Aula en la que ‘no existe’ la discapacidad auditiva

Aula en la que ‘no existe’ la discapacidad auditiva

Alumnos y profesores de la Pontificia logran que la explicación del maestro aparezca escrita en la tableta del alumno en tiempo real

M. A. RODRÍGUEZ

De la palabra a la audición.

Las palabras atraviesan una fila de obstáculos;su contenido debe luchar contra los elementos. Y, como la Armada Invencible, sucumbe antes de alcanzar los oídos y el cerebro de muchas personas. Que, en gran cantidad de ocasiones, no sufren una discapacidad auditiva severa -en ese caso, la situación se agrava-, sino leve; pero se producen situaciones de «fatiga funcional», por lo que «no consiguen interpretar adecuadamente» el mensaje como tal que procede del emisor, apunta Luz María Fernández, profesora de la Universidad Pontificia de Salamanca.

Para emprender el camino hacia la solución ‘sólo’ hace falta que un grupo de personas se interese por el día a día de este colectivo. Y así sucedió en la Universidad Pontificia de Salamanca, donde los alumnos Mariano García y María Martín, junto a la citada profesora Luz María Fernández y la también docente María Paz Blas, dentro del Club de Innovación, decidieron implicarse científicamente para ofrecer a los niños que sufren discapacidad auditiva las mismas oportunidades que pueda tener cualquier alumno de primaria.

Así fue configurándose la aplicación Integr@da-EFC, un sistema que utiliza tablets, una conexión por bluetooth y un micrófono para que el niño pueda procesar igual que sus compañeros la explicación del maestro.

Funcionamiento.

Integr@ada-EFC tiene dos modos:el de maestro y el de alumno. El primero cuenta con dos pantallas: una primera en la que cada icono representa a una asignatura -no debe olvidarse que hay una conexión establecida por bluetooth-, y donde pueden seleccionarse a los alumnos que precisan de esta aplicación para seguir la clase.

Una vez escogidos materia y niño, el docente pasa a una segunda pantalla, en la que se establecen distintos tipos de alertas que le pueden llegar al receptor, unos mensajes que pueden ser tanto cognitivos como emocionales.

En el primer caso, se trata de la transmisión de información pura y dura:la lección magistral del docente va apareciendo en tiempo real en la pantalla de la tableta del alumno. Es decir, el niño va interpretando y asimilando el contenido al igual que sus compañeros, puesto que va a ir leyendo a la vez de escuchando en el caso de que la discapacidad sea leve, lo cual refuerza su aprendizaje. Otro tipo de mensaje cognitivo es la consigna de hacer unos ejercicios. «Se trata de una alerta de referencia, donde queda especificado qué ejercicio es, página, etcétera en tiempo real», señala Luz María Fernández.

Estímulo emocional

Las otras alertas son de tipo emocional: en el primer caso, emite refuerzos positivos para aplaudir el trabajo bien hecho y animar al niño; en el segundo, se envían correcciones al desarrollo de los acontecimientos, en especial al comportamiento del alumno durante la clase.

A lo largo del tiempo de desarrollo tecnológico y del tiempo de pruebas, han coincidido en que el menor debe tener una adecuada comprensión lectora y que no debe estar utilizando «inmediatamente» el lenguaje de signos, porque «sería un estímulo que distorsionaría la comprensión», señala Fernández. De este modo, «no resulta eficaz».

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