02 Ago Cándido Méndez: “En 20 años, los trabajadores mayores de 55 en paro se han triplicado”.
El exsecretario general de UGT publica ‘Por una nueva conciencia social’ y analiza retos del empleo.
2024. 65Ymás
Pepa Montero
«Los sénior podemos ser los grandes protagonistas de un necesario cambio de mentalidad que, manteniendo los derechos sociales, nos permita preservar el valor del trabajo, impulsar la revolución digital y avanzar hacia el objetivo de la neutralidad climática», proclama Cándido Méndez (Badajoz, 1952), exsecretario general de UGT, que acaba de publicar el libro ‘Por una nueva conciencia social’ (Deusto), donde recorre el pasado, presente y futuro del empleo.
Con el bagaje de toda una vida dedicada a la lucha sindical (lideró UGT durante 22 años, pero lllevaba afiliado al sindicato y al PSOE desde que cumplió los 18), alerta de los problemas que aún arrastra el mercado laboral español, entre ellos, el tremendo paro de los trabajadores mayores de 55 años, que «se ha triplicado en 20 años, al pasar del 6% al 19% del total de desempleados». Y reclama medidas para facilitar el tránsito del empleo a la jubilación, como el impulso del contrato relevo por jubilación parcial, cuya reforma se está negociando actualmente en la Mesa de Diálogo Social sobre pensiones, entre el Gobierno y los agentes sociales (UGT y CCOO más la patronal CEOE-Cepyme).
PREGUNTA.- Su libro, Por una nueva conciencia social, aborda un tema recurrente en toda su carrera de 22 años al frente de UGT, como es el empleo digno. ¿Cómo ve la situación actual del mercado laboral
RESPUESTA.- Antes de nada, déjeme decirle que el motivo fundamental por el que he escrito el libro ha sido reconocer la memoria de mi padre. Era una deuda personal que tenía con él, y con mi familia por extensión. Respecto al empleo, España atravesiesa un buen momento en términos cuantitativos: la reforma laboral está funcionando en aquello para lo que está diseñada, que es reducir la temporalidad, que además era una condición de la Unión Europea para que nos llegaran los Fondos Next Generation. La temporalidad se ha reducido, eliminando el contrato por obra y servicio, que era el que provocaba el despropósito de una temporalidad excesiva y no justificada. Sin embargo, en la dimensión cualitativa del empleo, hay motivos de preocupación, como el volumen de horas trabajadas, que sigue siendo inferior a las cifras de antes de la pandemia.
P.- El paro sénior es un drama, y a su vez, el desempleo juvenil parece no tener solución en este país…
R.- Es muy preocupante el paro juvenil, seguimos ostentando el ser el país de Europa que tiene un mayor nivel de paro juvenil. Y luego está la situación laboral de los mayores de 55 años, en relación a los cuales he hecho una reflexión retrospectiva, para denunciar la situación que vivimos, y la reflejo en el libro. Simplemente, he hecho un ejercicio: hace 20 años, el 11% de los ocupados en España tenía más de 55 años, y del total de parados, eran el 6%. Pues bien, 20 años después, los mayores de 55 años son el 20% de la población ocupada con carácter general (se han duplicado), pero los mayores de 55 en paro se han triplicado, porque han pasado del 6% al 19% sobre total de desempleados. Mi reflexión es que ese porcentaje de aumento, hace 20 años tenía 35 años. ¿Qué ha pasado entre los 35 y los 55, por ejemplo, en materia de recualificación? ¿Se ha hecho algo? No. Por tanto, la interrogante es: ¿nos va a volver a ocurrir lo mismo en los próximos 20 años? Las cifras que utiliza la UGT, que son dignas de todo crédito, nos dicen que en España hay 10 millones de trabajadores y trabajadoras que necesitan recualificación para el buen uso de las herramientas digitales. De ellos hay más de 6 millones que necesitan cursos de un año, y 4 millones, cursos de seis meses o menos. Sin duda, tenemos un problema muy serio con la formación continua de los trabajadores con empleo.
«Urge un cambio de mentalidad en empleo y tecnología, y los sénior debemos ser protagonistas»
P.- La revolución digital pondrá las cosas aún más difíciles a los sénior?
R.- Desde el año 2001, que ya la revolución digital estaba en marcha, se ha agravado la situación de aquellos trabajadores que, teniendo entonces 35 años, ahora tienen 55 y están en el paro y sin oportunidad de encontrar un empleo. Por lo tanto, yo creo que esto debería ser una preocupación de Estado.
P.- El trato de las empresas a los sénior, ¿debería ser un factor para darles incentivos a la contratación?
R.- Los sénior podemos ser los grandes protagonistas de un necesario cambio de mentalidad, siempre preservando los derechos sociales. Si nos lo proponemos, seremos piezas clave para ayudar a la sociedad a realizar esos cambios de mentalidad, preservando el valor del trabajo, avanzando en la revolución digital y yendo hacia el objetivo de la neutralidad climática.
«El contrato relevo no se debe utilizar para abaratar el puesto del sénior que se jubila»
P.-España está en puertas de la jubilación del baby boom, que será una revolución laboral y de pensiones. ¿Habría que ayudar a las empresas para que contraten a sénior?
R.- Hay que tomar medidas concretas, y con carácter de urgencia, pero simultáneamente hay que aplicar las luces largas. En el libro planteo que sería muy importante alcanzar un pacto estratégico sobre el empleo y la productividad. Y eso exige un consenso básico entre administraciones, sindicatos y patronales. A las empresas españolas hay que ayudarlas a ganar tamaño. Tomando como referencia a Alemania, allí la clave está en lo que denominan middle size, es decir, las empresas medianas entre 100 y 150 trabajadores. España debería ayudar a las empresas de hasta 50 trabajadores a adquirir tamaño, y también ayudarlas a reforzar la innovación tecnológica y la dotación digital. Pero luego, a su vez, hay una realidad que también interpela a las empresas en nuestro país: de España han salido 800.000 jóvenes cualificados entre 2022 y 20223. ¿Por qué no son útiles aquí esos jóvenes y sí en otros países de Europa?
P.- El Gobierno está negociando reformar el contrato relevo, ligado a la jubilación parcial, para que el retiro del sénior permita fomentar el empleo juvenil. ¿Qué le parece?
R.- El contrato de relevo es una buena herramienta para las empresas, sobre todo para las industriales, y se debería extender a otros sectores. Pero el Gobierno hace el análisis desde el punto de vista de la financiación, es decir, desde el punto de vista del impacto en el sistema público de pensiones. Y yo creo que debería tener la mente más amplia y no pararse en esa exclusiva faceta. El endurecimiento en el uso del contrato de relevo se viene produciendo desde hace tiempo, cada día es más difícil aplicarlo. A su vez, también ha habido una época en que el contrato de relevo se ha utilizado mal, es decir, se jubilaba parcialmente un trabajador de una determinada categoría, y la empresa buscaba un relevista que abaratara el puesto de trabajo. Y esas son prácticas que también habría que corregir.
«Los países más robotizados son los que más empleo tienen, de sénior y de jóvenes»
P.- La irrupción de la inteligencia artificial, el imperio de la tecnología, ¿cambiará el mundo para siempre?
R.- Las empresas tienen que empezar a recualificar a los trabajadores desde ya, no esperar a que tengan 55 años para declararlos inadaptados. La clave sería disponer de una sólida base, con la enseñanza general, y luego dotarse de unos protocolos de reciclaje permanente. Mi visión en este sentido es militante, sindicalista, y pongo en cuestión bastantes de las cosas que se dicen, como que las máquinas acabarán con el empleo, o que los trabajadores mayores tienen la culpa del tremendo paro juvenil. La realidad es que los países más robotizados son los que más empleo tienen, de sénior y de jóvenes. Lo que sí es cierto es que la revolución digital está provocando precarización. Hay problemas salariales; eso es innegable.
P.- Dice usted en su libro Por una nueva conciencia social que es preciso construir una sociedad más justa y equitativa. ¿Ve más razones para el optimismo o el pesimismo?
R.- La historia de la humanidad, particularmente a lo largo del siglo XX, ofrece motivos para el optimismo y da, por lo tanto, esperanza. Esperanza fundada en que podemos ir conciliando el desarrollo de la productividad o el avance de los países emergentes con, digamos, la extensión y universalización de derechos sociales y laborales fundamentales.
«Ojalá esta situación de polarización política creciente no se traslade a la calle»
P.- ¿Tiene alguna receta para desactivar la crispación política actual?
R.- Desgraciadamente, no la tengo. Pero hay factores o ámbitos con los que se pueden establecer comparaciones. Hablar, por ejemplo, del diálogo social entre sindicatos y patronal, que funciona. Hay casi 5.000 convenios colectivos que se negocian al año, y eso que estamos hablando de intereses contrapuestos. Es decir, en un ámbito donde la confrontación podría alcanzar un mayor grado de decibelios, se produce el diálogo. De hecho, la reforma laboral, que aprobó el Parlamento por un solo voto de chiripa, en su origen era y es un fruto del diálogo social. Por lo tanto, en la sociedad española hay ámbitos donde el diálogo funciona, y por eso es aún más incomprensible que estemos en esta situación de polarización creciente, que ojalá no se traslade a la calle.
P.- ¿Cree que la agenda pública está al servicio de los ciudadanos, o de intereses partidistas enfrentados?
R.- Creo que hay una agenda pública dislocada. Debería centrarse, por ejemplo, en aplicar y ejecutar con eficacia y en tiempo, los fondos Next Generation, que exigen una coordinación entre todas las administraciones. O, por hablar de otro elemento, la problemática de la vivienda, que exige de un marco jurídico con un fuerte consenso, porque es uno de los problemas sociales fundamentales que tiene España. Y, por último, considero que la situación política está en contradicción con lo que dicen y necesitan los ciudadanos. Está perfectamente claro que en las elecciones generales los extremos se redujeron y los dos grandes partidos aumentaron su representación. Y ese factor se ha vuelto a repetir en las europeas: los dos grandes partidos han crecido. Es inadmisible que estemos en esta situación política, a contrapelo de lo que emiten con su voto los ciudadanos de España
P.- El cambio climático, la salud del planeta, están en solfa. ¿Qué pueden hacer la sociedad y los Estados?
R.- Existe un consenso social y científico en que es muy importante alcanzar la neutralidad climática. De esto se hablaba hace 40 años, pero las medidas están tardando en implantarse. Si somos coherentes, los métodos de producción tienen que cambiar, y también los hábitos de consumo han de variar. En España ese tema nos afecta en tanto en cuanto somos un país de servicios y, por ejemplo, el sector del turismo consume cuatro veces más agua por persona que lo que gasta el común de la población. Además, tenemos zonas, como puede ser Levante, donde la pugna por el agua va a ser cada día más evidente, entre el complejo agroalimentario y el turismo. Considero que habría que establecer un régimen fiscal donde se plantearan impuestos sobre el pecado e incentivos a la virtud, como digo en mi libro. A las empresas que generen productividad aprovechando de forma intensiva los recursos naturales del agua, minerales, etcétera, que no contaminen, que tengan empleo fijo, hay que apoyarlas decididamente. Y a las que no, imponerles un impuesto al pecado.