Barcelona busca familias colaboradoras

Barcelona busca familias colaboradoras

La ayuda es puntual, tiene fecha de inicio y final, y se intenta que el niño se integre en el día a día de la familia.

GEMMA MARTÍN

Cuidar a un pequeño es una experiencia única y gratificante, pero hay quien, de forma temporal y por diferentes circunstancias, no puede atender puntualmente a sus hijos o hijas y no dispone de una red familiar o amistades que puedan echarle una mano. Para ayudar a estas personas –madres, principalmente–, desde hace más de treinta años el Ayuntamiento de Barcelona dispone del Servicio de Familias Colaboradoras. Como explica Gemma Pellicé, trabajadora social de este programa municipal, “lo que se pretende es ayudar a aquellas familias que lo necesitan por diferentes motivos; los más destacados son los vinculados con la salud, y la conciliación laboral y familiar, proporcionándoles personas cercanas y de confianza que durante un tiempo les apoyen y les ayuden en el cuidado de los niños“.

Cabe apuntar que el Servicio de Familias Colaboradoras es un programa que complementa las funciones maternales y paternales, pero nunca las sustituye, a diferencia de los recursos de acogida.

QUIÉN PUEDE COLABORAR

“Para ser familia colaboradora solo es necesario ser mayor de edad, y tener tiempo y ganas de colaborar”, explica Pellicé, quien remarca que una persona sola también puede formar parte del programa. “En el banco de familias colaboradoras tenemos de todo: desde hombres o mujeres que viven solos, parejas de hombres o de mujeres, e incluso hay un grupo de amigos”. Destacan las personas jubiladas y también las que proceden de otros países y saben –por experiencia propia– qué es llegar a un país extranjero y no tener a nadie que te ayude, “y ahora, estas personas que en su momento inmigraron a nuestra ciudad, quieren ayudar a otras personas que han llegado recientemente a Barcelona y no disponen de una red“.

La trabajadora social detalla que, tras una primera reunión donde se explica el programa, a los interesados ​​se les hace una entrevista más extensa, un estudio psicosocial y se visita su hogar antes de incluirlos en la base de datos del servicio. También subraya que la familia colaboradora debe tener muy claro que se trata de una ayuda temporal, un apoyo por un tiempo determinado. “Una característica a destacar del servicio es su temporalidad; las colaboraciones tienen fecha de inicio y finalización. Normalmente se llevan a cabo porque la madre –más del 74% de las demandas son de mujeres que están solas– no puede hacerse cargo de la criatura por unas horas o días por motivos laborales, de salud –por ejemplo, porque debe ingresar en el hospital para una intervención–, o porque tiene que ir a su país de origen, entre otros casos“, explica Gemma Pellicé.

QUÉ HACER

La labor principal que debe realizar la persona o familia colaboradora es dedicar tiempo a los pequeños. Aunque el servicio está pensado para atender desde bebés hasta jóvenes menores de 18 años, lo más habitual es cuidar a niños y niñas de dos a nueve años.

Las tareas a realizar y los horarios son muy diversos. Hay familias que los van a buscar un día a la semana a la escuela, los llevan al parque y, una vez en casa, les ayudan a hacer los deberes, mientras que otras tienen los niños los fines de semana o durante las vacaciones escolares. Todo depende de los horarios y las necesidades de cada madre, pero lo más importante es, según Pellicé, “que el niño o niña pase a formar parte del día a día de la familia colaboradora y, durante unas horas o días, sea un miembro más “.

Una vez establecida la relación entre la familia colaboradora y la que necesita ayuda puntual, las técnicas del servicio hacen un seguimiento del caso, “pero más adelante, cuando vemos que todo funciona, dejamos que sean las mismas familias las que se organicen y se relacionen. Muchas intercambian los números de teléfono y están en contacto por WhatsApp“, apunta Pellicé.

Para cualquier emergencia o imprevisto, las familias disponen de un número de teléfono que las atiende las 24 horas y les soluciona todas las dudas o problemas que puedan surgir.

Gemma Pellicé explica que cada mes el servicio debe atender entre 15 y 20 casos de progenitores que necesitan ayuda para cuidar puntualmente de sus hijos, “y no siempre es fácil encontrar en nuestro banco de datos aquella familia que se adapta a las necesidades del niño; es un encaje de bolillos“, remarca. Por este motivo, desde el consistorio se hace un llamamiento para animar a la ciudadanía a participar en el programa y, de forma temporal, ayudar a una familia que no dispone de una red social a la que recurrir en caso de necesidad.

CAMBIO DE AIRES – En la prisión de Wad-Ras

El Servicio de Familias Colaboradoras también está presente en el Centro Penitenciario de Mujeres de Barcelona, conocido popularmente como la cárcel de Wad-Ras. En ésta, los niños de hasta tres años que no tienen familia extensa con quien hacer salidas tienen la posibilidad de ir los fines de semana o durante las vacaciones al hogar de una familia colaboradora. Actualmente, cinco niños menores de tres años disfrutan de este servicio y pasan los fines de semana en casa de una familia.

www.lavanguardia.com/lv/monograficos/pots-tenir-cura-infant-temporalment-ajuntament-bcn/article_1b.h



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