27 Jul Beber agua aunque no se tenga sed, la clave de la hidratación en mayores.
Expertos recuerdan que los mayores de 65 años corren más riesgo de sufrir deshidratación.
Marta Jurado
En plena segunda ola de calor del verano, la Agencia Estatal de Meteorología advierte de que estos meses serán más cálidos de lo habitual, con temperaturas que podrían estar entre las más altas registradas entre 1993 y 2016. De ahí que los expertos llaman a darle la importancia que se merece a la hidratación para evitar tanto golpes de calor, como deshidrataciones, que en el caso de las personas más vulnerables como niños, mayores o personas con tratamientos crónicos pueden conllevar consecuencias especialmente trágicas.
Desde la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (@seggeriatria) recuerdan que los mayores de 65 años corren más riesgo de sufrir un golpe de calor o deshidratación al presentar en un porcentaje importante alteraciones del centro termorregulador que producen menor sensación de calor. «En este grupo disminuye además la percepción de sed, causando un alto riesgo de deshidratación, especialmente en los mayores que sufren enfermedades crónicas, sobrepeso, una enfermedad neurodegenerativa o tienen prescritos fármacos que favorecen dicha deshidratación”, explica el Dr. Francisco Tarazona Santabalbina, Vocal Clínico de la SEGG.
Una rutina de hidratación, básica para la salud
Por eso los expertos invitan a incorporar una rutina de hidratación diaria. «Beber agua cada dos horas, aunque no se tenga sed es básico para mantener nuestra salud en cualquier momento del año, pero sobre todo ante momentos de clima más cálido o mayor actividad física porque se pierde más líquido al sudar y es especialmente importante en el caso de personas mayores», confirma Lorenzo Armenteros, portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (@SEMG_ES), quien reconoce que es bastante frecuente recibir pacientes con síntomas de deshidratación en las consultas de Atención Primaria.
El agua se convierte así en un elemento vital para el funcionamiento de nuestro organismo, compuesto en un 65-70% de líquidos, sin los cuales no podría realizar funciones básicas.
Además, Rafael Urrialde (@RUrrialde_PhD), doctor especialista en Alimentación y Nutrición y presidente del Comité de Expertos de Salud de 65YMÁS, recuerda que «el agua es ya considerada como un nutriente más, esencial para el organismo, que actúa como vehículo de transporte, favoreciendo la absorción de nutrientes, pero además clave en procesos de deshecho metabólicos». De ahí que los expertos aclaran que debe existir un equilibrio entre los líquidos que ingerimos y los eliminamos, es decir, un balance hídrico. «Y no solo hay que reponer agua, sino también sodio, presente en la mayoría de aguas minerales en mayor o menor cantidad», señala Urrialde.
¿Cuánto agua hay que beber al día?
Aunque es difícil determinar la cantidad exacta de agua que cada persona necesita tomar diariamente ya que depende de factores muy diversos como la edad, el peso, las condiciones climatológicas o su nivel de actividad física, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria recomienda que el valor de referencia para la ingesta total de líquidos (agua proveniente de bebidas y alimentos) sea de 2,5 litros y de 2 litros para hombres y mujeres, respectivamente. En cuanto a solo agua, la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) estima que para cubrir nuestras necesidades hídricas diarias necesitamos tomar al menos entre 1,5 litro a 2 litros al día como mínimo.
Pero tal como recuerdan desde la SEGG existen una serie de situaciones en las que estas cantidades deben aumentarse como ocurre ante un aumento del calor ambiental en el que debemos añadir 250-300 ml por cada grado que supere los 37ºC; ante aumentos de la temperatura corporal en los que debemos añadir 250-300 ml por cada grado que supere los 37-37,5ºC y ante pérdidas orgánicas de líquidos como ocurre ante vómitos, diarreas, quemaduras y ante heridas muy exudativas en los que se añadirán 500-600 ml/día. Es importante vigilar estrechamente a las personas que toman diuréticos o utilizan laxantes.
¿Qué funciones cumple el agua en nuestro organismo?
Tener un balance hídrico correcto, que solo se obtiene ingiriendo los líquidos necesarios, es básico para sentirnos bien evitando la disminución del rendimiento físico y las situaciones de cansancio, fatiga o malestar general. Según explican los expertos el agua es básica para las siguientes funciones:
Termo regulación: Una buena hidratación es fundamental para mantener la temperatura corporal adecuada (en torno a los 36º). El agua no solo sacia la sed, sino que actúa como “refrigerante” natural, especialmente cuando el calor aprieta en el exterior o cuando, por alguna circunstancia, nuestra temperatura se eleva más de lo debido, por ejemplo, cuando hacemos ejercicio o manifestamos fiebre como respuesta a alguna enfermedad.
Favorece la eliminación de grasas y toxinas: La ingesta de agua en cantidades suficientes favorece el tránsito intestinal, ayudando a nuestro cuerpo a eliminar todo aquello que no necesita. Además, es esencial para el buen funcionamiento de nuestros riñones, a los que ayuda en su función depurativa del organismo. Si quieres eliminar cúmulos grasos de caderas y/o abomen, es aliada de tu dieta.
Músculos más fuertes: El agua también es importante para que músculos y articulaciones se mantengan en óptimo estado.
Intercambio de nutrientes: El agua es básica para que el proceso de descomposición de los alimentos se realice correctamente y de cara a que los distintos nutrientes lleguen a cada uno de nuestros órganos vitales a través del torrente sanguíneo. Sin el elemento líquido, nutrientes como las vitaminas o los minerales (electrolitos) no podrían cumplir su función y llegar a alimentar nuestras células.
Síntomas de deshidratación y recomendaciones para evitarla en mayores
Los síntomas de la deshidratación se organizan según su gravedad. «Cuando es leve, los síntomas pueden relacionarse con malestar general, cansancio, inapetencia o dolor de cabeza; pero en los casos más graves puede llevar a una pérdida de conciencia transitoria, trastorno metabólico e incluso fallo multiorgánico», explica el doctor Armenteros. En el verano de 2022, más de 4.650 personas fallecieron en España por el calor excesivo, según el Instituto de Salud Carlos III. En concreto, casi todos los decesos (96%) se atribuyen a personas de más de 65 años, la mayoría, un 63%, de mayores de 85 años.
Por eso, para asegurar una correcta hidratación y evitar problemas en personas mayores los expertos aconsejan:
- Tener un buen aporte de líquidos y beber cada dos horas. La falta de sed es engañosa, por lo que se debe consumir frecuentemente líquidos aunque no se tenga la sensación de sed.
- Evitar el consumo de bebidas alcohólicas y tomar alimentos ricos en agua, como frutas, verduras u hortalizas.
- Mantenerse en lugares frescos y ventilados.
- Evitar la exposición al sol cuando las temperaturas son elevadas, sobre todo en las horas de mayor intensidad (12-16 horas) y con una humedad relativa alta (mayor del 60 por ciento)
- No realizar ejercicio ni actividad física que aumenten el esfuerzo y la sudoración en momentos de calor.
- Prestar atención a la medicación que pueda favorecer la pérdida de líquidos.
- Ante síntomas de malestar consultar o acudir al centro médico más cercano.