La alimentación es un pilar fundamental para nuestra salud. El 16% de la población en España tiene obesidad. El 35,7 tiene sobrepeso y el 2,2 peso insuficiente. La dieta tiene una importancia vital en nuestra calidad de vida y dice mucho del tipo de consumo de una población. En los últimos años, el consumo de carne, muy por encima de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud, ha llevado al crecimiento de una industria alimentaria y cárnica difícil de sostener debido a la gran cantidad de recursos naturales que se precisan para obtener un kilo de carne. Si todos los habitantes del planeta optásemos por ese alimento, necesitaríamos varios planetas, con el que tenemos no es suficiente.
La industria alimentaria exige a los productores para su compra unas características que se suponen dan respuesta a los gustos del consumidor. Los tamaños, la forma o el color de patatas, frutas, hortalizas, etc. son condiciones exigidas que provocan unas cantidades de desperdicio enormes en las explotaciones agrarias que nunca llegan al mercado, solamente porque no cumple con el patrón estándar exigido. Son productos saludables que cumplen con todos los parámetros de calidad, excepto el de “belleza” porque son distintos, más pequeños, o con dos raíces, como es el caso de las zanahorias. No son bellos a los ojos de consumidores “ricos”. Mientras tanto miles y miles de personas en el mundo pasan hambre, y también en nuestro país. Los agricultores y agricultoras los tienen que transformar en abono que se vuelve a incorporar a la tierra.
El ODS 2 está muy relacionado con los problemas expuestos. ¿Por qué? Las metas de este objetivo atienden en primer lugar a la mejora de la alimentación a través del acceso de todas las personas a una alimentación sana, nutritiva y suficiente y la erradicación de todas las formas de malnutrición. En relación a la buena nutrición podemos hablar de la dieta mediterránea, una forma sencilla de alimentarnos de forma variada, nutritiva y cuidando el planeta.
La dieta mediterránea es equilibrada y variada, ideal para mantenerla a lo largo de la vida y nos aporte salud y bienestar. En los años venideros debemos cambiar nuestros hábitos alimentarios y de consumo de comida. La producción agrícola se realizará con prácticas sostenibles para el medio ambiente como se indica en la PAC. Debemos reducir nuestro consumo de carne tal y como nos indica la OMS, por nuestra salud y por la del planeta.
De la misma forma, tenemos que consumir productos de proximidad, de los que conozcamos el origen y con los que apoyemos a la agricultura y ganadería locales, dando de esta forma un empujón a nuestros pueblos y a su economía.
El derroche es otro de los problemas más graves a los que se enfrentan los países desarrollados en cuento a la comida se refiere. Al cabo del año toneladas de comida acaban en la basurade hogares, bares y restaurantes y supermercados. El ODS 1 está directamente relacionado con esta problemática. Mientras en una parte del mundo se desperdicia y se tiran toneladas de comida anuales, en otra parte del mundo están pasando hambre. Estas desigualdades dejan en evidencia que la pobreza es la principal causa del hambre en el mundo, mientras que la abundancia es la causa del derroche.
El consumo y la compra controlados e inteligentes evitarán que los alimentos se desperdicien. La educación será la mejor arma para concienciar sobre la importancia de cuidar lo que comemos.
No lo podemos olvidar, llenar nuestra cesta de la compra puede ser revolucionario y comprometido.
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