30 Abr Como envejece nuetro corazón
* El proceso de envejecimiento es un proceso dinámico y es específico para cada persona. No todos envejecemos igual y al mismo ritmo.
* Las válvulas del corazón con el envejecimiento se van degenerando y se vuelven más rígidas. Por ello, en l
Dr. Antonio López Farré
El envejecimiento es un proceso que todos los seres vivos sufrimos. Desde que nacemos ya estamos envejeciendo. El proceso del envejecimiento es un proceso dinámico y es específico para cada persona. No todos envejecemos igual y al mismo ritmo.
El envejecimiento produce una serie de cambios en nuestra apariencia exterior. Aparecen arrugas, manchas en la piel, aparece el pelo canoso, se pierde pelo, etc… Pero a la vez que nuestra apariencia exterior envejece, también envejece nuestro corazón.
Se conocen cambios específicos que ocurren en nuestro corazón con el paso de los años. Por ejemplo, aumenta el grosor de la pared de una de las cuatro cámaras que componen el corazón, el concreto el ventrículo izquierdo. El ventrículo izquierdo es el encargado de bombear la sangre desde el corazón hacia el resto del organismo. Al engrosarse sus paredes, el volumen de sangre que puede contener la cámara del ventrículo izquierdo es menor. Esa capacidad menor de llenado se nota sobre todo ante un ejercicio físico, que es cuando el ventrículo debe de enviar de forma más rápida y con el mayor volumen posible sangre al resto de los órganos. Todo esto tiene un reflejo en que la fracción de eyección del corazón anciano puede verse modificada. Se estarán ustedes ahora preguntando ¿qué es la fracción de eyección?
Desde el punto de vista de los parámetros que miden el funcionamiento del corazón hay uno que se llama fracción de eyección. La fracción de eyección mide el volumen de sangre que expulsa el corazón por minuto. La fracción de eyección del ventrículo izquierdo se mantiene normal en la mayoría de los ancianos sanos cuando están en reposo. Sin embargo, es durante el ejercicio, momento en que se requiere una mayor fracción de eyección, este parámetro decrece progresivamente con el paso del tiempo, lo que hace que llegue menos sangre de la requerida al resto de nuestros órganos, como pueden ser al músculo esquelético ya que estamos hablando de ejercicio, y que tengamos antes sensación de fatiga y cansancio ante este ejercicio.
Otro cambio importante en el corazón anciano son los cambios que se producen al nivel de las válvulas cardiacas. Las válvulas cardiacas son una especie de compuertas que se abren y se cierran y regulan el paso de la sangre desde las aurículas (cámaras superiores del corazón) a los ventrículos (cámaras inferiores del corazón). También regulan el paso de la sangre desde el corazón a los pulmones y a la aorta (arteria principal del organismo mediante la cuál se va distribuyendo la sangre a otros órganos). Las válvulas del corazón con el envejecimiento se van degenerando y se vuelven más rígidas. Por ello, en los ancianos, es común que se detecte un soplo cardiaco por la rigidez de las válvulas.
Las arterias coronarias del corazón, igual que otras arterias del resto del organismo, con la edad se vuelven más rígidas. Esto hace que se dificulte el paso de la sangre a través de ellas.
El corazón tiene un sistema de marcapasos natural que controla el latido cardíaco. Con las edades avanzadas, el nódulo sinusal que es el marcapasos natural del corazón que está contenido dentro de él y marca el ritmo de sus latidos, pierde células. Esto hace que la frecuencia cardiaca (número de veces que el corazón late por minuto) pueda ser algo más lenta.
A pesar de que como todas las cosas, el corazón no se libra del paso de los años, y pierde capacidades funcionales, si es importante señalar que sin embargo, es un órgano que se adapta muy bien a estos cambios. Por ello, es importante tener en consideración que las personas que envejecen en buenas condiciones y con pocos factores de riesgo asociados (tabaquismo, sedentarismo, tensión alta, lípidos altos etc..), las pérdidas funcionales serán menos importantes y el corazón se adaptará mejor. Por ello, mientras envejecemos tenemos que intentar controlar bien los factores de riesgo cardiovasculares.
Dice la historia que en las grandes culturas antiguas de Grecia, Roma y Egipto, ser anciano era un símbolo de respetabilidad. También en la Edad Media, en donde para ellos el senex, el anciano, era el ser perfecto.
En la antigua Roma, la persona anciana era la depositario de la sabiduría, de la experiencia, del conocimiento. Tanto esto era así, que los gobernantes de esas épocas se rodeaban de asesores que eran ancianos. ¿No sería mejor que nosotros hiciéramos lo mismo?