20 Mar COMO DESPEDIRSE DE UN SER QUERIDO
Conocí a José Pinto en Casillas de las Flores, un pueblo pequeño de Salamanca que linda con la frontera de Portugal hace un par de años. Ya era famoso por su paso por Saber y Ganar, pero no tanto como logró serlo en el programa Boom. Ya nos dijo entonces que estaban llamándole de distintas cadenas para proponerle participar y que estaban componiendo un equipo de gente apasionada del saber como él. Nos hicimos la foto para enviársela por Whatsapp a mi madre, seguidora leal.
José Pinto estaba orgulloso, como bien sabéis, de su tierra, de su profesión, de su organización COAG… Amaba el trabajo que hacía, la vida en el pueblo, respirar aire limpio, contemplar la naturaleza. No he visto vacas blancas de campo más limpias y más bien cuidadas que las de este hombretón y además llamaba a cada una por su nombre y parecía que le entendían. Nos contó aquel mes de enero, que la selección genética que hacía con sus vacas, era elegir aquellas que parían sin necesidad de ayuda. Ello garantizaba más la supervivencia y la rentabilidad de su explotación ganadera.
Este ganadero sabio, ha hecho más por la imagen de las gentes del medio rural, en dos años con su paso por televisión, que todas las políticas de desarrollo rural que han puesto en marcha los distintos partidos políticos en las últimas cuatro décadas. Ha hecho que sea digno, ser rural. Que se puede ser buena persona, tener grandes conocimientos, ser un profesional, y trabajar y vivir en un pequeño pueblo de cualquier rincón de España y además ser referente para muchas personas jóvenes que se veían en él y así se lo hicieron saber en las Jornadas de COAG que inauguraban a finales de Enero en el Ministerio de Agricultura, la campaña “somos nuestra tierra”.
Nos has dejado huérfanos José. Apenados y sin consuelo. Y lo que nos preguntamos es si será cierto que la mayor supervivencia se relaciona con el código postal. Y cuanto más alejado estés de los centros de atención sanitaria especializados y hospitales menos posibilidades de sobrevivir. Si el centro de salud hubiese estado en tú pueblo, quizá hubieses ido. No ha sido un descuido, no eras una persona enferma.
Pocas veces tenemos la oportunidad de despedirnos de un ser querido, y por ello hay que vivir como si fuese cada día el último día y no dejar para mañana lo importante, una sonrisa, un abrazo, una palabra amable, una reivindicación. José nos mostró en su pueblo, la escultura homenaje a la Mujer, y como mujer reivindico en su nombre una sanidad universal de calidad para el medio rural. Vivirás en nuestro recuerdo. Mil gracias.
Ana I. Esteban
Presidenta de Solidaridad Intergeneracional