Cae otro mito sobre la vejez: la felicidad aumenta a los 60 años, según Harvard.

Cae otro mito sobre la vejez: la felicidad aumenta a los 60 años, según Harvard.

La calidad de las relaciones es la clave de una buena vida.

Paula Buedo

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Nada hay más codiciado que la felicidad. Cada paso que damos en la vida lo hacemos encaminados a alcanzar esa meta ideal y disfrutamos de cada instante en el que sentimos cómo nos invade.

No hay una receta secreta que podamos seguir para ser felices. Sin embargo, un estudio de la Universidad de Harvard (Estados Unidos) lleva 80 años investigando sobre esa sensación a través de entrevistas, análisis de sangre y hasta donaciones de cerebros. Algunas de sus conclusiones del director actual, el psiquiatra Robert Waldinger, junto al psicólogo Marc Schulz, son sorprendentes, a la par que inspiradoras: todo el mundo puede dar giros positivos a su vida.

Entre los descubrimientos de esta investigación, recogidos en el libro Una buena vida (Planeta), llama la atención uno relacionado con la edad. Aseguran que, a partir de los 60 años, las personas son más felices. Este estudio constata que la vida sénior tiene mucho que ofrecer y que no se trata de una etapa gris, sino llena de posibilidades.

Sentir cerca el final de la vida, así como conocer sus limitaciones, da una enorme sabiduría emocional para los dos autores. Es un periodo en el que todavía quedan cosas que aprender y desarrollar, por lo que el cerebro se centra más en lo positivo que en lo negativo.

Además, señalan, es el momento en el que nos sentimos libres para quitarnos imposiciones y obligaciones. No arrastramos amistades que no nos aportan o centramos energía en aquello que no nos hace bien. Por ese motivo, se es más feliz en edades más avanzadas.

La soledad es peligrosa

Sin embargo, esta tendencia a alcanzar la felicidad con los años puede verse truncada por una pandemia silenciosa que se ha instalado en la sociedad desde hace ya largas décadas: la soledad no deseada.

La calidad de las relaciones es la piedra angular de la felicidad. En el estudio repasan muchos otros factores, pero este destaca por encima de otros, como el dinero, la infancia o la disposición natural. Por este motivo, sentirse aislado puede conllevar peligros para la salud mental, pero también física.

Son muchos los estudios que ya han incidido en los peligros de la soledad no deseada, que puede llevar incluso a la muerte. Mantener una “buena forma social” es vital para poder ser feliz. El individuo sufre cuando está aislado, enfatizan los expertos, y necesitamos a los demás para sentirnos a gusto.

La era digital ha traído consigo herramientas para paliar este problema, pero también para agudizarla. Los autores fechan en los años 50, con la expansión del televisor, el inicio de este proceso de atomización y aislamiento. Ahora, con varias pantallas disponibles al mismo tiempo, las personas pueden sentirse más conectadas en la distancia, pero también mucho más absortas y no atender a su alrededor.

Por eso, subrayan, cuidar las relaciones es tan relevante. Algo que, según han comprobado, es más frecuente en las mujeres que en los hombres de todas las generaciones. Ellas tienen tendencia a prestar más cuidados a sus seres queridos, mientras ellos no trabajan activamente en ello.

No obstante, los psiquiatras admiten la importancia del dinero para poder alcanzar el bienestar. En este sentido, inciden en que existen estudios que marcan la cifra necesaria para cubrir todo lo necesario para vivir bien. La clave está en que, una vez se alcanza esa cifra, no hay diferencia significativa entre ese punto y añadir 70 millones más.

En su investigación, los expertos han podido entrevistar a varios afortunados de ganar la lotería y constatar que, un año después, su felicidad no había variado. Diferente es el caso, comentan, de personas que utilizaron el premio como herramienta para consolidar relaciones con sus seres queridos y no como objetivo único en sí mismo.

En este sentido, explican que el sistema económico capitalista no es bueno para la felicidad. Lo argumentan incidiendo en la importancia que tiene para este modelo que las personas sientan la necesidad de comprar continuamente muchas cosas para ser felices.

El impacto de los influencers

Las redes sociales son una vía fantástica para conectar con otras personas, compartir conocimientos y experiencias o mostrar al mundo habilidades de las que estemos orgullosos. Artistas, pequeños negocios, músicos o divulgadores de todas las materias han encontrado en ellas una herramienta de un valor incalculable.

Sin embargo, también tienen su rostro más problemático. Muchos vídeos aparentemente espontáneos esconden gestos pensados al milímetro, poses ensayadas y planos muy bien escogidos. El resultado es una vida perfecta a través del objetivo de la cámara.

La falta de espontaneidad es algo que muchas personas olvidan. Por eso, puede causar frustración al creer que nuestra vida es imperfecta comparada con la de los demás. Los expertos subrayan el peligro de esto: muchos jóvenes enfrentan severas depresiones por asumir como reales estas ficciones.

El impacto de las redes sociales en la felicidad es parte de la continuación de este estudio, que sigue en marcha. En estos 80 años han constatado el cambio del concepto de felicidad, que se ha convertido en un objetivo mucho más hedonista. Entre otros factores, tendrá en cuenta también cómo ha afectado la pandemia a este sentimiento.



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