15 Nov Carmen Quintanilla (Afammer) alerta: «Los mayores se están yendo de la España rural con sus hijos».
La presidenta de la asociación habla sobre la situación de los mayores en la España Vaciada.
Pablo Recio 12/11/2023
La situación de los mayores en la España rural es cada vez más precaria por la falta de servicios públicos y privados. Y es que estas carencias están provocando que el colectivo tenga muy complicado vivir con cierta calidad de vida, sobre todo, en los casos en los que no se pueden desplazar por sus propios medios a otros núcleos urbanos para satisfacer sus necesidades básicas.
Esta coyuntura ha originado un nuevo éxodo, el de los mayores, fundamentalmente, de los que están en sus últimos años de vida. Un fenómeno, que puede acelerar el vaciamiento de los pueblos, llevándoles hasta su práctica desaparición –en 2022 se contabilizaron más de 3.000 localidades en peligro de extinción, el 42% del total, según datos del Banco de España–.
65YMÁS ha conversado con la presidenta de la Confederación de Federaciones y Asociaciones de Mujeres y Familias del Medio Rural (@AFAMMERmujer) y miembro de la Plataforma de Mayores y Pensionistas (@PlataformaPMP), Carmen Quintanilla, para conocer más de cerca esta realidad.
PREGUNTA – ¿Cómo definiría la situación actual de los mayores en la España más despoblada?
RESPUESTA – Son felices allí. Lo han elegido. Tienen una vida saludable. Sin embargo, el mundo rural carece de servicios públicos. Les afecta la falta de oficinas bancarias o cajeros, y de transporte; más, teniendo en cuenta que durante muchos años tuvimos una magnífica red de conexión, pero hoy, no hay ni siquiera autobuses diarios.
P.- ¿Qué servicios quedan?
R.- La farmacia es uno de los pocos que suelen funcionar. Pero hay dificultades para tener una atención médica adecuada y oportuna. Muchos de los centros de salud que teníamos, después de la pandemia, no se han vuelto a poner en marcha como antes. Y hay que sumarle las dificultades para trasladarse, sobre todo para los mayores que no tienen coche propio.
También es complicado acceder a tiendas de comestibles. Y no sólo a este tipo de servicios físicos, tampoco es sencillo con la red. Se habla de la era de la digitalización, pero los mayores de la España rural han quedado en un limbo, en una situación de inseguridad jurídica. Y no se les ha formado para acceder a través de un teléfono móvil a una cita previa, por ejemplo. Les estamos convirtiendo en los analfabetos del siglo XXI, de la España donante, que alimenta al mundo, a toda la sociedad, manteniendo la biodiversidad, los bosques, el patrimonio histórico y artístico, la gastronomía…
P.- Algunos mayores se van del pueblo a la ciudad, ¿por qué?
R.- Por una parte, hay gente joven que está volviendo al rural por la deshumanización de las grandes urbes. Esto se produce en los casos en los que tienen la posibilidad de tener una casa allí y de trabajar a distancia a través de las nuevas tecnologías. Sin embargo, está siendo un proceso lento, porque faltan servicios. Es la pescadilla que se muerde la cola.
¿Y por qué se están yendo los mayores? Pues lo hacen para estar cerca de sus hijos, porque necesitan una ayuda o atención. Sobre todo en sus últimos años de vida. Si no, se quedarían. Muchos se los llevan para estar con ellos hasta el último momento de su vida y otros les dejan en una residencia.
P.- ¿Cómo afecta la soledad no deseada en la España rural?
R.- Depende de las personas. Creo que la soledad no deseada se siente tanto en el medio rural como el urbano. En las relaciones personales afecta mucho menos en los pueblos, pero, por contra, hay más servicios públicos en las ciudades.
Creo que la ausencia de jóvenes y de servicios agudiza la soledad, sobre todo, en el caso de las mujeres con un alto grado de dependencia. Además, la falta de interacción y de apoyo pueden contribuir a que se sientan más aislados en este medio.
P.- ¿Cómo pasan sus días los mayores en los pueblos más vaciados?
R.- Por ejemplo, por la mañana probablemente se den un paseo y charlen con sus amigos de toda la vida. Luego, a la tarde, quizá se echen una partida a las cartas. O si tienen esposa, pues estarán con ella. Es una vida, del mundo rural. También tienen la posibilidad de hacer excursiones que organiza el pueblo o las asociaciones. Los Ayuntamientos se preocupan por ellos. Hay actividades.
P.- ¿Es viable ser mayor, sufrir varias patologías y vivir en la España rural?
R.- Esto es algo que deben solucionar municipios y comunidades. Deben tener el cuidado que se merecen. Hay una casuística y cada persona necesita un trato distinto. Pagamos muchos impuestos, pero no tenemos la calidad de los servicios que tienen en el medio urbano.
También hay que tener en cuenta que los cuidados no se consideran muchas veces trabajo, porque se piensa que las mujeres rurales deben hacerlo. No se nos va a dar nunca unas gracias por cuidar de mi madre o de mi hijo. Creo que tenemos la gran oportunidad a través de la Estrategia Europea de Cuidados de profesionalizar ese cuidado, que da la posibilidad de tener un empleo, independencia y libertad. Además, se romperían las desigualdades de género que existen en el medio rural.
P.- ¿Qué opinión le merecen las políticas llevadas a cabo por las comunidades frente a la despoblación?
R.- Creo que se habla mucho, se han hecho leyes importantes, pero nos la tenemos que creer de verdad.