer fruta o yogur natural en lugar de bollería
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Reservar los ultraprocesados para ocasiones puntuales
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Planificar meriendas y estructurar las comidas
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Comer en familia siempre que sea posible
“La clave no está en prohibir, sino en modificar el patrón alimentario y dar ejemplo”, subraya Vañes.
La dieta mediterránea, rica en frutas, verduras, legumbres, pescado, cereales integrales y aceite de oliva, aporta antioxidantes y fibra que ayudan a reducir la inflamación y a mejorar la función respiratoria. En niños con asma o apnea, este patrón nutricional complementa de forma eficaz el tratamiento médico.
¿Cuándo se empiezan a notar los beneficios?
Los resultados suelen llegar antes de lo esperado. En pocas semanas, muchas familias perciben mejor descanso, más energía y menos síntomas respiratorios. En los casos en los que la apnea está relacionada con el exceso de peso, las mejoras aparecen tras varios meses de constancia.
Además, los centros educativos también desempeñan un papel clave, apostando por comedores escolares con menos ultraprocesados y más alimentos frescos.
Un mensaje clave para las familias
Si hubiera que resumirlo en una sola idea, Sandra Vañes lo tiene claro: la alimentación no es un aspecto secundario en la salud infantil. Cuidar lo que comen los niños es también cuidar cómo respiran, duermen y crecen.
