08 Ago Becas comedor más allá del colegio
Probitas organiza casales de verano en agosto para garantizar la alimentación de menores
GERMÁN GONZÁLEZ
El inicio de las vacaciones en las escuelas no es siempre una buena noticia para miles de familias. Miles de alumnos gozan durante el curso de becas comedor que significan acabar con posibles problemas de nutrición que la crisis económica ha llevado a muchos hogares. El problema surge cuando el curso lectivo finaliza y estos menores no tienen acceso a estas comidas, lo que influye directamente en su salud. Por eso, la fundación Probitas inició hace años un proyecto pionero que refuerza la alimentación infantil en casales de verano.
El objetivo es dar apoyo nutricional, socioeducativo y de atención a la salud para los menores más vulnerables o en riesgo de exclusión social. En definitiva, ofrecerles la oportunidad para desarrollarse adecuadamente a nivel físico, psíquico y emocional», explica la doctora Marta Segú, directora de Probitas.
La entidad da «apoyo a familias desfavorecidas para que sus hijos puedan asistir a actividades socioeducativas y deportivas en verano, y asegurarles así una alimentación nutritiva y equilibrada, la promoción de hábitos saludables (higiene, nutrición y deporte) y un espacio de protección y cohesión social», remarca Segú quien detalla que no sólo se financian casales sino que también se organizan en agosto cuando muchos cierran.
Desde 2012 Probitas concede becas comedor directamente a colegios dentro del programa de Refuerzo de la Alimentación Infantil (RAI) con el objetivo de dar apoyo nutricional a los menores más desfavorecidos. El año pasado la fundación destinó 2,5 millones de euros para dar 700.000 comidas completas a cerca de 17.000 menores en más de 150 escuelas repartidas por Cataluña, en su mayoría, Madrid y Murcia. Sin embargo, tras el primer año de este proyecto constataron que «había un importante número de niños que en los meses no lectivos de verano se encontraban en situación de alta vulnerabilidad» ya que «las escuelas cierran y sus familias no tienen recursos para que acudan a casales».
Segú detalla que les preocupaba tanto su mala alimentación como que estuvieran solos por la calle o en casa durante muchas horas. Por eso, empezaron a actuar en casales ubicados en municipios en los que tienen acuerdos con escuelas, aunque con un proyecto «más integral» ya que contratan a profesionales para gestionarlo a través de una entidad social y piden a los ayuntamientos que cedan espacios. No sólo se da el dinero de la beca para los menores sino que se hacen talleres para promocionar hábitos saludables, otras actividades socioeducativas y deportivas y se alimentan en un espacio protegido. Además, hacen un control de estos casales y del servicio de comidas y forman a los educadores en manipulación de alimentos, gestión de conflictos y emociones, así como en gestión de la diversidad.
De esta forma, Probitas concede ayudas en julio a menores desfavorecidos para que puedan asistir a los casales que organizan las entidades sociales y en agosto organiza sus propias escuelas de verano ya que este servicio muchas veces no se ofrecen pero «la necesidad es más que evidente» destaca Segú. «La mayoría nos vamos de vacaciones en agosto, pero estos menores se quedan en sus barrios, en las calles o en sus casas. Además, en muchas ocasiones están largas horas sin la compañía de un adulto de la familia, con el riesgo considerable que esto puede comportar» explica la directora de la fundación quien recuerda que «la promoción y educación en hábitos saludables, como una nutrición adecuada, la higiene personal y la práctica de deporte forman parte del ADN de Probitas de forma transversal». En este sentido afirma que «no sólo queremos que los menores se alimenten y llenen el estómago, sino que lo hagan además de forma nutritiva y equilibrada y que aprendan para poder transmitir a sus familias cuál es la forma más saludable de vivir y alimentarse».
En 2016 la entidad garantizó la ayuda a 4.114 menores mediante 91 casales distribuidos en 34 municipios de Cataluña, Murcia y Madrid y con la colaboración con 48 entidades. En Cataluña actúan en el Barcelonés Nord, Vallès Oriental, Vallès Occidental, Baix Llobregat, Maresme, Girona y Lleida. «Este año tenemos previsto llegar a casi 6.000 menores mediante 123 casales distribuidos en 37 municipios y con la colaboración con 77 entidades» indica Segú quien aseguró que el servicio les permite tener «un conocimiento de la realidad, de las necesidades y de cómo implementar las soluciones que son muy útiles» para escoger las entidades colaboradoras, evaluar las intervenciones o poner «en marcha nuevas iniciativas donde se detecten necesidades», como por ejemplo los adolescentes que piden actividades específicas.
La fundación trabaja con los servicios sociales municipales para determinar los menores más necesitados y detallan que las familias «nos revelan el alivio que les generan programas como el de Probitas, que les ayudan a que sus hijos realicen actividades socioeducativas y deportivas, que se alimenten de forma equilibrada y que lo hagan en un espacio protegido, evitando que estén solos en casa o en la calle, con el riesgo que ello comporta».
www.elmundo.es/cataluna/2017/07/30/597ca96dca4741cf798b466f.html