Brecha de género y escasa participación pública de las mujeres en el medio rural.

Brecha de género y escasa participación pública de las mujeres en el medio rural.

El medio rural en España abarca casi el 90% del territorio y en él residimos tan solo el 20% de la población.

Pilar González

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Las primeras que nos vamos somos las mujeres debido a las condiciones sociales y económicas que vivimos, con una doble discriminación: por ser mujeres y por vivir en el medio rural, con la falta de perspectivas de futuro y desmantelamiento de servicios públicos que supone, además de la doble y triple carga de trabajo y la precarización laboral. Las amplias responsabilidades que las mujeres asumen en el mantenimiento del hogar en las zonas rurales no sólo obstaculizan su propia participación en los procesos de decisión, sino que facilitan la participación de los hombres en esos procesos, ya que estos dedican más su tiempo libre a participar en espacios de decisión.

Para alcanzar una verdadera situación de igualdad, es necesaria la participación equilibrada de mujeres y hombres tanto en el ámbito doméstico-familiar como en los ámbitos laboral, político y social.

Analizamos la brecha de género en alguno de los espacios de toma de decisiones más cercano.

Las mujeres, a pesar del avance legislativo en materia de igualdad, permanecen infrarrepresentadas en la toma de decisiones en general y en los órganos de decisión local en particular.

El poder local sigue teniendo un sesgo masculinizado, lo que se traduce en que las mujeres alcaldesas solo rozan el 22% del total.

El tamaño de los municipios también es una variable directamente relacionada con la brecha de género existente en el poder político local [1]. Hay una tendencia consistente en que, a medida que el municipio disminuye de tamaño, la brecha de género aumenta. La paridad de género mejora a medida que el tamaño del municipio es mayor, según los datos de la FEMP. Esto se explica por la resistencia a la inclusión de las mujeres en la política local fundamentalmente en las zonas rurales (aún perviven estereotipos sobre lo que es propio de hombres y mujeres haciendo más difícil el acceso de la mujer a las responsabilidades municipales). Hay que recordar que los municipios menores de 3.000 habitantes no tienen obligación de que las listas electorales sean paritarias.

Estereotipos de géneros en el reparto de responsabilidades públicas

Otra variable que hay que tener en cuenta, es la relativa a la distribución de las distintas responsabilidades, a la distribución de las concejalías, por áreas temáticas, con una clara segregación, que demuestra una desigualdad que hunde su motivación a los estereotipos de género.

Existen áreas municipales claramente masculinizadas como son, fundamentalmente: Economía y Hacienda, Medio Ambiente, Promoción Económica y Empleo, Régimen Interno y, por encima de todas, Urbanismo y Obras Públicas. En contra, observamos la existencia de algunas áreas claramente feminizadas; son Igualdad, Mujer, Participación Ciudadana, Servicios Sociales y Salud. Es decir, se reproducen los roles tradicionalmente asignados a hombres y mujeres, también en la gestión pública.

A las mujeres se las responsabiliza fundamentalmente de las áreas vinculadas al cuidado y el desarrollo de políticas para su avance social, mientras que los hombres asumen las áreas municipales asociadas directamente con la gestión económica y desarrollo del municipio. El patriarcado no sólo parece evitar la incorporación de la mujer en la administración local, sino que además cuando lo hace, le adjudica responsabilidades que preservan la esencia de los roles que la sociedad les atribuye por el hecho de ser mujer.

Aparte del nivel básico local, si hablamos de administraciones de segunda elección como consejos comarcales o diputaciones, (solo el 19,2% de las diputaciones provinciales están presididas por mujeres), o las direcciones de las cooperativas, donde las mujeres no llegan al 5% de sus consejos rectores y tampoco las Organizaciones Profesionales Agrarias salen mejor paradas.

Todo esto implica la ausencia de las mujeres en la toma de decisiones, lo que conlleva en muchas ocasiones que no se toman las medidas mas adecuadas para mejorar la vida de las mujeres y de nuestro mundo rural.

Nota:

1. Datos del Primer Congreso de jóvenes investigadorxs con perspectiva de género.

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INTERVENIR PARA AVANZAR

Es imprescindible tomar algunas medidas que reviertan esta situación, tanto medidas legales como otras que pongan en valor el trabajo y las propuestas de las mujeres:

• Obligatoriedad de representación paritaria en las cámaras agrarias, OPAS, cooperativas, consejos comarcales, mancomunidades etc…;

• Cambio de la ley electoral, que obligue a todas las listas electorales, en todos los procesos, a estar al menos compuestas por un 50% de mujeres y que éstas ocupen al menos todos los puestos pares o todos los impares.

• Priorizar de manera clara las clausulas sociales relacionadas con la situación de la mujer rural en todos los contratos públicos. Por ejemplo, comedores escolares que utilicen productos cercanos producidos y /o transformados por cooperativas y pequeñas empresas cuyas titulares sean mujeres.

• Apoyo económico y de otros recursos (locales, orientación…) a las asociaciones de mujeres (son espacios de dinamización local). Promover espacios culturales y de ocio y servicios de uso colectivo y gestionados por las mujeres de la zona.

• Incorporar en todas las convocatorias de subvenciones relacionadas con fondos estructurales de la Unión Europea, la prioridad de proyectos que beneficien y sean liderados por mujeres rurales.

• Incorporar al procedimiento de elaboración de toda la normativa de cualquier nivel de la Administración, de un informe previo sobre el impacto demográfico, laboral y social, con perspectiva de género en el medio rural, que tenga carácter vinculante.

En resumen, todas aquellas que favorezcan la participación de las mujeres en los espacios de decisión.



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