Cáncer de mama: una lotería que toca a una de cada ocho mujeres

Cáncer de mama: una lotería que toca a una de cada ocho mujeres

19 de octubre: Día Mundial del Cáncer de Mama

N. RAMÍREZ DE CASTRO

Nadie lo desea pero el cáncer de mama es una suerte de lotería que toca a una de cada ocho mujeres en España. Los nuevos tratamientos han revolucionado su pronóstico, pero aún hoy la mejor arma es el conocimiento y la detección precoz. ¿Se puede prevenir? ¿quién tiene más riesgo? ¿dónde acudo si me lo diagnostican? He aquí una guía para conocer más del enemigo y aprender a burlarlo.

¿Por qué aparece?

El cáncer de mama aún es un gran desconocido. Se sabe que existen tumores asociados a una alteración genética, que se transmite de generación en generación. Ese era el caso de la actriz Angelina Jolie, cuya madre y tía fallecieron por un cáncer de mama. Por eso ella optó por la opción más radical y se extirpó las mamas y los ovarios para no correr la misma suerte. Dos genes –BRCA1 y 2- son los causantes de esa mala herencia genética que se transmite de generación en generación, y de la que tampoco se libran los varones. Sin embargo, solo una pequeña proporción de los tumores de mama son hereditarios, apenas entre el 5 y el 10 por ciento de todos los que se diagnostican. Es difícil explicar el origen del 90% restante. El cáncer de mama puede aparecer en mujeres sin antecedentes familiares y a diferencia del cáncer de pulmón, vinculado directamente al tabaco, no se ha identificado aún una causa tan determinante, aunque sí se conocen algunos factores de riesgo.

¿Qué mujeres tienen más riesgo?

Las que han cumplido 50 años. Aunque un 10% de los tumores se diagnostican en menores de 40 años, la mayor incidencia está por encima de los 50. Y, como en la mayoría de los tumores, a mayor edad, más riesgo. También tiene más posibilidades de sufrir esta «lotería» las que ya han sufrido un cáncer de mama o una lesión precancerosa como el carcinoma ductal in situ. Otro factor de riesgo importante es haber padecido lesiones benignas en la mama o tener pechos con una alta densidad mamaria, ser portadora de las mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2, contar con antecedentes familiares de cáncer (especialmente, la madre, hermana o hija), tener una primera regla precoz o una menopausia tardía. No haber tenido hijos o haber sido madre del primero después de los 30 años y no amamantarlos también son características que elevan el riesgo.

¿Si mantenemos unos buenos hábitos saludables podemos darle esquinazo?

Cada vez hay más estudios que vinculan la obesidad, el consumo de alcohol y el sedentarismo a un mayor riesgo de cáncer. No se sabe por qué pero las mujeres obesas tienden a padecer tumores más avanzados y agresivos de mama. Una explicación podría ser que el sobrepeso aumenta la rigidez de los tejidos de grasa mamaria, lo que crea un microambiente que favorece el crecimiento del tumor. Esta teoría podría tener implicaciones importantes en las reconstrucciones de mama que emplean tejido adiposo extraído de otras zonas del cuerpo en lugar de prótesis.

¿Existen alimentos anticáncer de mama?

La dieta mediterránea tradicional podría decirse que es el menú ideal. Comer poca carne, abusar de las verduras y de las legumbres es la mejor dieta anticáncer. Sobre todo, si está aderezada con aceite virgen extra. Este oro líquido de nuestra gastronomía acaba de demostrar en un gran estudio, en el que han participado miles de españoles durante diez años, que es capaz de reducir el riesgo frente al cáncer de mama. Las mujeres que consumen unas cuatro cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra al día reducen hasta dos tercios su riesgo de desarrollar este tumor. Con los frutos secos hay cierta protección pero no llegó a ser estadísticamente significativa.

En los países orientales, el alter-ego de nuestro aceite de oliva es la soja. Otros alimentos como el brócoli también llevan años demostrando que poseen propiedades anticancerígenas. El éxito de esta verdura está en el elevado contenido en isotiocianatos. Esta sustancia, presente también en el repollo y la coliflor, protege al gen p53 que es algo así como el «guardián del genoma», el que se ocupa de mantener a las células sanas y evitar el crecimiento anormal del cáncer.

¿Hay alguna señal de alarma que avisa de la presencia de un tumor?

El cáncer de mama si se detecta precozmente tiene una curación de más del 90 por ciento, por eso es importante estar atentos a las alertas que emite el cuerpo para tratarlo cuanto antes. Estas son las que deben llevarle a consultar con su médico: cualquier cambio en la forma o en el tamaño de la mama, la aparición de un bulto palpable en el pecho o en la axila (el bulto se palpa como un nudo duro o un engrosamiento), la aparición de secreciones repentinas en el pezón (sanguinolentas o lechosas), la existencia en el pezón de una herida persistente o la retracción del mismo, la aparición de piel de naranja (más enrojecida y caliente), irritaciones persistentes de la piel de la mama, dolor en el pecho y menor movilidad en una de las mamas al levantar los dos brazos a la vez ante un espejo. También hay que tener en cuenta que un tumor en su estadío inicial puede pasar desapercibido y crecer en silencio, por eso es importante hacerse pruebas periódicas a partir de los 40-50 años, según aconseje el ginecólogo y en función de sus antecedentes personales.

¿Cuáles son las mejores pruebas para examinar las mamas?

La mamografía anual aún es la prueba más eficaz, al menor coste. El «pero» es que es una prueba que emite radiaciones, lo que en el pasado ha hecho cuestionar el beneficio de la mamografía anual. Los equipos que hoy se utilizan emplean pequeñas cantidades de radiación. La dosis que una mujer recibe para ambos senos es la misma que recibiría de forma natural durante siete semanas por la radiación ambiental.

Además de la mamografía, cuando el tejido mamario es muy denso, esta prueba se debe completar con una ecografía y, en algunos casos, se puede recomendar una resonancia magnética.

En el Hospital MD Anderson Cancer Center de Madrid utilizan un nuevo PET (Mammi pet) que identifica lesiones cancerígenas minúsculas, del tamaño de una cabeza de alfiler, incluso en mamas muy densas. «Esta técnica no sustituye ni a la mamografía ni a la ecografía o la resonancia magnética; las complementa», explica Juan Carlos Alonso Farto, presidente de la Sociedad Española de Medicina Nuclear y director médico de la unidad de Medicina Nuclear del MD Anderson Cancer Center. Esta tecnología puede ser especialmente útil en la detección precoz de mujeres con un elevado riesgo, como son las mujeres jóvenes con antecedentes familiares y portadoras de los genes BRCA1 y 2.

Tengo cáncer, ¿y ahora qué?

Si las pruebas indican que hay una lesión sospechosa y la biopsia lo confirma, ¿qué debo hacer? ¿Cuánto antes me quiten el tumor, mejor? ¿Debo pedir siempre una segunda opinión? ¿mejor medicina pública que privada? ¿basta con ponerme en manos de mi ginecólogo?… Si conoce a alguien que ha recibido este diagnóstico, seguro que se ha hecho estas y otras preguntas similares. Las asociaciones de pacientes pueden ser de gran ayuda en caso de duda. El Grupo Español de Pacientes con Cáncer (Gepac), la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) o la Federación de Cáncer de Mama (Fecma) disponen de protocolos y pueden orientar a los pacientes sobre sus temores y ofrecen asesoramiento legal, laboral y social. Pero en general, y en respuesta a trazo grueso de las preguntas que hemos planteado: no se aconseja pedir una segunda opinión por sistema (salvo que sea un tumor raro o de mal pronóstico); los diagnósticos no son urgentes y siempre hay una ventana de tiempo cómoda para sopesar las opciones de tratamiento. A la hora de elegir centro, lo más aconsejable es acudir a hospitales donde haya unidades de mama y haya equipos multidisciplinares. En España hoy hay centros de excelencia tanto en la sanidad pública como en la privada.

¿Qué porcentaje de curación tengo?

Los datos que maneja la Sociedad Española de Oncología Médica son muy esperanzadores: cerca del 90% de las pacientes continúan libres de la enfermedad cinco años después del diagnóstico y del tratamiento. En los últimos 30 años, los avances médicos han logrado aumentar la supervivencia en un 20%. El hito científico más significativo ha sido conocer que el cáncer de mama es una denominación que agrupa a numerosas enfermedades que deben ser tratadas de forma personalizada.

El más leve de todas estas formas es el carcinoma ductal «in situ» y el tipo más común de cáncer no invasivo. Algunos oncólogos lo consideran el tumor más precoz o de estadío cero, en realidad más que un tumor se trata de una lesión premaligna, como lo son los pólipos para el cáncer de colon, aunque en la práctica se trata como si fuera un cáncer por temor a su evolución. Los peores son los que se catalogan como tumores triple-negativos. Son muy agresivos y se detectan cuando ya están avanzados, afortunadamente representan solo el 15% del total de los tumores de mama.

¿Se debe siempre amputar la mama?

No, cada vez más se recurre a cirugías conservadoras y a una menor intervención sobre la axila. La tasa de recaída en estas pacientes que optaron por conservar su mama es «irrelevante». La opción para las mujeres que deben pasar por la extirpación es la reconstrucción inmediata de su pecho. Es decir, en el mismo acto quirúrgico que se le extirpa el tumor y la mama se implanta una prótesis para que la paciente no se sienta amputada. Las técnicas de cirugía reparadora han evolucionado tanto que los resultados son estéticamente imperceptibles cuando se puede conservar el pezón. Cuando no, la alternativa es el tatuaje para que visualmente no se note su ausencia. La empresa tru-skin ha lanzado unas prótesis hiperrealistas de pezón, elaboradas en silicona suave y flexible que se pegan al pecho. Son la alternativa en 3-D a los tatuajes. Son lo más parecido a un pezón biológico en forma, textura y pigmentación y también al tacto.

www.abc.es/sociedad/20151019/abci-mundial-cancer-mama-201510171745.html



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