Así será la Estrategia Gallega de Atención a la Soledad no deseada que ultima la Xunta.

Así será la Estrategia Gallega de Atención a la Soledad no deseada que ultima la Xunta.

El abordaje de la soledad desde una perspectiva multidimensional; el refuerzo de la prevención; y la sensibilización de la sociedad son algunas de las líneas que se abarcan en este proyecto. entremayores ha tenido acceso al borrador del documento que prepara Política Social y desgrana los puntos de un plan que convertirá a Galicia en la primera comunidad que desarrolla una acción específica en esta materia.

M.S

Hace tan solo dos semanas, la conselleira de Política Social, Fabiola García, anunciaba en el Parlamento que la Xunta de Galicia presentaría próximamente la Estrategia gallega de atención a la soledad no deseada, una iniciativa pionera a nivel estatal que procura minimizar los efectos de este fenómeno y mejorar la calidad de vida de las personas de más edad.
En exclusiva, entremayores ha tenido acceso al borrador de este documento que, como expresó la conselleira, “nace con la finalidad de ser participativa y de contar con un amplio consenso social, ya que Galicia será la primera comunidad en desarrollar un plan en este ámbito”. Este es el motivo por el que todavía se está culminando el contenido de la estrategia, pues en él están colaborando la Fegamp y las entidades, organizaciones y sociedades científicas más representativas del sector de la atención a los senior en la comunidad.
La estrategia regional que prepara la Consellería de Política Social –a través de Dirección Xeral de Maiores e Persoas con Discapacidade– aborda la soledad como un problema multidimensional, que viene determinado por diversos factores individuales, culturales y sociales y, por lo tanto, no puede ser analizado desde la intervención de una única política ya sea sanitaria, social, sino que, recoge el texto, “requiere una buena coordinación de políticas y la implicación activa de distintos actores”.
PUNTO DE PARTIDA
Entre los informes preliminares que sirven de base para el desarrollo del documento destaca, como factor de riesgo relevante para la soledad, la edad, de ahí que se trata de un fenómeno que afecta de manera especial a los senior.
En cualquier caso, y más allá de la edad, la sociedad –sea a nivel europeo, español o gallego– está viviendo una transformación demográfica paralela a un cambio en las estructuras familiares. “El aumento de la esperanza de vida, junto a la reducción de la natalidad, dan lugar a sociedades más envejecidas, lo que genera una transformación de la estructura familiar, dando lugar a una crisis de cuidados en la que las familias a menudo no disponen de la capacidad de cuidar a sus miembros de avanzada edad”, recoge el borrador de esta estrategia.
Este hecho sirve, por tanto, para contextualizar el contenido del documento.
Además, el factor de edad está doblemente relacionado con la cuestión de género. En primer lugar, la mayor esperanza de vida de las mujeres genera tasas de viudedad más elevadas entre estas que en los hombres. Asimismo, se añaden los problemas de salud durante la edad avanzada y sus limitaciones económicas, lo que las convierte en un grupo de riesgo y las hace necesitar un mayor apoyo. Y es que, en líneas generales, las mujeres tienden a reportar con mayor frecuencia sentimientos de soledad que los hombres.
Por otro lado, la salud puede ser un factor limitante para la movilidad y la participación en actividades de interacción social. Además, los problemas de salud generan un sentimiento de necesitar más apoyo e influye por tanto en la percepción subjetiva de soledad. Es decir: las personas con mala salud tienen diez veces más probabilidad de sentirse solas o socialmente aisladas.
¿QUÉ OCURRE EN GALICIA?
Poniendo el foco de atención en la comunidad gallega, la estrategia parte del hecho de que existe un desconocimiento sobre cuántas personas se encuentran en situación de soledad no deseada en Galicia. “La falta de datos estadísticos que permitan dimensionar el fenómeno en la región es, por tanto, un reto importante para abordar el problema”, recoge el documento.
La edad es una variable determinante, aunque no única, a tener en cuenta en el abordaje de la soledad en Galicia. La salida del mercado laboral, la reducción por distintos motivos de las relaciones sociales y, en ocasiones, la reducción de la movilidad por el deterioro físico, hacen que el riesgo de soledad no deseada se incremente en las personas con más años. Así, con el aumento del grado de vulnerabilidad, lo hace también el de la posibilidad de sufrir los efectos de la soledad.
En mayores dependientes, señala el borrador de la estrategia, “es una brecha muy grande: su calidad de vida empeora, comen peor, no hacen una dieta adecuada, desajustan temas de higiene… debería haber mayor seguimiento, pero ellas no lo verbalizan o no lo quieren decir”.
El caso de las personas de más edad, aquellas que superan los 80, es especialmente relevante, representando más de un tercio del total de las personas mayores de 65 años que viven solas.
Más allá de la definición objetiva de soledad no deseada, “podemos considerar también en esta realidad a aquellas personas que en su vida habitual no tienen un cuidador o familiar cerca”. De nuevo, entra en juego la incidencia directa de la edad como factor de riesgo, al hacer referencia, principalmente, a personas mayores de 65 años que se han ido quedando sin apoyos personales ni sociales, agravando esa situación de riesgo por su condición de vulnerabilidad y su deterioro físico y psicológico.
De hecho, la multidimensionalidad del fenómeno, según detalla el texto, “hace que no podamos definir un perfil único de personas en soledad no deseada, sino que cada persona desarrolla sus vivencias, necesidades y problemas de un modo determinado, lo que dificulta la “objetivación” del problema. Se trata, por tanto, de una vivencia “subjetiva”, de un sentimiento al margen de la situación de acompañamiento, donde el hecho de vivir solo no es sinónimo de sentirse solo.
LÍNEAS DE TRABAJO; PUNTOS CLAVE DE LA ESTRATEGIA
Presentado un extenso estudio y análisis del fenómeno de la soledad y su factores de riesgo, y entrando en detalle sobre el contenido, el plan de la Xunta se orienta en cinco líneas estratégicas: la prevención, con el impulso de actividades que favorezcan las relaciones sociales; la detección, a través de la implicación de toda la sociedad; la intervención, con la puesta en marcha de actuaciones que atajen situaciones de soledad no deseada; la visibilización, para dar a conocer el problema; y la cooperación entre las Administraciones, las entidades sociales y el tejido empresarial.
La reciente crisis sanitaria ha puesto de relieve la necesidad de afrontar el fenómeno de la soledad y dar una respuesta pública y social que permita apoyar y acompañar a las personas más vulnerables ante esta situación.
El arranque de este abordaje insiste en la implantación del Modelo de Atención Centrado en la Persona (ACP), que exige ubicar a la persona en situación de soledad no deseada o en riesgo de estarlo en el centro de la atención, reconociéndola como agente central y activo, desde una apuesta por su autonomía y derechos. En este sentido, elementos como la autodeterminación, la accesibilidad, la normalización, el autocuidado, la toma de decisiones compartidas o la escucha activa adquieren especial relevancia en la orientación de las acciones de este plan.
En la lucha frente a esta problemática que sufren tantos mayores, según recoge la estrategia, es determinante “la articulación de un enfoque preventivo que actúe antes de que el fenómeno aparezca y se cronifique en las personas más vulnerables”. Esta es, por tanto, una de las prioridades que se marca esta estrategia y uno de los retos a conseguir, dirigiéndose a promover aquellas actuaciones necesarias para lograr empoderar a las personas en riesgo, dotándolas de las herramientas para enfrentar su soledad y reducir los factores de riesgo.
En este punto, destaca asimismo la promoción del envejecimiento activo: “la estrategia aspira a promover la sociabilidad de las personas mayores y en situación de dependencia, así como de las personas cuidadoras, trabajando su motivación y resiliencia, buscando la integración social en positivo. Pero esta integración y el fortalecimiento de las redes de apoyo pasa necesariamente por implicar a la comunidad, al vecindario, al barrio, al pueblo en la respuesta, generando vínculos entre las personas y su entorno”.
Así pues, y entre otras actuaciones, la Consellería de Política Social prevee el refuerzo del contacto con las personas en riesgo de vulnerabilidad para informar de los recursos disponibles e incentivar su participación, así como el impulso de la formación de las personas en riesgo de soledad, mejorando sus capacidades y autoestima.
También se desarrollarán actividades destinadas a mantener activas y vinculadas con su entorno a fin de fortalecer la red de apoyos y se pondrán en marcha acciones de información y sensibilización sobre qué es la soledad y sus riesgos para los senior.
Las relaciones intergeneracionales y la promoción de proyectos que desde el ámbito vecinal contribuyan al bienestar de las personas que se sienten solas serán otras dos claves dentro de esta línea de prevención.
En segundo lugar, el documento profundiza en la detección de los casos, una tarea que se realizará en colaboración con los colectivos implicados en la atención. En este contexto, señalan, “se hace necesario dotar de herramientas y recursos a los agentes que están en contacto directo con la población mayor, población con discapacidad, y otros perfiles más vulnerables ante la soledad, para poder detectar estas situaciones, y que estas sean derivadas a los recursos, programas y/o proyectos destinados a paliar su efecto”. Destaca, en este sentido, y en colaboración de las entidades locales, la elaboración de un mapa o censo de personas en situación de soledad no deseada.
DE LA INTERVENCIÓN A LA COOPERACIÓN: RESPUESTAS ESPECÍFICAS
En la tercera línea estratégica de la estrategia se abarca la intervención y el acompañamiento necesarios para paliar los efectos de la soledad y apoyar a la persona en su proceso de recuperación de un proyecto vital de calidad. Esto se consigue, en primer lugar, protegiendo a las personas que sufren aislamiento y garantizando la cobertura básica de sus necesidades; y, en segundo término, respondiendo a las necesidades emocionales como fundamento para un bienestar y calidad de vida óptimos.
Destacan, en este punto, tres innovadoras propuestas: la creación de un teléfono de atención a la soledad; el lanzamiento de un programa específico contra la soledad no deseada en los centros residenciales; y la puesta en marcha de un proyecto piloto que sirva de experimentación, con base local y participación amplia y que conjugue a todos los actores del ámbito público y privado para fortalecer las redes de apoyo para la prevención, detección y atención a las personas en riesgo o en situación de soledad.
Por último, el documento pone el acento en la importancia de la colaboración público-privada, de manera que se ofrezca “una respuesta ante este reto desde una perspectiva institucional y de relación de los poderes públicos con el ámbito privado”.
Es decir, además de las actuaciones a desarrollar desde las políticas de la Xunta, uno de los pilares en los que se insiste es “la necesidad de que las iniciativas puestas en marcha cuenten con la colaboración de la sociedad civil, del tejido comunitario y en especial con el tercer sector, por ser un actor cercano a las personas y sus necesidades”.
Las fórmulas de articulación de esta colaboración desde el punto de vista financiero, según se detalla en el borrador, pueden ser a través de la contratación, subvenciones o convenios, pero igual o más importante será la creación de espacios comunes de trabajo.
UNA ACTITUD PROACTIVA Y COMPROMETIDA
Tener un conocimiento más profundo sobre la realidad de la soledad no deseada en Galicia y generar un ecosistema que promueva la innovación social relacionada con este fenómeno es una de las líneas desarrolladas en la estrategia. Se trata, recoge el borrador, de conseguir que la sociedad gallega se muestre sensible, implicada y tenga una actitud proactiva y comprometida con la lucha frente a la soledad no deseada.
La atención sobre este fenómeno es relativamente reciente y, más allá de estereotipos sobre la soledad y su caracterización, existe gran desconocimiento sobre su alcance real y la situación de las personas que la sufren en esta comunidad autónoma, por esta razón la estrategia presta atención al conocimiento y sensibilización de esta problemática.
El conocimiento de esta realidad lleva consigo la percepción común de que es un reto social compartido y, por tanto, constituye una oportunidad para desarrollar iniciativas de innovación social, máxime cuando la solución al problema pasa, precisamente, por la respuesta social. De ahí que la estrategia incluya en esta línea estratégica el impulso a la innovación social.
Por último, hay que resaltar que si hay un denominador común a lo largo de la estrategia es el protagonismo que la sociedad ha de asumir sobre cómo se afronta la lucha contra la soledad no deseada, guiada por el principio de corresponsabilidad. Pero para ello,señalan, “es necesario contar con una sociedad gallega sensibilizada ante el problema”.
La puesta en marcha de un Observatorio de la soledad no deseada en Galicia, centrado en la detección de la realidad –causas, dimensión, caracterización– y la evolución del fenómeno y las necesidades de las personas que la padecen, es una de las propuestas destacadas en este sentido. Asimismo, el documento recoge la intención de crear un banco de buenas prácticas y experiencias sobre soledad no deseada en esta región.


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